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viernes, 15 de junio de 2018

UNA ODISEA FASCINANTE. EPISODIO SEXTO. UN HOMBRE TRANQUILO EN UN MUNDO INCESANTE.



El software jamás hace una película entretenida. Es lo qué haces con el software lo que la hace.”
                                                                                                                    John Lasseter.

No sería justo terminar de hablar de Ilion, sin mencionar la capital labor de la U-Tad en su proceso. Y el mejor hombre para ello es también su director académico del área de animación, José Antonio Rodríguez. Llama poderosamente la atención su tono conciliador y casi narcótico, rozando el encantamiento. La impresión se refuerza cuando responde a las preguntas otorgándolas un grado de información extraordinaria. Y todo expresado desde el mismo centro de la calma, teniendo un pie en la U-Tad y otro en Ilion. Esta dislocación refleja un mundo en movimiento, uno en el que el 80 por ciento de los contenidos serán animados o tendrán alguna relación con la animación digital, según él mismo me contó. Sus veinte años de director de producción lo han convalidado para formarse y, sobre todo, para convertirse en un afilado observador de su profesión. Desde aquel Defensor  5, la primera serie de animación en 3D en España,  hasta Planet 51 (Jorge Blanco, 2009) ha viajado por muchos lugares y ha conocido a mucha gente y esa experiencia la ha trasladado a su forma de trabajar en la U-Tad a día de hoy. El esfuerzo es fundamental, la herramienta primigenia. Nos contó la anécdota de un estudiante de animación que tuvo un accidente y su mano derecha enyesada no le impidió seguir asistiendo a clase, empezando a dibujar con la izquierda. La superación tiene que ser la verdadera gasolina creativa en cualquier nivel artístico. Y sin dejar de mirar el elemento económico, el arte tiene que abrirse paso en la educación compartiendo tales valores nucleares.


Su objetivo es la consolidación de una enseñanza, me dijo y por esa razón empecé preguntándole por el “statu quo” de la animación en nuestro país. Uno de los grandes problemas graves de la animación en España es de índole educativa. Lógicamente no estoy hablando de la asignatura de dibujo de los colegios o institutos, sino de su transformación. Quizás su enseñanza en mi pasado fue la causante de mi desidia en mi presente por ejemplo. Y es que los planes de estudio tienen que ser las piezas fundamentales del rompecabezas cultural de cada país. El establecimiento de un vínculo con la enseñanza alimenta el conocimiento del mismo medio y, creo que lo más importante, la conciencia de realizar algo creativo e imaginativo con una fuerte raigambre cultural. Siempre defenderé que el séptimo arte se tendría que enseñar en un aula, y no en una cualquiera, sino en una pública. Las cosas están cambiando a una velocidad estratosférica. Hasta hace unos años la historia del cine animado español se podía contar en sus películas, que además también se podían contar con los dedos de la mano. Ahora estamos en medio de una época dorada donde las instituciones, más privadas que públicas, se están consolidando y reformulando el tejido industrial animado. Nunca tuvimos tantas opciones académicas como los estudios Lightbox y su academia o la Kandor Graphics y su afiliación con la Universidad de Granada. Pero ninguna ha llegado tanto como la U-Tad, convirtiéndose en el primer centro universitario donde se imparten los postgrados y masters de diferentes disciplinas. Desde los Grados Oficiales (en Animación o en Diseño Visual por citar unos pocos) hasta los Ciclos Formativos Grado Superior (en Animación 3D o en Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma) José Antonio fue muy crítico con la duración de dichas titulaciones y sus 600 horas lo corroboran, no solo a efectos legales, sino a computo educativo. Menos de esas horas estaríamos hablando de otras titulaciones que otras instituciones están ofertando. Con una férrea idea en mente, crear un nicho de talento preparado y listo para adentrarse en una naturaleza en continua transformación, armándose con las técnicas más avanzadas del mercado actual y otras creadas ex proceso, la única opción viable no solamente técnica sino artística se hunde en la labor académica sin dejar de otear a la industria.


                                                                     F I N

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