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jueves, 17 de julio de 2014

PERCEPCIÓN CATÓDICA. CABALLO DE TROYA.

¡Qué locura tan grande, pobres ciudadanos! ¿Del enemigo pensáis que se ha ido? ¿O creéis que los dánaos pueden hacer regalos sin trampa? ¿Así conocemos a Ulises? O encerrados en esta madera ocultos están los aqueos, o contra nuestras murallas se ha levantado esta máquina para espiar nuestras casas y caer sobre la ciudad desde lo alto, o algún otro engaño se esconde: teucros, no os fieis del caballo. Sea lo que sea, temo a los dánaos incluso ofreciendo presentes.
Eneida, Virgilio, Libro II.

El texto de Virgilio es el que mejor describe lo ocurrido con el famoso equino de madera. La Odisea  lo trata episódicamente y la Illiada lo dibuja esquemáticamente. Así que si pensábamos que todo lo referente al famoso caballo fue creado por Homero, estábamos equivocados. El desacierto ha sido utilizado como propio "caballo de troya" para enmarañar su significado metafórico en la narración occidental. Con el paso de los años la figura mítica se ha transformado en figura narrativa recurrente en la diégesis universal. Bien, nosotros lo utilizaremos para finiquitar la primera temporada de Warehouse 13 y vaticinar el final de Firefly. Lo primero que nos puede llamar la atención es una desigualdad. Un final de serie no es un final de temporada, y más una como la creada por Whedon donde ni él mismo se creía la cancelación de su show. Quiero decir que con Warehouse 13 asistiremos al típico cliffhanger y con Firefly, se producirá una especie de cortocircuito solamente restablecido, años después, con el film Serenity.


El show no se ha cansado de utilizar figuras, herramientas, útiles mitológicos para disfrazar sus desarrollos narrativos durante toda la temporada y en su conclusión tenía que recurrir a un verdadero fuego artificial digno para la ocasión. La figura del Fénix era la apropiada por su relación con el fuego, auténtico protagonista destructor de este último capítulo. El ave mítica que regresa una y otra de las llamas proclamando su inmortalidad, es utilizada por su elemento mimético, el personaje de Macpherson, otra ave fénix de la serie. Siempre sobrevive, mucho más poderoso de los rescoldos de las cenizas de episodios anteriores. Su presentación fue antológica (Implosion) y sus apariciones posteriores, aunque solamente se le nombren son ejemplares (Breakdown) hasta su resolución final en el capítulo anterior a éste (Nevermore).
El episodio se convierte en uno de anzuelo al principio, hay que captar la máxima atención escópica para después provocar la frustración de dejarte colgado con el ya citado cliffhanger. Empezamos con Macpherson y Artie, quince años atrás formando equipo. Ambos están intentando salvar a alguien de un incendio. El fuego estará presente, como ya he dicho, a lo largo de todo el metraje. Asistiremos a la ruptura entre los dos. Macpherson optará por desobedecer a su compañero, eligiendo el lado más lógico en el salvamento de un ser humano. Se adentrará en el interior del esqueleto de armazón del edificio para salvar a alguien. El personaje se presenta como ejemplo de insubordinación ante el drama humano, es decir se deja llevar por las pasiones frente al hieratismo y profesionalidad de Artie, que se niega a salvar a esa persona.


Desde el comienzo, los creadores planifican su particular "caballo de troya". Confunde los propósitos de los actantes. Macpherson se posiciona en el lado emocional mientras que Artie en el racional, más tarde como ya hemos sido testigos, los roles se intercambiarán y uno se pasará al bando contrario y viceversa. La confusión se materializa en el mundo de las pasiones y en el de las razones. O quizás ambos caracteres siempre estuvieron en sus lados correspondientes y ahora es cuando se muestran sus verdaderos objetivos. En cualquier caso, la mascarada continúa hasta llegar a la actualidad cronológica de la serie. Pete y Mika creen por fin estar tras la pista de Macpherson y lo consiguen atrapar, con ayuda de Artie. Pero lo que no saben es que Macpherson ya ha posicionado su "caballo de troya" en uno de los integrantes del equipo del Warehouse 13. A partir de este punto, además de intentar retener a Macpherson (a la manera starwarsiana de congelarlo), la trama dará un giro detectivesco con el único fin de averiguar quién es el traidor. Claudia se llevará todas las papeletas cuando descubran que la joven integrante del grupo conocía a Macpherson y que la ayudó a ella y a su hermano (Claudia).


Pero, y como los troyanos, cuidado con los regalos helenos porque el engaño no es haber atrapado al archienemigo sino el comprender hacia donde nos llevará tal acción: a la destrucción del Warehouse 13 y a un plano impagable. Artie consciente de su equivocación y atrapado en el túnel de salida del almacén, se ve perdedor y la lengua de fuego a su espalda refleja en su rostro su equivocación, aunque digámoslo ya, parece otro truco. Uno que nos lo explicarán en las sucesivas temporadas siguientes. La sucesión rompe el mecanismo de sorpresa. O más concretamente, como veremos a continuación, la narración de este episodio es un "caballo de troya" construido sobre otro.



El título del capítulo es basura, que es donde irá escondido el objetivo de la trama. También acabará un personaje rodeado del mismo deshecho, como si fuese un aqueo parapetado a punto de asaltar los palacios de Troya. Pero no adelantemos acontecimientos, más bien analicémoslos. El tiempo es usado, otra vez como constructor narrativo. El relato comienza en un futuro, aunque bien podía ser el presente narrativo objetivo del espectador, en cualquier caso, toda la narración estará sostenida sobre un flashback. Un retorno al pasado de los hechos para comprender porque el capitán Mal se encuentra solo y desnudo en un ambiente desértico.


También, curiosamente, será un episodio en el que volvamos a recordar a otros personajes y sus acciones. Por ejemplo, la presentación de Saffron no nos coge por sorpresa, es más nos ilusiona, sobre todo por su turgente cuerpo que ya usó a modo de sirena con los integrante de la Serenity como ya vimos en Our Mrs Reynolds o la razón de la traición de Jayne en Ariel. Pareciese  que el pasado, una y otra vez, fragua estos elementos distribuyéndolos de tal manera que fuesen posicionamientos éticos sobre las actitudes de ambos personajes, por los cuales va varando la traición. Es decir, juzgarles por sus acciones pasadas, como si en la tripulación todos sus integrantes tuviesen algo por lo que estar orgulloso en su pretérito. Como ya vimos incluso con Inara en Heart of Gold, todos tienen heridas que sanar, y eso es precisamente lo que les hace ser personajes ricos y complejos en la historia. El pasado herido hace avanzar la narración transformándose en el verdadero "caballo de troya" argumental del capítulo y que reside, curiosamente en un plano conceptual. Todo está en la mente de Mal, por tanto lo que vemos es un viaje a su pensamiento mientras él divisa en la lejanía una puesta de sol, completamente desnudo. Es el plan perfecto diseñado por el ilusionista Whedon. Una historia pensada por un creador que a su vez es escenificada por su personaje y que, al mismo tiempo, hace involucrarse a su confidente, el espectador. Un truco malabar ejecutado y realizado perfectamente pero que tiene un fallo. El no haber sabido evolucionar en los mecanismos narrativos constructivos. Es decir, para uno que no conozca a Whedon, le parecerá maravillosa su magia pero para los que le conocemos, o le hemos ido conociendo a través de sus shows (es mi caso por ejemplo), ya es un poco tarde. La sorpresa argumental a estas alturas de la película se presenta cansina y el artificio se nos muestra aburridamente repetitivo. La complejidad constructiva de este "caballo de troya" se derrumba por su propio peso. Esta vez los troyanos harán caso a Virgilio. La prueba la tenemos que el próximo capítulo de la serie será su último. ¿Cómo nos sorprenderá el señor Whedon? ¿Con otro "caballo de troya"? Estaremos expectantes...