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viernes, 31 de octubre de 2014

ELEGÍA.



A las cinco de la tarde sonaron las sirenas
desperezando al ejército de hienas
preparando a sus plañideras.

A las cinco de la tarde la corrupción desenterró su yugo
y sus ramificaciones salpicaron su desliz
humillando a la propia institución al fin.

A la cinco de la tarde su paso fue seguro
sin saber que la pena sería su truco
engañándose y engañando al vulgo.

A las cinco de la tarde el pueblo presenció la traición
aguantando su rostro testarudo
mirándole sin ningún tipo de disimulo.

A las cinco de la tarde el pueblo se quedó sin gobernante
dejando a la alcaldía sin su príncipe reinante
desterrándole de su poder e infamia oscilante.

Dentro de un año, a las cinco de la tarde nadie recordará lo sucedido
porque la condena mayor no es el robo o la mentira acontecido
sino más bien su olvido.

2 comentarios:

  1. Muy bueno
    tambien le pegas al terceto
    Me alegro
    y te agradezco en cuarteto
    UN SALUDO
    soy fernando ando ando

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