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domingo, 3 de octubre de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. Un cómic abstracto. A propósito de BONE. Libro primero. V. Barrelhaven.



Las cosas parecen estar cambiando en El Valle, como si el propio Jeff Smith nos fuese empujando suavemente hacia un pasillo oscuro, invitándonos a explorarlo. Atrás han quedado las bellas estampas de los animales "disneyanos" parlanchines y las persecuciones "texaverianas" para adentrarnos en otros escenarios más abstractos, donde no sabemos muy bien lo que descubrir en sus interiores.

                      (Página 104, viñeta 3. Edición integral de Bone I. Astiberri).

El autor ya nos fue advirtiendo de la mutación cuando en el capítulo anterior (IV. Kingdok) a la Abuela Ben le daban pequeños pasmos delante de Fon Bone y éste se preocupaba por el estado de su anciana anfitriona. Decía la Abuela Ben que eran "Augurios de que algo malo iba a pasar" y cuando Thorn tiene su primera presencia en el Sueño, cuando parece estar teniendo una pesadilla de su pasado, ya no tan remoto desde que ha conocido a su pequeño y extranjero visitante. El capítulo acababa con el cliffhanger que vemos más arriba, una viñeta certificaba que la pesadilla de la joven se hacía realidad. Pues bien, aquí nos encontramos y estos elementos que hemos citado, la extrañeza del Pasmo de la Abuela Ben y el cortocircuito despertador de Thorn, nos ayudarán a perpetrar un asalto a la abstracción con este Barrelhaven.

El título ya de por sí descoloca, no es uno que podamos decir alumbre sentido a lo que vamos a leer, más bien desorienta. Si mirásemos el mapa de El Valle veríamos que dicho Barrelhaven corresponde a un lugar, es un topónimo donde está ubicado un pueblo o una aldea que jamás veremos en Bone. Seremos testigos de algunos lugares del mismo como por ejemplo la Taberna de Lucius Down o los alrededores donde se organiza la famosa Gran carrera de vacas, pero poco más. Como si se tratase de algo indefinible el propio lugar parece escondido, oculto en una especie de abstracción de la que la historia se va alimentando sutilmente.


                               (Página 106, viñeta 4 de la misma edición de Bone).

Quedémonos en la granja de la Abuela Ben, su interior ya ha sido conquistado por esa abstracción donde como si se tratase de la Nada de La Historia Interminable (Die unendliche Geschichte, Michael Ende, 1979), todo lo engulle para su desaparición. En la Fantasía cuando ocurre eso, cuando se produce un sistema de borrado, la credibilidad sufre la primera de sus consecuencias pero sin embargo a Jeff Smith no parece preocuparlo el ataque, es más contraataca, respondiendo con cargas de mayor verosimilitud sin que afecte  a su dibujo, alimentando su estilo depurado. La viñeta anterior, el despertar de Thorn sobresaltada, nos vaticinaba algo parecido. Una habitación que no es una habitación, unos personajes enclaustrados en un interior indefinido pero un par de elementos "realistas" que justifican el borrado, el candil sujeto por Fone Bone, temblando y expandiendo su haz de luz, rodeando a casi todo el interior y tapando su geografía, y la cama donde se supone  ha estado Thorn. Bien si no fuese por esos elementos, y por supuesto la continuidad narrativa de la diégesis, no podríamos constatar exactamente el lugar del despertar. Páginas más adelante, seguimos arrastrando esa abstracción que se va engullendo todo a su paso. Los tres personajes están reunidos para establecer su propia estrategia de supervivencia, recordemos que Thorn soñó con unas Mostrorratas y que las mismas bestias parecen estar rodeando la granja. Fone Bone sigue sosteniendo la vela y su haz de luz invade todo la viñeta, incluso pareciera que es de día en el interior de una noche eterna. Podría ser que tanto disparate locacional nos molestase y sin embargo no surte ningún efecto dañino en el lector porque existe algo que sabe muy bien utilizar Smith, la administración del suspense. El peligro, la incertidumbre de ser atacado, es lo que de verdad rentabiliza la credibilidad  del momento, le otorga su "realidad" pertinente para salir del atolladero donde se ha metido.


                                                (Página 111, viñetas 5 y 6).

Pero es que hay más, Thorn y Fone Bone salen al bosque y su geografía no existe, como se puede apreciar en las viñetas de más arriba. Como si la abstracción, aliándose con el color negro, expandiera nuestros miedos aún más lejos que si el propio autor se hubiese puesto a describir un follaje a la luz de la luna. Como si diese protagonismo no ya a los héroes, brindándoles una oportunidad de huir, sino de invitar al lector a imaginarse ese momento, ese bosque abstracto donde puede ser lo que el lector quiere que sea.


                                                        (Página 113, viñeta 3).

Seguimos, cuando Phoney Bone llegue a la Taberna de Barrelhaven su interior estará definido a la mitad. Profusamente ilustrado esta vez, numerosos rostros miran asombrados la llegada del pequeño y el momento se adjetivase con la enumeración de una serie de objetos que ayudan a la descripción del lugar, pero no a su conjunto porque su techo es inexistente. Una plomiza nube de humo vuelve a detonar la operación imaginaria en el lector. Una capa que nos ciega la realidad narrativa de lo que estamos viendo, pero que al mismo tiempo nos abre la fantasía de una posibilidad constructiva sobre su artesonado. Es como si Jeff Smith nos mostrase el origen real de esa abstracción, el humo generado por las pipas de los habitantes de la taberna, y a la vez nos desafiara a poder diseñar lo que hay más allá de esa nube.


                                                          (Página  115, viñeta 6).

¿Dónde ha quedado la geografía de la taberna? Solo en un sitio donde ni siquiera el propio autor puede llegar, en nuestra imaginación, la cosa más abstracta que existe.

domingo, 15 de agosto de 2021

Domingo de viñetas. EL MARCO DE LA AVENTURA. (Y van cinco).

 

                             
                                (Viñeta 1, Página 7, El secreto de Tristán Bantam).

"Lo conseguido con menos elementos; es decir, lo neto, lo apuntado, lo sintético, lo justo." (Definición de "sencillo" por Juan Ramón Jiménez en su Segunda Antología Poética. 1898-1918).

Desde el mismo momento que se inicia el relato Suite caribeña (edición coleccionista de Planeta DeAgostini), Hugo Pratt parece invitarnos a preguntarnos qué significa ser aventurero y claro está, la maniobra que podría tornarse compleja alterando el modo de escritura por ejemplo, pasando de un lado al otro del espejo, objetividad vs subjetividad, se presenta de una manera sencilla, directa, sin subterfugios, para todos los públicos, en una sola viñeta nos dice: "... A primera vista, se aprecia que es un aventurero".

Corto sentado con los pies estirados, El mar salado le ha deparado alguna que otra sorpresa, a punto de encender su cigarrillo espera, no sé sabe si a un próximo recuerdo que lo conquiste o al azar que lo impulse de la mansión de Java. Hugo es Corto o quizá Maltés es Pratt  y ambos son unos encantadores pragmáticos, el sujeto de experimentación en el caso del creador es su propio devenir y en el caso de su creación, su historia. Pocas veces vida y relato han estado tan entremezclados como en Corto Maltés (Corto Maltese). Algunos lectores, los más escépticos y nerviosos, podrían decir que la respuesta a la pregunta descansa en el álbum precedente, que solamente (re)leyéndolo se podría responder, pero Pratt quiere ir más allá, persistiendo tozudo en la idea del significante "AVENTURA" y eso nos lleva a un proceso, a un viaje metafísico. La primera viñeta de este álbum nos acoge con Corto en ella, nos hace ser testigos ya no sólo de su presencia sino de su pensamiento. En la película El Álamo (The Alamo, John Wayne, 1960, USA), antes de la confrontación final, antes de la muerte de Davy Crockett (John Wayne), le pregunta Thimblerig (Denver Pyle) qué en qué está pensando y él responde que no está pensando sólo recordando, pues bien, no sólo en Suite caribeña sino en muchos otros álbumes veremos a Corto ensimismado de la realidad, contemplativo en sus recuerdos, por fortuna la parca no está cerca todavía aunque en más de una ocasión le haya rozado.

                                                (Viñeta 1, Página 48, Cita en Bahía).

Jeremías Steiner nos regala una de las claves de toda la serie en el segundo movimiento de esta suite particular, al finalizar Cita en Bahía: la forma en la que Pratt construye su aventura, su punto de vista acerca de la acción y espectacularidad jibarizados en la pausa, la calma, el momento. Ese gran bocadillo, que amenaza con ahogar al propio actante, expresa contundente la direccionalidad del objetivo del artista. Ese "mundo limitado", esa "habitación", se transforma, se expande con solo un velo o con un improvisado "oscuro" para ser conscientes de lo pequeño, de las sutilezas de la vida, de lo nimio de la historia frente a la grandeza de la HISTORIA, conformándose el relato en retazos, a veces invisibles, que se superponen unos encima de otros o unos debajo de los otros con el único fin de servir a la experiencia, rememorándola los que la hayan vivido testificándola por escrito a aquellos que la están descubriendo. El modo de presentar los hechos es paradigmático en ese sentido, desde los decorados asépticos en algunos interiores hasta la confusión sueño-realidad que sufre el joven Tristán, pasando por aquellos momentos presumibles de movilidad, pero captados como si la inmovilidad fuese su auténtica protagonista, me viene a la memoria la mirada de Tiro-Fijo muerto en Samba con Tiro-Fijo, que invierten esa "política" de la intrascendencia. Los ejemplos están diseminados a lo largo de este álbum y de toda la serie: el ataque de los Cangaceiros a la Hacienda, la riña entre Ojos de Sapo y Tristán, los diálogos de Corto contra el abogado Kerster o de Tristán contra el administrador de su patrimonio, Milner, auténticas cuchillas de afeitar que a la mínima rasgan desangrando a su oponente y frente a esto, se desarrolla un "hilo de Ariadna" entorno al "Gnothi seauton", la búsqueda de Tristán Bantam para conocer a su hermana Morgana desde la Guyana holandesa hasta el sertón brasileño.

                                           (Viñeta 8, Página 30, Cita en Bahía).

Y una de las maneras de poder llevar a cabo esta empresa, esta odisea, como vemos Homero no anda lejos tampoco, es aliándose con buenos compañeros de viaje y la ironía, no sólo aquí sino en toda la serie, es un perfecto sidekick narrativo, la herramienta imprescindible que provoca el distanciamiento necesario, la burla por excelencia, en ese sentido las aventuras del marinero Belti no dejan de ser también Brechtinianas. En la viñeta de más arriba, habitando un velero, Corto volverá a citar a Hugo o ¿es viceversa?, para reírse de uno mismo, despidiéndose hasta la nueva costa a descubrir que será Samba con Tiro-Fijo. Entre escribir la historia y vivirla, Pratt elige lo segundo y Maltés lo pone en práctica convirtiéndose ambos ya no en unos encantadores pragmáticos, como hemos dicho antes, sino en unos sinvergüenzas encantadores, la diferencia siempre es sutil pero en la obra del italiano se torna patente de corso.

domingo, 11 de julio de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El arte de la filigrana.

 


Hoy nos toca rendir pleitesía a Maurice Tillieux con una de sus icónicas creaciones para Dupuis, estamos hablando de Gil Pupila como se llamó por estos lares Gil Jourdan por aquellos otros. Para poder hacerlo de su primer díptico narrativo utilizaremos el integral que sacó Planeta DeAgostini, allá por 2009. No es muy normal que siendo la primera aventura uno se embarque en un relato dividido en dos partes, precedentes hay de la mano de Hergé o Jacobs, pero será la primera vez que ocurra en la casa del botones más famoso de Marcinelle, por tanto hoy toca hablar de los álbumes La fuga del Libélula (Libellule s'évade) y Arte y Popaína (Popaïne et vieux tableaux), ambos editados por el  amigo Charles en 1959, pero cuyas primeras luces se proyectaron en la revista Spirou entre 1956 y 1958.

Primera ronda: La fuga del Libélula.

Fijémonos en el principio, en las seis primeras páginas del cómic, incluso, en sus primeras viñetas, están cargadas de claves para desentrañar, ya no sólo al propio relato sino también una forma de crearlo, la escuela Marcinelle, o más concretamente, la revista Spirou, embrión creativo de la obra. Seis páginas bastaban para crear el "à suivre" que alimentaría la curiosidad del lector de la semana siguiente a la compra del "journal", es decir, la presión no era un hecho sino una realidad para el fan pero también para su creador.                                                    Todo a lo que vamos a asistir, el esquema narrativo perpetrado por Tillieux, se convertirá en un juego entre el trío protagonista, porque si existe una certeza es precisamente ésa, que el relato es huérfano de un héroe, necesitará al menos de dos caballeros más, y como veremos, hasta de una damisela, que por supuesto no estará en apuros, si no que más bien los originará. Estamos hablando, por orden de aparición, del inspector Corrusco y del ladrón Libélula juntos, y después del propio Gil Pupila conduciendo el taxi azul, aproximándose hacia ellos, y más tarde de su secretaria Cerecita. Cómo los sentenció José-Louis Bocquet en su análisis del integral de Planeta, bautizándolos como "la divina trinidad del thriller: el detective privado, el malhechor (arrepentido) y el policía." 

                                                (Viñeta 3, Página 38 del Integral 1).

Todo queda armado para convertirse en un entretenimiento entre estos tres personajes, auténticos generadores de la trama, conseguir destapar a una banda de narcos, y de las subtramas que se irán fusionando a medida que vayamos descubriéndolas. Entre las segundas, están la consolidación de un nombre para poder vivir de la profesión de detective (Gil Pupila) o caminar por el camino honrado por parte de un sinvergüenza encantador (Libélula) o luchar inopinadamente por lo justo (Corrusco), sin olvidarnos de la demostración de la valía de una joven en los años sesenta del siglo pasado (Cerecita). Lo interesante de la propuesta no es el qué sino el cómo, la elaboración de una narración que irá yuxtaponiendo, exacta y precisa, los diferentes andamiajes narrativos con el único fin de hacernos pasar un buen rato y todo eso se revela en esas primeras hojas. Cómo la cotidianidad protagoniza el momento, un diálogo entre dos actantes, y cómo esa viñeta que esconde el rostro del conductor del taxi pero al mismo tiempo muestra su brazo tranquilo, reposado sobre la ventana del coche, nos anuncia que esa calma va a mutar por algún motivo. El motor del cambio es el humor, y más concretamente, el guiñol, la farsa representacional, en el interior de ese taxi, donde el rostro de Gil Pupila aparece en primer término, sabedor de la situación representada en esa sonrisa "giocondana", mientras que los otros dos, ajenos, serán meros títeres de su objetivo.


Quédense con esta otra página, es la presentación de Cerecita. La aparición de la chica se produce de una manera atropellada, su nombre ha ido sonando pero será aquí donde se proponga físicamente su despegue en la acción. Cerecita funcionará como sidekick del héroe pero pronto ese rol se tornará en protagónico, como veremos.

                                     

                 (Viñeta 5, Página 50).                                     (Viñeta 7, Página 50).

Lo único que llama la atención de este par de viñetas es su encuadre, diríamos que casi expresionista, pero no deja de ser un juego referencial del autor para ayudarlo a contrarrestar la parte de arriba y la de abajo de la página en cuestión, entre otras cosas para decirnos que Cerecita, cuanto menos, no será igual que el resto de chicas floreros que solemos ver en los cómics de la época. Esa angulación, ese cambio a la anormalidad, ese cruce al otro lado del espejo si se quiere, no es producto de un capricho estético sino todo lo contrario, asume desde sus coordenadas toda una declaración de principios, de cómo un artista se aproxima a su creación, otorgando en ese trayecto unas pistas para el que quiera seguirlo. De hecho, en el segundo álbum desde su mismo principio seremos testigos de cómo Cerecita adquiere su posición protagónica, durante más de diez páginas transformándose en la heroína de la función, será en la página doce concretamente cuando el lector regresará a Gil Pupila y a Libélula. Y es curioso que también Cerecita comparta viñetas con el malo de la función, el cabeza pensante de la organización, pero revelaciones aparte, seamos testigos de cómo desentrañar la filigrana Tillieux.

Esta página nos muestra parte de una persecución repleta de gags y momentos cómicos, diría que ridículos que, hasta en algunos casos, podrían llegar a sonrojar al lector más maduro. Con qué objetivo, qué intención tiene Tillieux en organizar este circo de opereta. No existe mayor razón que la del propio relato, o mejor dicho, la que suscita la historia, representada como una filigrana, como una obra unida con suma perfección y delicadeza.

                                         (Viñetas 7, 8, 9, 10 y 11, Página 70).

Todas las acciones que hemos sido testigo regresan para justificarse narrativamente en estas viñetas. Para otorgarlas una realidad paralela, una veracidad que se refunda en todo lo que ha ido haciendo el inspector Corrusco para intentar atrapar a Gil Pupila y al Libélula. La razón de Tillieux es una de puro divertimento, pero ojo, solapado en una elaborada narración donde al principio uno no es capaz de discernir unos hechos, pero después pueda darse cuenta de la lógica relatora inherente a ellos.

Segunda ronda: Arte y Popaína. 

                                       (Viñetas 4, 5, 6, 7, 8 y 9, Página 108).

Un encuentro, un picoteo y de repente, una anagnórisis. Libélula, a su manera, se le revela una idea que sustentará todo el final del segundo álbum. Es más bien la construcción de un chiste, pareciese incluso de Gila, la jugada maestra está construida desde el detalle, casi imperceptible, solo a ojos del ladrón, de una posibilidad de atrapar a los malos, la opción de "tirar de la manta" está organizada en este momento, otro anodino, alejado del noir y polar más genérico, con el fin de seguir esa filigrana narrativa que solamente está hecha para las lupas de los más curiosos.

                                           

(Viñeta 9, Página 73. La fuga del Libélula). (Viñeta 3, Página 113. Arte y Popaína).

Y aunque los personajes juran y perjuran que la fortuna es un elemento vital en sus vidas, no tenemos que hacerles mucho caso, porque Tillieux nos la vuelve a jugar. Para nada su trabajo está bajo delegación de la diosa fortuna, nada en su obra responde a la suerte de emparejar "cases", unas con otras, para ver los resultados, digamos que la improvisación es cero. Solo tenemos a uno de los trabajadores que  más elabora su pastel narrativo, un orfebre que disimula muy bien sus objetivos en favor del humor y la ironía, uno que es capaz de poner en boca de sus creaciones pistas falsas para seguir disfrutando de sus casos. Todo un arte a seguir.

 

domingo, 4 de julio de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El conjunto. (Quinta parte).

 


Llegamos al final del camino, y como siempre aquí somos diferentes, ¡ojo! no estoy diciendo que peores o mejores que otros, por lo menos no en el caso de la publicación de Servitud en España, aunque como dice Sabina "nos sobran los motivos", ¡no! simplemente disímil. Shalin se ha publicado en un tomo y la verdad es que debido a la deriva de su publicación en el país vecino, que tampoco ha sido muy normal, es de agradecer que Norma haya aglutinado los dos últimos álbumes en uno. Dicho esto, nos toca la peor parte de cualquier conjunto narrativo, de cualquier relato. Comprobar su consistencia, su fortaleza narrativa, y aquí amigos llegamos a un claroscuro en la obra de Bourgier y David. Sí, sobrevuelan dudas y recelos al final del túnel.

PRIMERA PARTE:

                                              (Viñetas 1, 2, 3 y 4. Página 15).

Utilicemos estas viñetas, de más arriba, como accesorias para poder explicarnos mejor. Cuando uno se aproxima al final de su relato, tiene que tener las cosas mucho más claras que cuando lo inició. Eso es obvio, ahora bien como sabemos, ponerlo en práctica no siempre resulta tarea sencilla, es más, la mayoría de las veces se torna en el auténtico desafío narrativo. La nave Iccrin llega al desierto, cerca de Shalin, de una manera precipitada buscando a los remanentes del escuálido ejército imperial superviviente. La manera en que la nave llega, aterrizando de emergencia, nos puede ayudar a desvelar uno de los errores comunes en la elaboración final de un relato, su ritmo último, la amenaza sublime es "lo trepidante", aquello que nos presiona para poder (re)atar todas las tramas surgidas de la historia, todos los arcos narrativos de los personajes terminados, y si no se consigue, por las razones que sean, la confusión aparece como primer escollo a superar.

          
           (Viñeta 1, Página 10).                                  (Viñeta 11, Página 50).

Cojamos un elemento cualquiera narrativo, en este caso, el escenario, la geografía de los sucesos, el Desierto. Al enfrentarme a las hojas de Shalin, pensaba que la ubicación de la ciudad utópica y el templo Riddak, estaban emplazados en un mismo lugar. Es decir la construcción de un sueño y el lugar donde habíamos visto como un Riddak danzaba, intentando llamar la atención de otros actantes coreografiando su llegada, sobre unos dibujos en la piedra, podrían significar algo. Y de hecho significan, pero no estamos hablando de lo mismo. Shalin, la idea del Drekkar Hegemón D'Aegor de Sekal, y la fe Riddak aunque al final se fusionen, no tienen porque andar juntas por ahora. Esto me llevó a una gran confusión porque creía, incluso, que el personaje danzarín Riddak era el mismo en los dos sitios, cuando uno es aquel que se liberó en el Paso, y que se puede ver en Drekkarsy el otro es el que va apareciendo continuamente en todos los álbumes de la serie, de manera esporádicamente misteriosa, pero al mismo tiempo crucial en el devenir de los hechos de Servitud. Por tanto habría que separar los objetivos aunque, como digo, al final colisionen.

SEGUNDA PARTE:


                                                (Viñetas 7 y 8, Página 119).

El enfrentamiento será brutal, el llamamiento será un hecho, los Riddaks unidos ayudarán a los últimos Hijos de la Tierra para derrotar a los Drekkars y a sus aliados. Y lo curioso se opera en el mismo momento del inicio de la confrontación. La segunda parte de Shalin nos ofrece un asedio magistral, una descripción perfecta de los diferentes envites de un lado y otro, así que frente a la confusión que hemos podido detectar al principio, la claridad expositiva de los diferentes intentos por vencer es apabullante, una magistral lección de táctica que pocas veces se ha visto en una Bd. Y el combate es tan brutal que desde sus páginas, al finalizar, con la lluvia como telón de fondo, el color hará su aparición en un epílogo enigmático, como no pod´ria ser de otra manera. No se ha hablado del tratamiento del color, de la captación de realidad de un mundo por descubrir, del proceso veraz de su construcción. Hasta este mismo final, las viñetas de Servitud estaban teñidas de un tono monocromo, marrón a veces, gris otras tantas, pero siempre acompañados por la ausencia del color, el negro. La explosión de colorido júbilo de las últimas cuatro páginas de la segunda parte de Shalin, nos regalan el secreto de este conjunto narrativo que hemos estado siguiendo estas semanas, la verdadera argamasa con la que se ha estado edificando el relato no es otra que la búsqueda de una esperanza, ya sea en Tierra (sobre y sumergiéndonos) o en el Aire, logrando derribar los "obstáculos conservadores" (las potencias) del progreso para liberar a los seres humanos de su yugo. Al final no estamos tan lejos del mito de la caverna platónico pero tampoco de un discurso cristiano, en cualquier caso para el que suscribe, una fascinante odisea en busca de la felicidad, representada en esos tallos que crecen alimentándose mágicamente de la unión de la lluvia y de la sangre de los actantes de la historia.

                                                    (Viñeta 1, Página 122).

Los pétalos de la flor de sangre representan diferentes estructuras germinando en una sola, el Conjunto ha acabado, ¡viva el Conjunto! Su final implica el resurgir de otros Conjuntos más, la muerte del relato significa el resurgir de otros relatos, la pervivencia narrativa nos confronta con el significado último del Hombre. ¿Qué significa Ser Humano? Nada más y nada menos que contar historias.

                                                                            F I N.

domingo, 27 de junio de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El conjunto. (Cuarta parte).

 


El adiós a los reyes acababa con un gran cliffhanger, ¿y ahora qué? Parece que los Hijos de la Tierra se van a despedazar entre ellos, saliendo mal parado el lado imperial, pero los Drekkars tampoco se libran de las intrigas, la despedida inherente en el título del tercer álbum de Servitud, lleva consigo una fuerte carga irónica porque no solo a los reyes se refiere sino también a Hegemones que desean empezar de nuevo o a emperadores manipulados como marionetas como si fuesen el duque de Veriel, testigo impasible de unos hechos que le sobrepasarán.


                                        (Viñeta 3, Página 16. El cantar de Anoroer).

Viñetas como la de más arriba nos hacen revisar lo que hemos leído porque, por ejemplo, ya no serán unos meros testigos de una boda lo que vemos en esa viñeta, si no fantasmas, efigies inconscientes de un mundo que se les escapa entre sus dedos, últimos baluartes de una sociedad que se va desmoronando delante de ellos sin darse cuenta. Y cuando creíamos que la esperanza miraba al desierto, aparece en el tomo cuarto los Iccrins. Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo, Bourgier y David nos enseñan una carta escondida en su baraja creativa, todavía queda algo más del Conjunto, no sólo se trata de otra facción más, si no de otra cultura, otra civilización. Esta vez no hay que adentrarse en las profundidades de la Tierra para observarla o caminar sobre ella, solamente tenemos que girar nuestras cabezas al cielo, como lo hacía Delorn en El cantar de Anoroer y ver a los Ángeles surcar los cielos de Servitud. Hoy tenemos que dejar a un lado la épica heroica, con pinceladas de fantasía, y confrontarnos con la política, irónicamente no hay que tener los pies en el suelo para constatar una realidad, sino mantenerlos levitando en los Pilares de la sociedad Iccrin.


                                      (Viñetas 5, 6, 7 y 8. Página 15. Iccrins).

Si bien es cierto que el álbum comienza con los supervivientes de lo que queda del ejército real, intentando escapar de Al 'Astan, rápidamente se pasa a lo que interesa en Iccrins, la maquinación y de boca de uno de sus actantes podremos poner nombre, al fin, al ser que está detrás de la cortina, aquel que mueve los hilos de Servitud. El guardián Arkinde le dice a su homólogo Orodrin que "mientras Kiromedón siga teniendo Tirinka nos dará cierto margen pero cada vez exige más." Kiromedón ya aparece antes en el extracto del Libro de los Gigantes que precede a las páginas de Iccrins, pero será aquí, en la diégesis, donde se le nombre por primera vez, ni más ni menos que un dios. Regresemos con los conspiradores, la noche ampara sus objetivos, su diálogo es sereno pero obtuso, son los que saben lo que está en juego y harán cualquier cosa para impedir que su "statu quo" cambie, sin duda alguna los guardianes representan a la perfección un pensamiento conservador, una política inamovible de privilegios a la altura de unos pocos. Kiriel los denuncia en el senado Iccrin, "Sois unos cobardes que han acaparado una pequeña parte de la humanidad abandonando a todos los demás." 


                                      (Viñetas 4, 5, 6, 7, 8 y 9. Página 16. Iccrins).

Y frente a ellos, un antiguo infante, un senador dispuesto a todo para cambiar la sociedad fosilizada de los Iccrins. Se trata de Barek, su presentación en el relato, cuanto menos, es digna de ser tratada aunque solamente sea "por encima". Su figura parece descansar, pero está despierto, pensativo, frente a la intriga, la incertidumbre, frente a los rostros de los guardianes, limpios, pulidos, tranquilos, resplandecientes con sus bayatas rojas, está el de Barek, deformado en sus comisuras labiales por el Vek, inquieto. Se levanta y sostiene algo en su mano en la viñeta 9. Ya hemos visto que el detalle es importante en Servitud, veámoslo otra vez, construyendo ya no solamente el conjunto arquitectónico de la historia, sino su ideología.


                                                  (Viñeta 3, Página 17. Iccrins).

Vienen a buscarle y Barek se lleva colgando una especie de termo. Le acompaña a todas partes, incluso podemos verlo con un poco en detalle en la viñeta 6 de más abajo.


                                                (Viñetas 5 y 6, Página 17, Iccrins).

¿Qué es? ¿Algo valioso que carga con él? El hombre que viene a por él y Barek caminan juntos hasta llegar a unos servicios, que se pueden ver a la izquierda de la viñeta 7.


                                             (Viñeta 7, Página 17. Iccrins).

La idea es contundente pero está articulada desde la sombra, puesta en funcionamiento desde el detalle, porque si no Bourgier y David habrían gastado lápiz dibujándola si no es por la razón de que algo apesta en la sociedad utópica de los Iccrins, algo se está pudriendo de camino al Senado Iccrin, la orina o la mierda, está impregnando el recorrido de Barek y es eso precisamente lo que quiere destruir, romper el cerco del inmovilismo de su sociedad, invitándola a unirse a la de Los Hijos de la Tierra y a la de los Drekkars, en definitiva, relacionarse con el resto del mundo.


                                                 (Viñeta 3, Página 18. Iccrins).

No será fácil, incluso Barek pagará muy alto su osadía pero dejará la puerta abierta para el entendimiento y comunicación, por donde entrará el aire limpio y barrerá el mal olor de la corrupción.

Pero lo verdaderamente enigmático será seguir la pista de ese Maestro de Ceremonias en Servitud, Kiromedón. Un dios que modelaba el mundo disfrutando con él hasta que aparecieron las Potencias, se escondió de ellas y decidió burlarlas creando al hombre. Las Potencias se hicieron carne también en forma de Dragones, Gigantes, Sirenas, Hadas y Ángeles y en la sombras decidió confrontarlas, unas con otras. Servitud es un cómic, una Bd que se tiene que releer, es decir, su verdadero lector es aquel que se sumerge en sus páginas y las contempla y las vuelve a mirar, apostando por los detalles para descubrir esas conexiones que confirman el Conjunto del que hemos estado hablando todas estas semanas. Por lo tanto la lectura, además de ser apasionante, adquiere un sentido lúdico, nos encontramos ante un juego narrativo, donde uno tiene que estar atento y siempre tener a mano los demás álbumes para contrastar las diferentes informaciones que van presentándose en la odisea de Kiriel y Filène de Anar. Y entre esas claves existen momentos maravillosos de anagnórisis. Por ejemplo tomemos la presencia de las Potencias en todo el relato hasta ahora. ¿Existen? ¿Son reales? Ya que estamos en el cuarto álbum, quedémonos entre sus páginas para averiguarlo.

                               
                                            (Viñetas 5, 6, 8 y 9. Página 19. Iccrins).

Filène es llevada a una prisión Iccrin, pero cuando intenta escapar, será el guardián Orodrin quien, pegándola un puñetazo, la desarmará. La última viñeta ondea en su interior un cobarde puño frente al cuerpo encogido de Filène. ¡Cuidado Orodrin no se puede jugar con fuego, al final puedes llegar a quemarte!


                                    (Viñetas 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7. Página 48. Iccrins).

Orodrin es descubierto como Potencia junto al guardián Arkinde, y será éste último, quien lo remate, curiosamente, con un puñetazo que le atraviese el corazón frente a la sorpresa de todos en el senado Iccrin. El que a hierro mata, a hierro muere, dirían los más ancianos el lugar. Las Potencias han sido descubiertas, pero antes más revelaciones que conecta Iccrins con Drekkars por ejemplo y que 
demuestran que las Potencias siempre han estado conspirando en la sombra también, al mismo nivel que Kiromedón.


                                            (Viñeta 12, Página 47. Iccrins).

Orodrin se ve cercado por las revelaciones y decide mostrarse como es, una Potencia, antes de que su compañero lo liquide y suelta que los "Iccrins son nuestros". La posesión de un objeto como elemento nuclear del poder absoluto, lo tengo, lo poseo, lo controlo.


                                               (Viñeta 2, Página 25. Drekkars).

Algo muy parecido se escucha en los aposentos del Emperador Drekkar cuando viene a verlo Aïon para suministrarle la Tirinka. "Los Drekkars me pertenecen." De alguna manera son ramificaciones que se extienden a lo largo del relato para mantenerlo unido, para que el plan continúe y se pueda desanudar todo al final en un nuevo Paso, uno que se llamará Shalin. ¡Qué poco falta para resolver el enigma!
 








domingo, 20 de junio de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El conjunto. (Entreacto).

 


Decía el teniente T. E. Lawrence a un periodista que lo que de verdad le atraía del desierto era que estaba limpio en la maravillosa Lawrence de Arabia (Lawrence of Arabia, David Lean, 1962, USA) y Filène de Anar, general de Peloris, en el Libro I de Servitud, suelta esto en la viñeta de abajo.

                                   (Viñeta 8, Página 25. El cantar de Anoroer).

¿Esperanza? ¿Claridad? Alumbramiento quizá. El desierto físico y psíquico se alza ante los relatos y sus actantes para someterlos a las pruebas más difíciles, pero al mismo tiempo, serán las que guarden los descubrimientos, las revelaciones, más importantes. Hoy, después de haber hablado de los tres primeros Libros de la obra de Bourgier y David, nos detendremos en un paisaje que puede que no despierte ningún interés, no parece haber absolutamente nada salvo arena y calor, y sin embargo está destinado a ejercer un papel esencial en este ajedrez narrativo que es Servitud

La primera vez que vemos el desierto, se (re)produce en una doble página (26 y 27) de El cantar de Anoroer, sí que es cierto que precedida de dos viñetas pequeñas en la página 25, justamente después de que Filène diga lo de más arriba. La primera es un sol y la segunda el rostro de un hombre contemplando algo. Lo siguiente es esto:


 El dibujo es el garante del significado, no hay palabras engullidas en bocadillos, solamente alguna que otra onomatopeya perdida y poco más. Pero precisamente, ¿qué significa esta doble página? Si nos atenemos a aquello que puede observar cualquier lector, es decir si dejamos a un lado todo nuestro particular background y nos centramos en la esencia, esto es las viñetas, veremos que es poco más o menos que una  enigmática danza frente a una construcción que nos puede hacer recordar a la milenaria Petra (Jordania). Sigamos mirando, sobre sus paredes existen misteriosos dibujos que comparten espacio con el resto de las viñetas, añadiendo más recelo a aquello que estamos viendo. No tardan en llegar las primeras hipótesis, nuestro cerebro es vago al arrancar pero una vez que lo hace es imparable. Parece que el peculiar ejercicio, ¿reverencia? tal vez, tenga una conexión litúrgica con el diseño en las paredes. El primero de ellos muestra una especie de serpientes gigantes con unos hombres ofrendando algo. Después de que el extraño del desierto haya dejado sus pertenencias, ¿ofrendas quizá?, al abrigo de las sombras, se dispone a danzar con su palo. El siguiente dibujo muestra como esas serpientes han acabado con todos los hombres, menos con uno, de igual manera el extraño ejecuta su baile, saltando y golpeando la arena, soltando su bastón y haciéndolo levitar hasta que regresa a sus manos. El último dibujo muestra al único superviviente subido en una de las serpientes liderando al resto.

Cualquiera que se haya acercado a Servitud sabrá que esas serpientes bien podrían ser una representación de los dragones y que esos hombres, son los habitantes del desierto luchando contra la herencia de los dragones en la tierra, los Drekkars, pero en cualquier caso sigamos adelante, cada tomo de Servitud, nos regalará una doble página ambientada en ese desierto que parece ahogarnos en un mar de dudas.

Antes de desempolvar las páginas 36 y 37 del libro II Drekkars, nada más adentrarnos en sus entrañas, la página 3 nos presenta un extracto del Libro de Arena perteneciente a una profecía oral de los Riddraks en la cual se nos habla de alguien que los comandará hacia una libertad. Aquí volvemos a recoger el guante referencial para recordar a un genio como Frank Herbert y su poliédrica obra enmarcada también en cierto planeta arenoso llamado Arrakis, pero más conocido como Dune. En ella también se describían los avatares de un cierto libertador, Muad' Dib lo llamaban, y todo empezaba y acababa, curiosamente, en el desierto alrededor de una sustancia impagable, la especia. Regresando a lo que nos concierne, en este caso la doble página deja atrás el enigma para invitarnos a un encuentro, o mejor dicho, a la espera y preparación de ese encuentro. Recolectar, elaborar y compartir, fases que irá la doble página escenificando con una muda gramática pero ensordecedor dibujo, heredando el esquema mudo pero no callado de la doble página del Libro I, seremos testigos de su elocuencia artística en el trazo. De igual manera que hay dos cuencos de madera en el suelo arenoso sobre un tela blanca, un cruce de miradas bastará para forjar un encuentro entre dos hombres. 


Más hombres van apareciendo provenientes del desierto, acercándose a la ampliación de lo que hemos visto en los otros álbumes, esa Petra ya tiene un nombre y parece que no solamente será un santuario escondido en el desierto, si no que cambiará de estatus geográfico, nos encontramos en los orígenes de lo que será la ciudad de Shalin, como bien dice el Hegemón, Sekal D' Aegor, al espía en el Libro II. Esta doble página (32 y 33) del Libro III El adiós a los reyes también nos mostrará a sus constructores, los Riddraks, aquellos que habitaban el desierto y que los Drekkars convertían en esclavos en sus dominios y podemos constatar de algo muy importante. Mientras lejos, los diferentes reyes luchan entre sí y destrozan sus propios países, aquí en el desierto, se crea una alianza. Mientras el rey Garantiel muere de la manera más anodina, aquí nace la fraternidad entre iguales, solo hace falta un intercambio de arena para poder guarecerse de las intrigas y traiciones de aquellos que solamente saben hacer una cosa bien, matarse entre ellos.

La doble página (30 y 31) del Libro IV Iccrins, del cual no hemos hablado todavía, sigue resistiendo a la gramática otorgando el sentido al dibujo, como el resto de dobles páginas que hemos comentado, y también redunda en el tema de la fraternidad entre los hombres, en este caso, se trata de la figura del espía que durante todo este tiempo ha estado conspirando contra los reyes de Los Hijos de la Tierra. Llega a Shalin y en su entrada se encuentra el extraño hombre del principio. Más misterios que resolver. 

En cualquier caso hasta aquí llegaremos hoy, la forma ha conquistado al continente pero como veremos no significa que eso sea categórico, ni mucho menos. Todavía queda explorar el reino de los Ángeles.

                                                                                                                     CONTINUARÁ...

domingo, 13 de junio de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El conjunto. (Tercera parte).

 


Seguimos descifrando este conjunto que es Servitud de Bourgier y David, hoy nos toparemos con su libro III, El adiós a los reyes. Para aquellos que quieran aventurarse aquí tenéis las dos partes anteriores, que cronológicamente son El cantar de Anoroer y Drekkars.Bien dicho esto, vayamos a investigar algo que ya hemos señalado en las anteriores entregas pero que en este álbum ya no hace falta enmascararlo, es demasiado evidente: lo insignificante en el relato. O si se quiere decir de otra manera o con otras palabras, la nimia épica.

Existen muchos momentos en esta tercera parte de Servitud que podríamos enmarcarlos como cotidianos o "sin importancia", algo por otra parte sorprendente si se nos quiere contar, o mejor dicho, preparar para una batalla. Me viene a la memoria el personaje de Kiriel, de camino a Al'Astan junto a Fl'ar, bañándose en las inmediaciones de unas ruinas (hasta qué punto tienen importancia los restos en Servitud). Dentro del gran conflicto que va a suceder entre las páginas del álbum, La batalla de Al'Astán, tenemos este momento, insisto hay otros, donde parece que se detiene el tiempo para poder otorgar una cierta perspectiva al lector, esto que parece un tanto "moderno", no deja de ser una clara técnica de enumeración narrativa de los sucesos que han acontecido antes y de esta manera el lector los tiene más fresco y pueda entrelazar los diferentes hilos de la historia o comprobar la posición de los diferentes actantes en el damero del relato. No me pararé en esto, simplemente lo destaco como si fuese una nota formal a pie de página de cómo sus autores están dispuestos a enfrentarse a una despedida, es decir, a una muerte.

                                                  (Viñeta 8, Página 25).

Casi siempre cuando uno tiene que ser testigo de este tipo de situaciones, sorprende que no sean muy proclives a la concisión, me explicaré. Entre los vivos, sus palabras y sus discursos despidiéndose del difunto, se pierden en lagunas redundantes, normalmente de una bonhomía trascendental. Josep Pla decía que para él el castellano era muy complejo, "es la frase larga buscando siempre el final", bueno digresión aparte, es algo parecido, cuando uno muere, siempre lo hace bondadosamente. El muerto es el bueno y es honorable y por tanto su adiós tiene que serlo de iguales características. La gramática que se le dedica es pomposa, grandilocuente, la propia parca se transforma en un gran acto grandioso, es casi si se me permite, un triunfo de la muerte. Veamos cómo los autores tratan la muerte del rey Garantiel.  Si nos quedáramos con la viñeta de más arriba, todo lo que hemos dicho valdría para introducirlo entre sus límites. Tamaño mediano, no excesivamente grande, personajes alrededor del muerto en diferentes posiciones, ejemplarizando los lazos de sangre y su interdependencia social y sin embargo, el rey no ha muerto en un acto belicoso espectacular (¿se imaginan al rey Théoden muerto en uno de sus paseos matutinos?), si no que ha caído en una emboscada, en un Paso olvidado, entre las ruinas (otra vez la geografía decrépita heredada de un  pretérito erosionado por el único dios existente, el tiempo) de puente y un río con poca agua. No obstante Bourgier y David nos regalan otras viñetas precedentes a ésta que nos dictan el camino a seguir, uno que nos muestra lo (anti)épico que es morir, el anonimato que invade hasta la figura de un rey, que como todos sabemos, no es la de un Don Nadie.

                                                            (Viñeta 7, Página 23).

Primero, lo que llama la atención de esta viñeta es la posición de sus habitantes, el encuadre del momento. En primer término los hombres del rey luchando y al fondo, Garantiel sin rostro, no lo vemos (nulo protagonismo del protagonista), siendo acorralado por el enemigo. Un bocadillo hace de ecuador de la viñeta dividiéndola en dos partes bien diferenciadas, por un lado aquello que podemos constatar, por lo tanto podemos ver, comprobar, y aquello lejano, ignoto si se quiere, que hace borrar el rostro del mismísimo rey.

                                                      (Viñeta 8, Página 24).

Como si estuviesen formando parte de algún tipo de coreografía macabra, las otras dos viñetas se suceden rítmicamente página a página. En esta otra, desde un posicionamiento traidor, desde detrás, vemos a los asesinos afrontar el envite del salvador del rey, Allar, pero sus rostros se igualan al de Garantiel, conformando una gran incógnita sentimental. Decididamente nos encontramos en las antípodas de cualquier muerte honrosa y potencialmente alejada de cualquier cariz artificioso narrativo. 

                                                          (Viñeta 3, Página 25).

Los hombres del rey llegarán a su lado, como me recuerda a la secuencia de la muerte de otro rey de ficción, Uther Pendragon en Excalibur (John Boorman, 1981, UK), pero será demasiado tarde. Garantiel cae al agua hundiéndose al lado de su onomatopeya. ¿No dicen que cuando uno muere, lo hace solo? Pues bien, Garantiel lo hace con su onomatopeya.

Es cierto que después los autores parecen recular su posición y nos crean esa viñeta de más arriba, pero lo que es incuestionable es el proceso que han seguido hasta llevarla a cabo. Uno que nos habla de escorar hacia lo diminuto, hacia lo pequeño. Este gran conjunto que estamos intentando descubrir llamado Servitud descansa en los pequeños elementos narrativos que nos hacen querer seguir avanzando en sus misterios, desvelando sus interrogantes y no hay nada como el final de un álbum para seguir con esa dinámica portentosa, que como decimos se apoya en lo ínfimo.

                                                      (Viñeta 2, Página 55).

El conflicto se va desarrollando ante los ojos del lector en forma de escaramuza, nos encontramos muy lejos de esa épica grandilocuente, estamos muy separados de los campos de Pelennor si se quiere. Kiriel y Fl'ar se adentran en Al'astan para poder abrir sus puertas con ayuda del almirante Koreil Vanarek, pero algo proveniente de las alturas hace torcer el relato (¿os acordáis de aquello que observó Delorn de camino a la Torre Blanca?).

                                                   (Viñeta 8, Página 50).

Los ángeles han llegado a la historia, es cierto que la han sobrevolado como hemos visto en El cantar de Anoroer, pero será ahora cuando pongamos rostro y cuerpo a los nuevos actores de Servitud, la pena es que tendrán muy poco protagonismo porque los autores los han desplazado hasta las últimas páginas del álbum, pero será esencial. El misterio se acrecienta y nace en una situación  trepidante: Kiriel está moribundo de un combate contra un Drekkar y Fl'ar es cuestionada por los suyos (aquí se revela su verdadera identidad, ella es un ángel, es una Iccrin).

                                                       (Viñeta 4, Página 51).

Y todo esto siendo visto por un singular personaje. No se puede despedir la acción de manera más rocambolesca, un auténtico Cliffhanger sustentado sobre esta diminuta viñeta que no dice nada, pero al mismo tiempo nos invita a seguir leyendo Servitud, a seguir adentrándonos en este conjunto que deja a un lado la épica típica y tópica para abrazar lo momentos pequeños, aquellos que sirven como verdadero motor del recuerdo. ¿Os acordáis de la famosa batalla de Al'Astan?                                   Pues bien los autores nos la mostraran pero de una manera peculiar, como digo alejada de todo espectáculo, en una serie de apuntes, notas del conflicto, en un valioso anexo que aparecerá al final del álbum.

                                                                  (Página 67).

En el libro siguiente, el cuarto, Iccrins veremos cómo terminará, pero mientras tanto su desarrollo quedará relegado a esas páginas, donde la palabra vence al dibujo, pero antes de introducirnos en la sociedad iccrin y poder saber el destino de Kiriel y Fl'ar tenemos que hacer una parada en el desierto.

                                                                                                                  CONTINUARÁ...