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domingo, 9 de agosto de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. DESVELAMIENTOS.


"Como niños tememos a la oscuridad. Cualquier cosa puede estar allí. Lo desconocido nos inquieta. Irónicamente, es nuestro destino vivir en la oscuridad. [...]. Sal de la Tierra en la dirección que quieras, después de un destello inicial de azul y una espera hasta que se desvanezca el sol, estarás rodeado de oscuridad puntuada sólo por tenues estrellas distantes. Incluso hasta la adultez, la oscuridad mantiene su poder para asustarnos y es por eso que hay aquellos que dicen que no deberíamos curiosear muy de cerca sobre quién más podría estar viviendo en esa oscuridad."
                                                                                                                           Carl Sagan.

Las palabras de Sagan se tornan "sagaces", y perdón por el chiste malo, pero son muy reveladoras de las incógnitas que guarda un manga como Ulna en su torreta de Izu Toru, editado en España por ECC Comics los  primeros cinco volúmenes de un total de siete, con lo cual, hablaré de otra serie inconclusa como en mi anterior post.

Miremos la portada de la versión española del manga, arriba en el encabezado del post, y después contrastémosla con esta otra imagen.

Es la misma imagen que sirve para el curioso diseño que no sé muy bien si corresponde a ECC Comics o a Kadokawa, en cualquier caso, es sintomático  de lo que quiero mostraros hoy. La imagen corresponde a unas guardas del manga. Tienes dos opciones. Quedarte con la imagen de la portada, el rostro de Ulna cercado por el título del cómic en forma "cinemascopica", o bien decides explorar removiendo y desplegando las guardas del manga, comprobando que tienes ante ti una imagen más cuadrangular y, curiosamente, más poblada de información que la primera. Podemos ver a Ulna hasta su cintura, comprobando que es una soldado, y al fondo una extraña construcción thuud Las alas de Chilmo. La historia de Toru esconde más que enseña, pertenece a eso que llama Sagan oscuridad, por esa razón es de suma importancia que a través de sus viñetas podamos encontrar posibles desvelamientos, es decir, que sus viñetas nos descubran aquello que está oculto, que nos ayuden a sacarlo a la luz, a revelarlo.
Y se trata de una oscuridad muy luminosa como podéis comprobar en una de las primeras viñetas del comienzo del primer tomo. Lo oculto no siempre tiene que estar escondido puede estar disimulado, puede estar delante de nosotros y no darnos cuenta. La historia de Ulna, en sus primeros tres tomos, se desarrollará en la isla helada de Lizl, hábitat de una comunidad indígena, los Thuud, que ven peligrar su mundo frente al poder invasor de Lezmoa, representado por Ulna y su contingente de mujeres soldado posicionado alrededor de una torre.
No hace falta ser un gran dibujante, no hace falta depositar en el dibujo su valor en un diseño pomposo, recargado de múltiples líneas maestras espectaculares para otorgarle más presencia. Simplemente hay que saber contar bien lo que quieres con las herramientas que tienes. Igual que la viñeta anterior, ésta de la torre está realizada de una manera muy sencilla. Quizá en Ulna en su torreta, más que ser testigos de unos grandiosos dibujos, lo seamos de una intercomunicación de bocetos que nos van desvelando las intrigas que se van diseminando por el relato. Por esa razón es muy importante la importancia que se le da a la narración visual, en su conjunto, y aquí no hablo de la individualidad de las viñetas, que son el germen de mi blog, sino del montaje de todas ellas narrando. Si cogiésemos la figura fálica de la torre, el componente sexual es vital en la historia de Toru, el autor ya nos lo ha ido indicando, ligeramente, su valía durante el pequeño trayecto que va desde que Ulna desembarca en la isla, se aferra a su convoy de avituallamiento y llega a la base militar, antes científica, de Ke-ni-tay. Veámoslo.
Regresaremos a esta viñeta, pero antes fijémonos bien en ella. Sobre un bocadillo, vemos el fusil de Ulna y más adelante otra viñeta con un detalle del mismo.
Aquí la escala es importante. El tamaño del dibujo advierte al lector a donde tiene que mirar. Es una función de primer plano cinematográfico en toda regla. Izu Toru podría haber prescindido de ella y haber realizado otra, pero se detiene y la dibuja porque quiere que el lector la contemple, que observe el objeto en cuestión antes de verlo "realmente" en forma de torre. El texto ayuda también, los bocadillos de ambas viñetas representan un recuerdo y una promesa, pertenecen al mundo individual de Ulna, pueden ser o no ser, quiero decir, puede ser su pueblo bello o no, no lo sabemos aunque llegaremos a descubrirlo en los tomos sucesivos, pero la torre sí que la vemos, es "real" a ojos no sólo de la protagonista si no del lector.

Ulna en su torreta nos habla de un conflicto armado, de una lucha, y está llena de momentos desagradables pero uno de los que más congoja me produjo fue éste, encapsulado en una sola página, con la compañera de Ulna, Cullet, sincerándose delante de ella. El ámbito privado como desvelamiento también de los personajes del relato. Cómo y cuándo, solamente cuando se encuentren felices, a gusto, en buena compañía. Cullet ha descubierto mucho en una novata como Ulna y en el tercer tomo se desnuda ante ella.
Es una viñeta que representa una situación casi confesional entre dos personas. Una vez que Ulna salga de Lizl y regrese a su pueblo, Trop, veremos que también tendrá que hacer frente a otro tipo de relaciones, entre ellas, una sentimental. Otro desvelamiento a la vista.
Allí conocerá a Tohoma, un jugador de fútbol extranjero, a partir del tomo cuarto y como si se crease un intersticio tranquilo, casi utópica, después de haber sufrido la contienda bélica más descarnada, lo que seguirá a continuación parece ser otra cosa, perteneciente a otro mundo. Aquí el autor realiza un quiebro más que argumental genérico porque pasamos de un contexto bélico a uno más próximo al thriller. El Trop que conocía Ulna, como nos decía al principio en esa viñeta que os dije, tan bonito puede que se haya transformado, y es que se están produciendo una serie de asesinatos misteriosos en el pueblo. Ulna ajena al principio, se enamorará de Tohoma pero la inquietud será la verdadera protagonista del citado tomo y del quinto. La construcción de esa especie de extrañeza ubicada en un entorno idílico, nos puede llegar a recordar al mejor David Lynch con su Terciopelo Azul (Blue Velvet, 1986) o Mulholland Drive (2001). Lugares "normales" donde anida la semilla de la anormalidad. Esa idea pernocta durante toda la lectura de los dos últimos tomos de Ulna en su torreta. Si regresamos a la viñeta de más arriba, donde Tohoma está tumbado mirando un partido, veríamos que en principio no pasa nada. Es un dibujo que representa un momento cotidiano, superfluo si se quiere, incluido en la narración. Podríamos seguir leyendo, pasando página y ya está, pero hay algo que nos dice que Tohoma es especial, es diferente y Toru nos lo está posicionando enfrente de nosotros. Quizá no tan directamente como Lynch, al comienzo de Terciopelo azul, mostrándonos bellas estampas "americanas", enseñándonos lo bueno y bonito que es todo, pero que si miramos con atención podemos encontrar una oreja humana en un jardín cualquiera. Pues bien, si mirásemos con más detenimiento la página veríamos que al lado de la viñeta del rostro de Tahoma mirando hacia un lado, vemos la planta de su pie. Detengámonos aquí porque el diseño de la planta de la zapatilla deportiva de Tahoma comparte concomitancia con otra forma, con otro diseño, el del supuesto enemigo de Ulna, los Thuud, dejados atrás en Lizl.
El dibujo es horripilante y el tamaño varía pero qué duda cabe que el contorno es el de una suela de zapatilla o zapato, a un nivel básico. Izu Toru nos está diciendo que las sospechas sobre si Tohoma es un Thuud o no, se caen si observamos con detenimiento el dibujo. Y es que puede que Ulna, aunque se haya alejado de lo que vivió en el frente, es decir, de su pasado más reciente, puede que le esté  acompañando en su presente más inmediato.
Regresemos a esa viñeta que os dije, al principio del artículo, y fijémonos en la página de más arriba, aparecida en el último tomo publicado en castellano. Toru nos hace retroceder con un capítulo excepcional llamado La Luz. Todo el episodio es una orfebrería magistral narratológica, ya que regresaremos a Lizl pero no para hacer un ejercicio de rememoración, sino un nuevo movimiento de representación. El autor revelará la identidad de Tohoma y con ese desvelamiento trastocará el punto de vista del relato. Veremos como él observará a Ulna en la distancia pero Toru utilizará la misma viñeta del principio pero cambiada de sentido. Un pequeño detalle que abre una gran panoplia de suposiciones que arriesgan ya no solo los límites del propio diseño del manga, a veces uno tiene la sensación que está ante bocetos y no dibujos finalizados, sino que pone en entredicho el punto de vista de la historia.
Los desvelamientos que encontramos en Ulna en su torreta merecen la pena desde muchos frentes. Habrá que esperar a los tomos seis y siete para terminar de aplaudir la obra de Toru o no ¿quién sabe?

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