“Bill
Baker no podía imaginar donde se había metido. Las paredes de la Sala de los
Muros lo estaban sitiando peligrosamente, tanto que la milenaria pared derecha rozaba
su arrogante bigotillo. Con sorpresa fue testigo de cómo una inmensa Roca pasaba
de largo corriendo hacia sus compañeros. En seguida pensó que él estaba en una
mala situación pero que sus compañeros compartían igual situación desafortunada.”
Aquí estamos, disfrutando otro domingo más del juego The Adventurers: El Templo de Chac (si queréis saber más: ver la presentación). Las cosas están difíciles para nuestros amigos. En el capítulo 1, vimos como una serie de tiradas de dados, buenos en algunos casos, sobre estrategias contundentes en otros (no buscar ningún tesoro o descubrir algún jeroglífico) potenciaron que Bill Baker se quedara rezagado en la peligrosa Sala de los Muros. Los que lograron salir de ella, se percataron que una acechante sombra en forma de Roca gigante los perseguía por un extraño corredor.
Pues bien otra vez el azar de los dados hizo que todos los
aventureros consiguieran escapar de la amenaza pétrea, escondiéndose en la
temible Sala de la Lava. Algunos como Nicole Lagger, que aplicando la
información obtenida en la Sala de los Muros (desentrañó algún que otro
jeroglífico que la ayudó a elegir la losa segura) pudo poner su pie sobre superficie segura,
mientras que Puccio Cortese, armado con su puro se arriesgó, jugándose el tipo,
hasta el final de la Sala de la Lava sin caer en ella. El suspicaz Markus Bassler,
observó atentamente como su compañera Araly Tamay seguía corriendo corredor
abajo, siendo perseguida por la Roca y sin pensárselo dos veces decidió buscar
más tesoros en la Sala de Lava del templo. Mustafa Ibrahim caminaba vacilante
por las losas, mirando preocupado el mar de lava que tenía a sus pies, cualquier
paso en falso, o losa falsa, sería una muerte inmediata.
La verdad es que la tarde se impregnó de suerte ya que la tirada de dados que empujaba a la Roca,
fue bastante negativa desacelerando su destructor paso por el Corredor. Eso me
permitió sacar, ¡por fin!, a nuestro arqueólogo Bill Baker de la Sala de los
Muros, antes de que se sellasen sus muros. También aproveché para sacar a todos los aventureros de la Sala de Lava, menos
a uno, Markus Bassler, que parapetado se había escondido en un recoveco,
disfrutando de la persecución a la que estaba sometiendo la Roca a Araly Tamay.
Bill Baker aprendió rápidamente que buscar tesoros
en la Sala de Lava era una pérdida de tiempo y vida, así que raudo se dispuso a
salir de la misma, siguiendo los pasos de sus compañeros. Mientras tanto
nuestra joven noble guatemalteca, decidió apartarse del corredor, justo a
tiempo, librándose de morir aplastada
por la Roca.
Sobre las paredes del Corredor, el maquiavélico
Kessler pudo encontrar innumerables tesoros en hornacinas, construidas para las
valiosas ofrendas. Desde su posición privilegiada, podía ver como Tamay
escapaba por los pelos de la Roca y como ese mismo objeto amenazaba la posición
de sus compañeros. A lo lejos podía observar que Puccio Cortese se aventuraba
en el Río Subterráneo, mientras que Mustafar se aventuraba sobre el viejo puente
y Nicole y Bill osaban seguir en el Corredor de la Roca.
Continuará…
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