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viernes, 20 de febrero de 2015

ENCRUCIJADA DAIKINI. (2014).


Lo hemos conseguido, ya vamos por el tercer año. Aunque con alguna que otra ralentización debido a mil causas, aquí seguimos en nuestra trinchera cultural favorita para poder ofreceros un surtido de fantasía, magia y espectacularidad pero también de crítica, análisis y opinión. Ahí sigue Madmartigan esperando a alguien o a algo que lo rescate y por ahí vienen Willow y compañía prestos a realizar tal acción o no. Ha pasado un año y la sensación que uno tiene es contradictoria. Por un lado, a nivel personal mi vida ha dado un giro de trescientos ochenta grados, decelerando mi ritmo creativo hasta unos límites insospechados y por otro, un vértigo por ese cambio. De pasar a tener más tiempo para poder desarrollar "mis cosas" a tener un par de horas al día para poder llevarlas a cabo. Es un cruce de alegría y tristeza, de confianza y traición, de libertad y aprisionamiento, en definitiva, de lo que trata la vida. Pero el reloj de pared de la vida creativa tiene que seguir, aupándonos con más responsabilidad que antes pero reforzando la ilusión primigenia con la que empecé este blog y todos mis proyectos. Con ese motor empiezo una nueva temporada, con nuevos proyectos (CIUDAD DIVIDIDA o MINVS II se acerca), nuevas secciones (Una Noche en la Filmoteca) y nuevas sorpresas pero sin dejar de lado los otros elementos que me han provocado alegrías y decepciones a la par.
La imagen congelada del film de Ron Howard nos habla a las claras de qué deseamos hacer. ¿Ser Madmartigans o Willows? ¿Convertidnos en rescatados o en rescatadores? La Fortaleza de Nintes sigue entre vosotros para responderos.

NOTA: el esquema de búsqueda es idéntico al del año pasado. Debajo tenéis el nombre de cada sección (en negrita) y seguido el capítulo correspondiente actualizado. Una vez más si queréis seguir en esa sección solamente tendréis que seguir la numeración de dicho capítulo, si los hubiera.

-SESIÓN CONTINUA. (Críticas de films de serie B,westerns, de autor, de aventuras, etc, etc,...).
  XI. Tributo a la mirada primigenia.

-BLOG. (Reseñas y análisis de películas, de opinión, trabajos de Scifiworld y poesía).
  Oda.

-LA CAÍDA DE DUNDEE. (Toda la información concentrada acerca del universo de MINVS).
  XIX. Hoja de personajes. Lepanto.

-PARTITURA NOCTURNA. (Reseñas de bandas sonoras).
  VIII. El secreto de una Saloma.

-PERCEPCIÓN CATÓDICA. (Análisis de series de televisión).
  Lo ridículo.

-HOJA APERGAMINADA. (Reseñas de libros y cómics).
  XI. Canción de Hielo y Fuego. Juego de Tronos. Capítulo 0. Intenciones.

-PASANDO EL LUDOMINGO. (Reseñas de juegos de mesa, de carta, de dados, rol, etc, etc,..).
  Cadwallon. Ciudad de Ladrones. Capítulo 6. El Maestro Alquimista.

-LOS TEMÁTICOS DEL MES. (Especiales monotemáticos que aglutinan diferentes secciones en  una, utilizando un tema como eje común para su desarrollo).
  I. De espadachines y otros menesteres.

lunes, 16 de febrero de 2015

PASANDO EL LUDOMINGO CON EL SÍMBOLO ARCANO. CAPÍTULO 5. EXTRAÑAS VISIONES... EN LA CALMA.



"Soñé la destrucción de vuestra insulsa sociedad. Empecé con los Imperios reinantes, después vendrían las sociedades hipócritamente democráticas para, por último desestabilizar el reino animal. Sería un trabajo fácil solamente haría falta una cosa: sembrar la duda. ¡Despertadme y os concederé el beneplácito de ser testigos del Apocalipsis."

Otra noche más en el interior del museo más lovecraftiano del mundo. ¡Bienvenidos al misterio y la aventura! Hemos conseguido más Símbolos Arcanos y hemos hecho frente a más peligros. Sin duda alguna, nos estamos acercando al final del juego o al final de nuestras vidas. ¿Qué pasará? ¿Venceremos al Rey Amarillo?

Empecemos con la señorita Barnes que parece salir de un peligro para meterse en otro. La gánster se enfrentará con adoradores de Hastur y con bestias mitológicas, consiguiendo valiosos objetos.



Todavía se encontraba en un auténtico éxtasis. Y no era por lo que había vivido desde que eligió penetrar en una caja y mantenerse escondida un buen tiempo hasta llegar al Museo. No. Sus aspiraciones se habían colmado con creces. Entre  sus manos de porcelana tenía un libro, pero no uno cualquiera. Era uno recubierto de una piel rugosa y cuyo interior estaba escrito con una peculiar tinta roja, sangre humana. Lo que llevaba Jenny consigo era el famoso y, según algunos, perdido Necronomicón, El libro de los Muertos. Lo estuvo mirando detenidamente sin pestañear mientras se alejaba del almacén, pensando en la cantidad de dinero que podrían darla por semejante tesoro literario. Atrás quedaban los ataques de bestias mitológicas o presencias demoníacas, sólo importaba poseer el afamado incunable. Perdiéndose en su partiular cuento de la lechera, también se olvidó de la joven que la ayudó a escapar de las garras del Gul. A cada paso dado, no dejaba de pensar en el dinero que recibiría de parte de su socio McGlen. Con esa cantidad podría jubilarse del mundo del hampa, aquel que la había concedido una oportunidad para sobrevivir. De pronto empezó a oír gritos seguido de un tumulto, como gente corriendo. Jenny se detuvo en seco en el tercer paso que dio hacia la salida. Oía cada vez más cerca las voces desde los pasillos que conformaban la laberíntica estructura del Museo. Inconscientemente, apretó el Necronomicón fuertemente contra su pecho y decidió esconderse en una esquina, acurrucada como una niña traviesa por haber hecho algo prohibido. La señorita Barnes estaba detrás de una estatua y junto con la oscuridad reinante, transformada en su aliada perfecta, su parapeto parecía el más sofisticado de los escondites. Los gritos se aproximaban hacia donde se encontraba. Las sombras empezaron a desfilar delante de su rostro. A la primera de ellas no prestó mucho caso, pero a medida que iban apareciendo empezó a alzar su cara viendo como un ejército de encapuchados corrían poseídos hacia el otro lado del pasillo. Al principio no entendía sus palabras pero después se volvieron más inteligibles, a medida que se acercaban a su posición. Eran comentarios que solamente tenía un hilo conductor: ¡Tiene que estar por algún lado! Rápidamente la joven pensó en ella. ¡La habían descubierto! A medida que llegaba a esa conclusión, sus manos no dejaban de sostener fuertemente el libro, reduciendo su estrés al mismo tiempo que la masa terminó por desaparecer de su mirada. El silencio regresó para gobernar el lugar. Pasaron unos interminables segundos hasta que la cabeza de la diletante surgió de detrás de la estatua. Miró en ambas direcciones sutilmente y se incorporó lentamente. Pensó que no sería muy buena idea tomar el pasillo por donde había ido la turba, así que dio marcha atrás. Al voltearse se percató de que un pequeño rayo de luz señalaba su turgente pecho. Le bastó un ligero movimiento para darse cuenta de que detrás  no había una pared, sino una puerta que se empezaba a entreabrir a medida que su cuerpo hacía presión. ¡Una habitación secreta! Pensó y rápidamente se introdujo en su interior. Era una biblioteca en miniatura. Jamás iba a olvidar esta noche. Tenía en sus manos uno de los libros más buscados del planeta y quizás, quién sabe, podría encontrar otro en singular lugar. La habitación sólo tenía una ventana cuadrada y el resto eran cuatro paredes enmoquetadas en estanterías de libros. Los había de varios tamaños y compartían espacio sin mostrar ningún tipo de predominio. Jenny los miró de pasada y fantaseando con su interior. Al llegar a la ventana miró más allá del museo pero no pudo ver nada. Una espesa niebla la impedía ver con claridad la calle. Pero repentinamente pudo ver una forma que se le aproximaba rápidamente. No la conocía al principio pero cuando apareció el rostro reptiliano alado la recordó.
     —¡OTRO! —Se apartó violentamente de la ventana.
El graznido llegó antes que el ruido. El impacto fue brutal. La cabeza de un  Byakhee se incrustó en el marco de la ventana. Los cristales se hicieron añicos saltando con una virulencia inusitada. Uno de ellos rajó la bella mejilla izquierda de la señorita Barnes. La joven se echó para atrás al mismo tiempo que dejaba caer el Necronomicón y sacaba su pistola. La bestia empezó a berrear de tal manera que pronto se empezaron a oír pasos corriendo hacia la habitación. El animal azulado empezó a aletear intentando salir del marco de la ventana e intentando morder el cuerpo de Jenny. La joven no perdió el tiempo y descargó todo el cargador de su pistola sobre la nerviosa presencia animal. Sus alas se convirtieron en coladores. Ya no podría volar pero sí morder, y siguió insistiendo en acercarse a su presa. No sabía cómo pero se había metido en una trampa, era como concentrar una Tempestad en una Tetera. No sabía cómo iba a salir de ahí, sobre todo cuando la puerta empezó abrirse lentamente y un manto amarillento se dejó caer, rozando el suelo de madera de la biblioteca. Uno de los adoradores de Hastur, el más rezagado pensó Jenny se preparaba para el ataque. Éste alzó sus corpulentos brazos para asfixiar a la joven, pero la señorita Barnes tenía mucho oficio aprendido en las calles de Arkham y, sin miramientos como un rayo, lanzó su pistola hacia una estatuilla situada en la esquina derecha del atacante. La figura cayó a su cabeza, haciéndole detenerse de dolor y haciéndole ganar un tiempo precioso a Jenny. En ese momento, el Byakhee se desencajó del marco de la ventana y se lanzó hacia la joven pero ésta fue más rápida y se agachó dirigiéndose hacia la puerta y haciendo que la bestia se encontrase con el aturdido adorador del Rey Amarillo. El infernal reptil se abalanzó sobre su desconcertada presa mordisqueándole parte de su rostro. El hombre empezó a berrear cuando su piel era roída por la bestia. Jenny se disponía a abandonar la biblioteca cuando miró el objeto que la había salvado la vida. Era muy extraño, una Estatuilla alienígena. Los gritos la desconcertaban mientras el emisario de Hastur se retorcía de dolor siendo devorado vivo por el Byakhee. No perdió más el tiempo y cogió la estatuilla, si la había salvado en ese momento la podría salvar en otro pensó y rápidamente desapareció de la habitación. Allí se quedaron los huesos de un hombre mientras el animal se arrastraba hacia la ventana, pensando tal vez que podría retomar el vuelo cuando lo que hizo fue caer al vacío."


Un efecto de una de las cartas de Mitos perjudicó en la tirada de dados de Monterey Jack haciéndolo que perdiese la oportunidad de ganar otro suculento Símbolo Arcano. Los efectos de terror le supusieron perder su oportunidad. Algo vio el arqueólogo en la Meseta de Leng que le petrificó de miedo, pero ¿qué fue?...


"No podía abrir sus ojos y sentía un calor intenso que lo ahogaba lentamente. Sus parpados estaban sellados por una potente luminosidad. No podía verla pero la percibía. Era como cuando una persiana está bajada a mediodía. Aunque la superficie esté cerrada los rayos solares se filtran por sus agujeros. Lo único que sentía a su lado era la presencia de Duque, olisqueándolo y babeándolo. El sudor empezó a extenderse por su cuello al mismo tiempo que sus manos se deslizaban por un manto de hierba. Empezó a estar intranquilo cuando Duque comenzó a  ladrar precipitadamente. El pelaje del perro se erizó como si se tratase del de un felino comenzando a salivar rápidamente.
     —¡Ey! ¿Qué te pasa chico? —Intentó tranquilizarlo poniendo su mano derecha sobre su cabeza pero no pudo conseguirlo, porque al poco tiempo, Duque salió disparado hacia ninguna parte.
     —¡DUQUE! ¡DUQUE!
Monterey no pudo esperar más, no era ese tipo de hombre. Así que decidió arriesgarse, incorporándose al mismo tiempo que intentaba abrir sus ojos. La retina empezó a  alimentarse del fogonazo luminiscente de un sol. El arqueólogo se cubrió su rostro con sus manos para que la primera impresión no le supusiese un daño irreparable. Al principio solo podía ver perfiles desenfocados en la lejanía pero lentamente se fueron formando elementos más definidos, como picos montañosos para después pasar a matojos y rincones de vegetación. Sus ojos estaban sumergidos en lágrimas mientras se mantenía atento  a todo lo que le rodeaba. Se encontraba en una especie de meseta pero una especial. Estaba guardada por una cordillera al norte de sus ojos y sobre sus pies se entendía una extensa planicie donde la hierba crecía poco y en determinados sitios concretos, a la asombra de esqueléticas ramas de árboles disecados por una presumible sequía eterna. Monterey miró en busca de algún tipo de poblamiento humano pero no encontró ningún resto. A cada paso dado, sus pies iban pisando hojarasca y hierbas con tonos marrones arañándolo. Siguió caminando totalmente desorientado por los alrededores. ¿Dónde demonios estaba? Se preguntaba una y otra vez. Lo último que recordaba era su acción desesperada de introducirse en un portal para poder escapar de las garras del culto a Hastur y de cómo había ido a parar a su cónclave secreto. Había sido una larga historia que los ladridos de Duque interrumpieron. Monterey se dirigió hacia el perro, que lo esperaba bajando una ladera. El arqueólogo se detuvo justamente donde se encontraba el animal sin parar de ladrar. Humano y perro se encontraban cerca de una construcción humana. Una gran muralla les impedía ver más allá.
     —¡No puede ser! —Se extrañó mientras se acercaba al muro de piedra, tocándolo con su mano derecha—. Pe…pero…
El arqueólogo empezó a recordar, regresando al libro que le abrió todos los secretos a cerca del Rey Amarillo, Cultos Inconfesables. Había estado estudiándolo durante toda su vida y parece que la muralla que tenía ante él, le era conocida. Recordó que entre muchas de las residencias, o supuestas localizaciones, de Hastur en este planeta una de las más queridas por el Rey Amarillo era una ubicada en Mongolia, concretamente en la lejana y misteriosa Meseta de Leng. No podía ser, era algo imposible. Si hace un rato estaba en el museo de Arkham, en Estados Unidos cómo había ido a parar a Mongolia. Era algo inconcebible al menos que estuviera equivocado. Duque empezó a aullar desconsoladamente, parecía asustado de algo. Monterey se dio la vuelta y miró asombrado la presencia de una extraña sombra que se cernía sobre ambos. La sombra dibujada sobre la pared iba creciendo rápidamente y, a la vez, le iban saliendo diferentes patas peludas de un centro que se expandía. Ante el arqueólogo había una araña del tamaño suyo, aproximándose peligrosamente. No era normal, su tamaño desafiaba cualquier regla natural conocida hasta ahora. Pero lo que más asustaba al hombre no era el tamaño desproporciona que también, lo que más odiaba Monterey en esta vida eran a los arácnidos, tenía auténtica aracnofobia y una de ellas empezaba a rozarla su pie. La espalda del hombre chocó contra el muro de piedra mientras Duque no dejaba de encabritarse ladrando sin piedad. La sombra de la araña los engulló por completo..."


Y por último nuestra estudiante favorita Amanda, que no deja de descubrir cosas nuevas. Pistas que la permitan adentrarse en dimensiones desconocidas y encontrar elementos que la hagan aumentar su conocimiento, pero también su bolsa de valiosos objetos.


Parecía que estaba levitando pero eso era imposible. Cómo podría hacer eso, era algo sobrenatural aunque bien visto, ella se dedicaba a lo sobrenatural y lo que había presencia en el Museo no era nada normal. No sabía dónde se encontraba, había sido succionada por un Portal y ahora flotaba en una especie de limbo existencial. Sentía a veces frío y otras, calor. Una brisa la escupía constantemente indicándola la temperatura a la que iba su cuerpo. Además sentía una velocidad que por momentos deceleraba y parecía detenerse para después continuar el ritmo incrementándose. La primera sensación que tuvo fue la náusea pero después vino la estabilidad, seguida de algún que otro espasmo apunto de hacerla vomitar. Una arcada seguida de un asombro cuando pasaba por los lugares más extraños y sombríos que se podía imaginar en algunos casos, y que jamás en su vida podría haberlos conocidos, en otros. Era un auténtico viaje a lo desconocido que por un lado la aterraba y por otro la fascinaba. Pasó de fogonazos de luz a una auténtica oscuridad y en ese momento se acordó de la Lámpara de Alhazred. Introdujo su mano derecha en su mochila y la sacó lentamente. Mágicamente la luz empezó a iluminar los alrededores y como si respondiesen a la llameante luz rojiza que desprendía el objeto, enseguida empezaron a aparecer junto a la estudiante ejércitos de medusas. Amanda pudo ver lo que parecía un mar azulado y ella estaba sobre el mismo. Agitó la Lámpara y las medusas que se acercaban a ella desaparecieron de su alrededor. Inesperadamente creyó ver un templete en medio del océano y sin saber muy bien dirigió la Lámpara de Alhazred hacia el lugar. Inmediatamente sus pies tocaron tierra firme y caminaron sobre una superficie de granito. La estudiante se encontraba sobre un templete con dintel abovedado y en el centro peristilado un pequeño altar con un libro abierto en el centro. Amanda se aproximó al objeto, engulléndola un aura misteriosa. Las manos de la estudiante empezaron a pasar página del libro. Parecía un Viejo Diario por las páginas pasadas. Alguien había llegado a donde había ido a parar y parecía que había escrito algo. Amanda dejó la lámpara en el suelo y sin que se diese cuenta, el objeto se hundió lentamente como si se tratase de arenas movedizas. Amanda se concentró en el libro, manteniéndola absorta. De pronto sintió un ruido y se dio la vuelta encontrándose rodeada otra vez del ejército de medusas grises y blancas. Sus manos empezaron a buscar nerviosamente la lámpara pero no encontraron nada. La segunda opción vino sola. Amanda sacó su Espada de Gloria por si la haría falta ante el inminente ataque pero, inesperadamente empezó a brillar una luz amarillenta de entre las letras que conformaban el Viejo Diario y rápidamente la luz aumentó engullendo a tiempo a la joven. Las medusas se abalanzaron hacia la nada. No había joven pero tampoco diario. Habían desaparecido y la oscuridad regresó a reinar en Otra Dimensión.” 

martes, 10 de febrero de 2015

PERCEPCIÓN CATÓDICA. MÉRITO EN LA INSOLENCIA.


Mucha de la presión de un show que podría cancelarse en cualquier momento te puede ayudar realmente. No lo hace en tu digestión, no lo hace en tu matrimonio pero lo hace en tu forma de contar una historia. Porque vas marcha atrás y piensas: ¿Qué es lo más importante que necesito sentir? ¿Qué es lo esencial de la historia? ¿Qué quiero contar de verdad?”
                                                                                                       Joss Whedon.

Pues vayamos al asunto. El Capitán Reynolds mira a su alrededor: el paisaje, una ceremonia, a sus participantes, a sus compañeros y después… ¿a nosotros?, ¿al espectador de Firefly? Último capítulo, última secuencia y último plano. Podríamos hablar de muchas cosas en este episodio pero nos volveremos minimalistas y lo haremos de un simple gesto. Aquel del que se abasteció y sigue haciéndolo un arte: de su mirada. Uno que, como hemos visto a lo largo de los catorce capítulos, está construido y premeditadamente  ubicado al final del relato. Todo tiene que seguir un ritual y Mal rompiendo la cuarta pared “brechtiana” lo finiquita haciéndolo de la manera más clara, observándonos. Pero, ¿qué miran sus ojos? Como he dicho antes, podríamos ser su centro de atención o quizás lo que esté contemplando sea algo más transcendental, el abismo que se cierne ante él (consciente por su mirada frontal) frente a la inconsciencia de  los suyos, perdidos en el funeral. Esto nos llevaría a otra cuestión. ¿Qué es el abismo? o concretamente, ¿qué es la mirada abisal? Cuando un personaje mira al abismo está declarando su insolencia con respecto al de otros. Ubica su prepotencia en el sagrado olimpo de los dioses narrativos realizando un ejercicio de constricción individual, consciente de su propio final incluido en la diégesis. Y por final no quiero decir muerte, sino simplemente cierre de una historia o termino de un personaje. Pero ya que nos encontramos en un funeral, no desentonaría para nada la idea de estar mirando al más allá. ¿Qué hay allende el abismo? Más allá existe el mundo sensible, no tangible, el contracampo alimentado por la mayor de las energías creadoras, la imaginación. Las interpretaciones se han ido multiplicando con cada episodio de Firefly pero en este momento, Whedon aparta su descaro creativo, dejando atrás el artificio para ofrecernos directamente su esencia. Las diferentes herramientas que conforman y hacen posible la secuencia, potenciándola (la cámara lenta, la música, los efectos visuales de la nieve cayendo) nos hablan de un momento trágico, pero no hay que engañarse porque no nos encontramos ante una elegía sino, más bien ante una despedida pero no una definitiva. Para aquellos que no lo sepan, el amigo Joss hizo una especie de secuela-sumario en el 2005 con su film Serenity. Si quiso con esta película reanimar a la mortuoria serie, no lo consiguió ayudándola a convertirla aún en más maldita que antes, quizás ese fue el objetivo desde el principio (“Firefly fue insoportable…” Whedon dixit).
Decir adiós nunca es fácil. Lo ridículo puede hacer acto de presencia y destrozar cualquier tentativa de despedida. La última secuencia tiene el honor o la obligación de cerrar un ciclo pero a Whedon no le interesa cerrar arcos argumentales más bien, acelerarlos. Y lo que nos ofrece el último plano es un salto al vacío en esa mirada de su protagonista. “Firefly cuenta la historia de nueve personajes mirando la negrura del espacio, observando nueve cosas diferentes.” Puede que al final y partiendo de esa hipótesis tan sutil como sencilla (son palabras suyas), esa mirada resuma en unos minutos el universo de su creador. Uno que empezó a expandirse a una velocidad que ni él mismo pudo contener, ni controlar, como ya dejó claro más arriba. El universo actante se multiplicó de tal manera que fue imposible describirlo todo. Cada integrante de la Serenity desarrolló su propio cosmos mezclándose sutilmente con una trama principal, sí es que la ha tuvo alguna vez Firefly, enriqueciéndola y en algunos casos, la mayoría de ellos, relegando su protagonismo. Cuando no tenían que hacer un trabajo para subsistir tenían que ayudar a algún personaje secundario, o incluso, episódico como somos testigos en este The Message. La trama se genera en el pasado bélico del Capitán Reynolds y de su lugarteniente, Zoë pero ensuciará al resto poniéndoles en aprietos.  
Todo eso ya pertenece al pasado aunque quizás, y con el éxito cosechado con Los vengadores (2012), cosa que parece no se le ha subido a la cabeza (Mucho ruido y pocas nueces, 2012), puede que algún día regrese a su universo de Browncoats. Siempre nos quedará una incertidumbre (quizás alimentada por él mismo): el misterio de cómo un afamado showrunner (creador de Buffy o Ángel) acabó siendo cancelado y después resucitado por sus fans (según él). O quizás es otra pieza más de su puzle creativo. Otro integrante más de su particular juego con el otro. Aquel con el que ha estado jugando durante todo este tiempo: romper sus expectativas ofreciéndoselas y transformándoselas en otras opciones. Nos puede gustar o no pero tiene su mérito, digo yo.

martes, 3 de febrero de 2015

HOJA APERGAMINADA (XX). CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO. JUEGO DE TRONOS. CAPÍTULO 5. EL LOBO Y EL LEÓN.


Te lo juro, jamás estuve tan vivo como cuando peleaba por este trono, ni tan muerto como ahora que lo tengo.
                                                                                                        Robert Baratheon.



Si bien es cierto que es el episodio que mejor adapta la novela de Martin hasta el momento, existen fallas narrativas en su descripción, que nos muestran las pequeñas diferencias. No cabe duda que respeta religiosamente cada capítulo dentro del libro y aquellos que no aparecen sobre el papel tampoco lo hacen en su versión catódica. Así que una advertencia, no sabremos nada de Dany ni de Snow por ahora. Estas diferencias estriban más en la forma que en el contenido, produciéndose vaivenes estéticos entre la literatura y la imagen visual. No es lo mismo aquello que imaginamos leyendo que lo que vemos en imágenes digitales. Lo primero es creado y lo segundo es producido. El proceso formativo de la lectura opera al mismo tiempo que su descubrimiento (lees luego imaginas por lo tanto ves) mientras que la opción visual, ya está construida, solamente tienes que contemplarla. Estas desigualdades, que pueden resultar insustanciales para algunos, resultan tornarse nucleares para los amantes del detalle, cosa de la que hace gala el escritor y repudian los productores. Todo desde la lógica aplastante del canon de la adaptación, cualquiera que sea, donde, y no hay que olvidar su condición industrial, el presupuesto posiciona a la creatividad.

CAPÍTULO V. (Desde la página 299 hasta la 375).
Para el que suscribe existe en esta parte de la novela un momento descriptivo que la enriquece, burdamente eludido en la serie y otro, magistralmente realizado pero desestimado en el libro. Empecemos por el final. Es un momento icónico crucial para la serie televisiva, que más tarde enlazará con la presentación del icono mismo: el dragón. Es aquel momento en el que Arya Stark alimentando su vena curiosa, se aventura por las mazmorras del castillo acabando en el interior de las fauces de la bestia mitológica.


La literalidad visual asume su protagonismo. La joven presintiendo una futura  riña por su indisciplinado comportamiento, se parapeta en el interior de una calavera de dragón al oír unas voces aproximándose. En la novela se describe la osamenta pero ni siquiera se menciona su origen, quizás porque no hace falta ya que unas hojas atrás se mencionaba la historia de los anteriores regentes Targaryen de Desembarco del Rey y de los trofeos de dragones que poseían.

"Poco a poco, los objetos que la rodeaban empezaron a tomar forma. Enormes ojos vacíos la miraban hambrientos desde la penumbra, y entrevió las sombras puntiagudas de unos dientes enormes. [...]. Arya se puso en pie y avanzó con cautela. Las cabezas la rodeaban por doquier. Tocó una con curiosidad, y se preguntó si sería auténtica. Rozó una mandíbula gigantesca con los dedos [...]. Arya sentía como si los ojos vacíos la observaran en la penumbra [...]. Se apartó del cráneo y chocó de espaldas contra otro, aún más grande. Durante un momento fue como si los dientes se le clavaran en el hombro, como si intentara arrancarle un bocado de carne. Arya giró en redondo [...]. Otra calavera apareció ante ella; era el monstruo más grande de todos [...]. Saltó una barrera de dientes negros altos como espadas, pasó como una centella entre mandíbulas hambrientas y se lanzó contra la puerta."

En la novela vemos que se potencia el suspense creando la ambientación pertinente, pero pareciese que es ninguneado por su autor, desplazándolo como si fuese uno más de los muchos momentos de su novela mientras que en la serie se le da un protagonismo exultante. Lo que de verdad interesa a Martin es lo que acontecerá más adelante con la conversación de los dos dos extraños caminando por la mazmorra. Para él, el nacimiento conspirativo es capital en su historia, dirigiéndola por este entramado lúdico de poderes y ambición que es Canción de Hielo y Fuego. En cambio para los creadores catódicos, es un momento oportuno para volver a presentar el componente fantástico de la historia, que se estaba diluyendo desde aquel lejano prólogo con la presentación de los Caminantes Blancos, y que será protagonista en un futuro con la presencia digital de los dragones. La importación estratégica de los showrunners de la serie no es para nada gratuita. Nos encontramos en el ecuador de la serie y nos están diciendo que la trama puede pivotar a un lado u a otro (combinando diferentes géneros) pero que el fantástico predominará en la misma, no ya solo en su génesis:


Sino en su nudo:




Y como veremos en su final:



De ahí la importancia vectorial de David Benioff y D. B. Weiss. Saben lo que quieren, y lo más importante, saben cómo hacerlo, es decir, cómo contarlo.

El otro momento es el de su sustracción descarada por parte la serie, sustituido por una imagen. Un plano general donde se puede contemplar, al fondo la fortaleza del Nido de Águilas y donde el ascenso por parte de Catalyn y Mya Piedra desaparece en favor del ritmo televisivo. La descripción literaria (motor de la misma) se evapora en la imagen desacelerada.


La odisea de las dos mujeres en un mundo gobernado por hombres se convierte en un desafío para ambas, sobre todo psíquico (la inclusión de la bastardía representada por Mya recuerda a la señora Stark que ella también tiene otro bastardo cerca, John Snow y que su sola presencia la recuerda su debilidad frente a su marido) y físico (casi a punto de perder la vida en el ascenso) para Catalyn. Es un momento donde la descripción es la pura táctica del escritor para mantener en perpetuo suspense al lector. A medida que los personajes vayan pasando por diferentes estados emocionales y físicos, representados en los diferentes pasos geográficos de la impotente torre, comprobaremos su enseñanza. Catalyn lo sabe, gracias al comportamiento ejemplar de la acompañante bastarda podrá ver otro día, podrá ser testigo del castigo a un Lannister (Tyrion) por lo que hizo a su hijo (Bran), y en definitiva, puede que perdonar al bastardo que convive con ella. Todo eso se esfuma en el momento en que vemos a los caballeros del Valle acompañar a Lady Stark con su potencial prisionero. Puede que sea cinematográficamente bello pero está vacío. Ironías del destino, más tarde finiquitando el capítulo, el momento del ataque a Ned en las calles de Desembarco del Rey es mucho más poderoso cinematográficamente hablando en la novela que en la serie. La tensión germinará apoyándose en la creación de un ambiente (la lluvia, la oscuridad de la noche, el tratamiento de la luz o más bien de su ausencia) frente a la intromisión de sus personajes, dirigiéndose de un Burdel al Palacio. Un movimiento descrito en la hoja frente al estatismo de cómo la serie recrea el suceso. Los personajes se quedan acorralados en la entrada del burdel y a plena luz del día (no existe el movimiento y la presencia de la luz lo inunda todo). Llegados a este momento es como si la novela se transformase en película y ésta en literatura. Ya solo queda el páramo de la incertidumbre, nos encontramos en las manos de Martin.