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domingo, 30 de mayo de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El conjunto.

 

A propósito de este viernes que NORMA ha sacado, ¡por fin!, la conclusión de Servitud (Servitude, Éric Bourgier y Fabrice David) con una maniobra desconcertante, pero que se agradece ya que a diferencia de su homóloga SOLEIL, ha editado en un solo tomo las dos partes del final de la historia, he decidido pulsar el botón de rewind para subsanar una cuenta pendiente con este Blog y regresar a esta deslumbrante BD.

Lo primero que nos encontramos, nada más abrir el cómic, es el mapa que veis más arriba como guardas esplendorosas de un tesoro a descubrir, pero además hay algo que llama poderosamente la atención, independientemente de los dibujos que también. Si mirásemos la esquina superior derecha leeríamos Libro II: Los Drekkars y ya, sin ni siquiera habernos inmiscuido en el relato, un "aviso para navegantes" nos advierte de que antes de proseguir existe un segundo tomo, es decir, que hay una estructura narrativa  por delante ante el lector. Esa pequeña orla es la representación de una idea, la de un orden escenificado en los límites circulares que encierra el texto, la de un conjunto que se irá gestionando a medida que vayamos descubriendo las páginas, que vayamos leyendo el contenido, donde sus elementos van adquiriendo su consistencia perfectamente ensamblados unos con otros administrando la información a salto de viñeta con el único objetivo de llegar a  producir una experiencia inmersiva narrativa. Hoy veremos algunos de esos elementos que hacen sospechar de esa imbricación narrativa.

Y antes del logos, el prólogo. Una sola página donde sucede algo, una información velada al testigo. El lector no sabrá absolutamente nada de lo que está sucediendo en la escena, simplemente la está observando y poco más. Un comienzo de esos que denomino suicidas donde se nos tira al abismo, una especie de "in media res" cuya función primordial es agarrar al lector por el cuello y no dejarle respirar. Lentamente, como si degustásemos un buen vino añejo, de esos de barrica de madera cubierto por un manto blanco de telarañas y una capa verdosa de moho milenario sobre su superficie, pero en cuyo interior buye el gusto supremo por las cosas bien hechas, aquellas que solamente les hace falta una cosa, el tiempo. Ése es uno de los ingredientes esenciales de Servitud, el tiempo o más concretamente, su paso. El cantar de Anoroer empezará con un trote, Kiriel, maestro de armas del rey, busca entre un país roto a un testigo para su boda, ni más ni menos, que con la hija del rey Garantiel. Pronto el linaje real se verá mutado con este evento y la endogamia noble será cosa del pasado. ¡Un plebeyo casarse con una princesa! La boda no estará bien vista por algunas casas reales pero será un hecho. Bien podríamos decir que ese es el comienzo de la génesis narrativa pero como digo, cada viñeta, cada página de Servitud encierra un detalle que nos alimenta la curiosidad por saber algo más, llegar a conocer mejor las conspiraciones que usufructúan a lo largo de sus 56 páginas. Hemos dicho que el cómic se abre con un suceso misterioso pero se cerrará con otro aún más, la idea de una conspiración casi universal que pondrá en aprietos a los Hijos de la Tierra.



        (Viñeta 2, página 28).                                          (Viñeta 6, página 29).

             

Entre estas dos viñetas se produce un interesante diálogo, uno prudente a una primera lectura. La verdad es que pasa bastante desapercibido y quizá, como me pasó a mí, no será hasta haber leído el cuarto tomo, Ecrins, cuando uno tiene que regresar a este momento, a estas dos viñetas para construir un significado que, como digo, en un primer visionado no se comprendería. Todo un esquema informativo que sustenta la narración de Servitud queda al aire, suspendido en ese momento que Delorn, el testigo y amigo de Kiriel, ve cuando una nave surca el cielo. Y también desde un punto de vista narratológico nos habla la viñeta. Quién observa el hecho, quien se da cuenta del mismo, es un personaje secundario, digamos que el sidekick del héroe, ni siquiera el propio protagonista. Es otra información que podemos sustraer de la trama, el más mínimo indicio de la misma ayuda a construir su edificio, uno que como vemos está ya prácticamente en ruinas.


                                                          (Viñeta 1, página 7).

De esta manera queda constreñida la información, aprisionada en un conjunto narrativo que tiene visos de querer escapar, de huir, por sus propios medios y de la cual seremos unos fieles testigos de ello.

                                                                                                   CONTINUARÁ...

domingo, 23 de mayo de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. La demanda del suspense. A propósito de BONE. Libro primero. IV. Kingdok.

  


Aquí estamos otra vez en el Valle con los primos Bone, bueno con dos de ellos, porque todavía no sabemos nada de Smiley Bone. Aquí tenéis la portada del episodio cuarto con ese ejército de mostrorratas de ojos rojos de ira y desenfreno, dispuesto a arrasar el Valle y la granja de la Abuela Ben. Bien estamos llegando al final del Libro I y este dibujo de la portada nos ayudará a empezar a comprender unas pocas cosas, no muchas la verdad, pero seremos testigos de un interesante proceso. El de cómo Jeff Smith va dosificando la información a la misma velocidad que la del propio relato construyendo una interesante sinergia entre ambos conceptos que se retroalimentan para ofrecernos una historia maravillosa.

                           (Viñeta 4, página 86. Edición Astiberri. Bone. El Valle).

Podríamos empezar con una primera fase de aviso a navegantes. Desde la cotidianidad, de la que hablamos un poco en el capítulo anterior, germina una extrañeza, algo que la desestabiliza y donde, normalmente, el lector es testigo junto a uno de los personajes, en este caso con Fone Bone, de lo que le pasa a otro, en este caso la Abuela Ben. Habría que rebobinar un poco, si recordáis tanto la Abuela Ben como Thorn acogen por unos días a Fone Bone y a Phoney Bone en su granja. Fone Bone fue el primero en conocerlas y el que parece desarrolla una inclinación un poco más directa a hacia Thorn, es decir, podemos estar ante una primeriza historia de amor, por lo menos por parte de Fone Bone. Phoney Bone llegará después y desde la primera viñeta, fuera de campo, veremos que la polémica le persigue. Su comportamiento desde el comienzo choca con el de la Abuela Ben. Sabemos que los primos Bone se han perdido, alejándose de su Boneville natal y han dado con un misterioso mapa que les conduce al Valle. En la Escalera del Dragón, un lugar prohibido de Deren Gard, son atacados por un enjambre de Langostas y separados. Bueno, regresando a la dinámica de este episodio, los Bone viven una situación tranquila en el bosque pero Fone Bone es testigo de algo que le pasa a la Abuela Ben, el pasmo, una especie de presentimiento de algo malo.

El recelo se enquista en la trama, ya había dado visos de que algo empezaba a ser inquietante cuando en el tercer episodio, Phoney Bone, Fone Bone le enseña el mapa a Thorn y mirándolo, se extraña de algo, le parece familiar y le recuerda a un sueño que tuvo. Este momento conecta con otro, justamente, ocurrido en el episodio primero, El mapa, cuando Phoney Bone observándolo también le dice que parece dibujado por un niño de cinco años. Quedémonos con la palabra SUEÑO y NIÑO porque serán importantes al final de este episodio. Pero tenemos que seguir hablando de gestionar la información o como diría el maestro Hitchcock, de la demanda del suspense.

                                       
                          (Viñeta 5, página 87).                              (Viñeta 5, página 100).

Poco a poco nos vamos preparando para lo que viene. Sería una segunda fase dentro de este proceso de administrar la información, preparando la trinchera. Y todo tiene que ver con el pretérito, con algo que ha sucedido en el pasado, y que al lector no le queda otra cosa que imaginárselo. En la primera viñeta que destacamos, la huida de Boneville tiene algo que ver con los tejemanejes de Phoney Bone, es decir con la corrupción y la otra viñeta alude a que están buscando, por las razones que sean, a un Bone con una estrella en el pecho, es decir al mismo Phoney Bone. El mismo actante es detonador de una información que desconocemos pero que sin duda nos hace imaginárnosla. Y cuando ocurre eso, en cualquier narración, es bonito. Cuando un autor te obliga a hacerlo, cuando tu cabeza comienza un proceso creativo para desentrañar lo que crees que pudo pasar, bajo mi humilde punto de vista, creo que es de agradecer. Además esta técnica no es ajena a Smith, la ubica por todo el relato. Es una gozada leer y al mismo tiempo imaginarte las cosas, es un homenaje literario partiendo de una base visual, diría que cinematográfica, el contracampo en off o el fuera de campo.

                                                               (Página 92).

Aquí tenéis un perfecto ejemplo en el mismo episodio. Y por último tendríamos que acabar con una tercer fase, o final, que curiosamente no sería un The end a la vieja usanza, si no que vendría con sorpresas, con un maravilloso cliffhanger que dirían hoy en día los amantes de las series de TV y que, en nuestro caso, englobaría esas dos palabras que hemos guardado, SUEÑO y NIÑO y que regresan para alimentar, más si cabe, la duda en el lector, para seguir controlando su curiosidad.

                                                                (Página 103).

El mundo de los sueños acaba de hacer su acto de presencia y como veremos irá ganando protagonismo en el desarrollo de la trama. Aquí lo que vemos es una niña asustada por un ataque de mostrorratas y que pasando la página descubriremos que se trata de Thorn, que un grupo de gente parece protegerla y que el enemigo ha invadido su lugar. Más preguntas que planean sobre un mapa de respuestas que el lector irá descubriendo poco a poco. Si eso no es storytelling, si eso no es narrar...

                                                                                                     CONTINUARÁ...


domingo, 16 de mayo de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El bardo ante el amanecer.

  

                                   

                                     (Página 54 del Storyboard de Brigada 3).

Ya hace más de un año del segundo post que escribí en Domingo de viñetas. Formar parte, hablando un poco de los dos primeros números de Brigada (Enrique Fernández, AME). Bien, cincuenta y cuatro posts después regresamos a su conclusión y lo hacemos apoyándonos en una de las páginas del Storyboard que te regalaban con el crowdfunding a través, esta vez, de Spaceman Project. Aquellos que quieran maravillarse con este amanecer tendrán que leerlo en el álbum original, aunque como se puede comprobar, observando los bocetos, también uno puede sufrir una grata satisfacción disfrutando de la creación en su estado cuasi primario.                                                                                                        

Con este amanecer queda establecido el comienzo de la conclusión, ya que no es su final en "stricto sensu", de la historia en Brigada 3 , pero podemos llegar a cerrar un cierto arco narrativo de la trilogía porque si nos acordamos así era como empezaba Brigada 1, con otro amanecer, cierto es que de índole completamente distinta, pero de esta manera queda demostrada la circularidad del relato y esto nos lleva irremediablemente a la forja de su realización. Pareciese que Brigada es un mecanismo de relojería, cuyos engranajes, elementos narrativos, se van subordinando para celebrar el hecho de "contar un cuento", pero serán, curiosamente, sus imperfecciones, sus fallos, los que nos contaran que eso de narrar no es tan sencillo y que el secreto de aprender algo está sustentando en su error.                    

Partiendo de la base de que un cuento tiene siempre su moraleja, en Brigada de igual manera que el Voirandeer trastoca todo a su paso transformando el orden en caos, podríamos decir que esa moraleja de las fábulas se convierte en evolución de sus personajes, sólo se puede evolucionar si uno ha aprendido de sus defectos. Y es que narrar no es fácil, ahí radica su encanto, en la propia tarea desafiante de poder llegarlo a hacer. Quizá todo el mundo puede contar un cuento, pero narrarlo correctamente, eso es más complicado. Y el reto de leer Brigada 3 prometía, estamos hablando de un cómic que cronológicamente se ha ido realizado a bandazos económicos, guareciéndose en diferentes plataformas para recoger un monto y poder realizarlo. Puede que la historia la tuviese atada y bien atada Enrique durante todo este tiempo, eso no lo sabremos, pero lo que es incuestionable es el tiempo, la duración en poder hacerlo y eso se ha traducido en siete años, desde la primera edición del primer Brigada (2013) hasta la última del tercero (2020). El tiempo puede ayudar, la distancia temporal gana en perspectiva posicionando nuestras prioridades narrativas en el lugar que creemos poder situarlas, pero también puede llegar a obstaculizar la constancia del trabajo, apartándolo cuando la desidia y la procrastinación nos invade, arrinconando esa idea maestra y escondiéndola en nuestro subconsciente hasta quién sabe. Como digo narrar no es fácil pero Enrique Fernández nos lega su trabajo para poder comprobarlo.

Brigada cuenta la historia de un grupo de enanos en un mundo de fantasía pero también es un cuento de amor a la familia y de odio, donde los actos más deleznables pueden llegar a tener cabida. Enanos, elfos y humanos viven en esa geografía de ficción siendo asediados por un extraño ente llamado Voirandeer, que exhala una enigmática niebla que muta todo al revés. Los escenarios van cambiando a medida que son engullidos por ese misterioso humo. Esto que podría ser complicado de seguir, no lo es tanto si prestamos un poco de atención. Existen dos escenarios claves, el poblado de Loon, Senda y su madre, donde van a parar la brigada de Ivro...

                                          (Viñeta 1, página 13 de Brigada 1).

...y la ciudad regida por las tres brujas que la han convertido en un almacén donde sus rebaños de humanos controlados y dirigidos por los elfos, dan cabida a todo aquel que huye del Voirandeer.

                                            (Viñeta 2, página 15 de Brigada 1).

Entre estos dos icónicos lugares se extiende otras tierras pero ya han sido conquistadas por el Voirandeer, entre estos dos lugares se producirán las idas y venidas narrativas, se confeccionarán las conspiraciones y se diseñarán los objetivos de cada personaje, entrelazados, con los de las tres brujas, y de sus diferentes razas mezcladas en el relato de una manera democrática y para nada partidista.  ¿Cómo podemos detectar la perfección y el error en la historia? Como hemos dicho, anteriormente, lo perfecto, lo bello que diría Umberto Eco, la suma de las proporciones, no nos interesa pero sí que nos sirve para poder comprobar que, efectivamente, partimos de algo que ha sido muy elaborado. 

Empezaremos con el lado humano, que era el que abría este post con ese amanecer en blanco y negro. En este bando incluiríamos a las brujas (Ymeda, Enis y Aya), a Loon, a su hermana Senda, a su madre y a su padre. Dejando atrás a las brujas, que son hermanas, como veréis el eco de la familia resuena por todos lados y es que funciona como un Totem o mejor dicho, como esas tallas de madera que aparecen, nada más empezar la historia en Brigada 1, en los aposentos de Ivro, y que veremos que irán viajando, casi mágicamente por toda la trilogía, saltando de viñeta en viñeta, de página en página, hasta llegar a la mano de Loon en ese amanecer tan hablado.

                                               (Viñeta 3, página 46 de Brigada 1).

Yaibed es el encargado de los elfos de traer a los humanos que huyen del Voirandeer y lleva a la madre de Loon y Senda ante las brujas porque quiere tenerlos con ella. En esta viñeta les cuenta, entre otras cosas, que Senda parece tener un poder e Ymeda, la más anciana de las tres brujas, parece interesada en el relato. Por tanto al final del primer tomo, sabemos que Senda es especial, es una niña que no puede hablar pero encierra un misterio, de igual manera que uno de los integrantes de la brigada, Ouar, también. Es un enano mudo pero que tiene mucho que decir.

                                       (Viñetas 2, 3 y 4, página 24 de Brigada 2).

Interesante conexión que como veremos se va desarrollando a medida que la historia vaya desenredándose, sustentada solamente con las miradas ya que ambos actantes no poseen el don de la palabra.

                                      (Viñetas 5, 6 y 7, página 28 de Brigada 2).

Unas páginas más adelante y antes de separarse de los dos jóvenes, Ouar entregará una piedra a Senda y ésta la aceptará sorprendida. El enano sabe algo que quizá la joven desconoce.

                                     (Viñetas 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9, página 29 de Brigada 3).

Esa misma piedra será la que pida Ouar a Senda una vez que llegan a la ciudad regida por las Brujas para liberar al Voirandeer. Como hemos visto una imbricación perfecta que une diferentes objetivos y que allana el misterio, más si cabe, entre ambos personajes alimentando la curiosidad del lector, pero cuidado, este tipo de ejercicios pueden llevarnos a un callejón sin salida, es decir, si no tenemos cuidado a la hora de analizarlos, podremos ir en contra de nuestros propios argumentos. Me explicaré.    

Brigada, en ese sentido, no es un cómic que se pueda leer fácilmente, de hecho el haber tardado tanto tiempo en elaborarse hace que regresemos, una y otra vez, al mismo para poder leerlo en su totalidad. Me acuerdo la primera vez que leí el ansiado tercer capítulo y recuerdo que me causó mucha frustración, no me gustó para nada el final de la historia. Estaba cometiendo un error, Brigada no se puede leer individualmente, como digo, hay que leerlo en conjunto. Dicho esto, además la propia estructura de cada uno y los tres en su conjunto, hacen que tengamos que tener la vista bien atenta en su desarrollo. Para preparar este análisis volví a leerlos y descubrí otra interesante conexión, como la que he explicado un poco más arriba. Esta vez unía dos momentos concretos con dos enanos de la brigada.

                             

                                             (Viñetas 6 y 7, página 25 de Brigada 2).

En este momento, Loon les cuenta lo que ha leído de los pergaminos de Ivro, diciéndoles que la mayoría de las bajas de las otras brigadas era como consecuencia de matarse entre ellos mismos y la última viñeta guarda un cruce de miradas entre Vega y Avian.

                                      (Viñetas 1, 2, 3, 4 y 5, página 44 de Brigada 3).

En esta otra página vemos, efectivamente, eso de lo que hablaba Loon, de matarse entre ellos, Vega apuñala a Avian en la espalda. Los dos momentos alejados temporalmente en su creación pero unidos narrativamente, me parecían asombrosos, pero estaba equivocado. En este post no solo hablaremos de los errores de otros, sino también de los de uno, faltaría más. Y es que el fallo es una equivocación, a quien mata Vega no es a Avian sino a Erwin, de esta manera la conexión salta por los aires, como esa veta que hace detonar la piedra de Ouar.

Pero ya está bien de hablar de la virtud, concentrémonos en el vicio. Estábamos hablando de los humanos de Brigada pero, como ya he recordado, el resto de razas danzan al unísono alrededor del Voirandeer. El cómic empieza con un pequeño Loon escuchando a su robusto padre hablar del Voirandeer para después pasar a la comunidad enana con Ivro como protagonista. El enano está rezando a su familia y en ese momento se le informa de que tiene que capitanear la brigada de un tal Macson. Ivro, ya viejo, solo desea una cosa, más que luchar contra los elfos, más que enfrentarse al Voirandeer, lo que quiere es estar con su familia. Es un personaje roto, herido, de alguna manera, perdido, de hecho no dudará en adentrarse en la niebla para dejar a la brigada huérfana de liderazgo. Es un plan que lo tenía preparado y que el encuentro con Loon, que ha leído mucho los escritos de su padre, parece ser un experto en el Voirandeer, y Senda aceleran su huida.

                                        (Viñetas 3, 4 y 5, página 22 de Brigada 3).

Un joven Ivro entrega a un Loon adolescente unas tallas de madera que representan a su familia y le dice que si ve a su otro Yo, que se la entregue para que se de cuenta de lo importante que es tener una familia alrededor. Loon se le queda mirándolo, pensativo, aceptando el encargo.

                                         (Viñetas 5, 6 y 7, página 56 de Brigada 3).

Las palabras de Ivro resuenan en estas otras tres viñetas, regresando a la página de ese amanecer que hemos citado. Loon no ha cumplido con su pequeña misión de entregar las tallas, pero las mira y sonríe abrazado a su madre y con Senda a su lado. Y sí de la familia que hablaba Ivro no fuese solamente la suya, y sí estaba hablando de la del joven también. Es en este punto donde la luz de ese amanecer también llega al lector en forma de revelación, de anagnórisis si se quiere. La madre de Loon no era muy proclive a que su hijo siguiese los pasos de su padre en el camino de la sabiduría.


                                          (Viñeta 8, página 33 de Brigada 1).

Es más, el bocadillo de la viñeta parece representar la autoridad aplastante de la madre sobre sus hijos, es casi tan grande como ellos, casi puede llegar a engullirlos como si del Voirandeer se tratase, pero parece que la madre ha sufrido un cambio, después de sobrevivir al ataque y al enfrentamiento en la ciudad, ese amanecer la ha transformado, ha evolucionado, como se puede contrastar con las viñetas de arriba. Entre esas palabras enclaustradas en ese bocadillo aparece la del padre y aquí sobresale la confusión.

                                       (Viñeta  6, página 8 de Brigada 2).

En esta viñeta Loon dice a los enanos que su padre desapareció cuando investigaba el pozo de las brujas en la ciudad. Bien, si eso es así, y de hecho el capítulo final nos regala el contexto de los hechos pasados, lo que hizo su padre en el palacio de las brujas y las consecuencias que tuvo, entonces, ¿quién es el personaje que está con Loon, de pequeño al comienzo de Brigada 1?                                              Él lo llama padre y después de su lucha, se supone contra el Voirandeer o lo que trae consigo, muere en el combate, legándole a Loon sus cadenas, sus símbolos, para que la lucha continúe en el futuro. Si no es así, si resulta que no murió, el momento pierde toda su fuerza emocional, ¿qué ha pasado? El único que nos puede ayudar es Enrique Fernández.

                                                        (Página 54 de Brigada 3).

Para acabar tenemos que seguir mirando ese amanecer porque es uno que pertenece a los humanos, pero qué pasa con las otras razas, las autóctonas del reino de la fantasía. Una vez liberada la energía del pozo, una vez que se escapa del mundo a través de la veta que explosiona Ouar, toda la fantasía es succionada a otra realidad. Enanos, elfos, seres de otros mundos, incluso aquellas humanas que han jugado a ser diosas, son barridas por una corriente que limpia aquellos elementos fantasiosos de una supuesta realidad, que a partir de ahora es propiedad del ser humano. No estamos tan lejos del mito, ni de sus creencias, es más, estamos muy cerca de Tolkien o del Bone de Jeff Smith, cuya viñeta final resumen a la perfección ese camino del mito al logos de una manera ejemplar. Aunque yo, personalmente, prefiero quedarme en otra alteridad, una en la que pudo pasar esto otro.

Y este tríptico, sí que es el verdadero final de Brigada. Qué le vamos a hacer a algunos nos gusta convivir con Enanos, Elfos y Dragones, sólo somos bardos.

domingo, 9 de mayo de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. Empezar por el final. TRES. (II).

 


Seguimos rebuscando en la cronología de estos dos clásicos del cómic. Está vez le toca al cowboy más rápido que su sombra, aunque noticias recientes, nos hagan replantearnos la mítica frase desde otro punto de vista. El de Bonhomme que con su última BD Lucky Luke Wanted, la cuestiona poniendo en boca de un personaje que "aquel que dispara más rápido que su sombra no está batiéndose en duelo sino ejecutando". Anécdotas aparte, hoy la política se convertirá en objetivo bufonesco para ser masacrada por la ironía goscinniana de Gerra en El hombre de Washington y por Benacquista y Pennac en el de Lucky Luke contra Pinkerton, ambos álbumes dibujadas por un Achdé en estado de gracia, como de costumbre.

El hombre de Washington (L'Homme de Washington, 2008, Lucky Comics), como el título de este post, empieza por el final, con un duelo entre Lucky Luke y Billy el niño, pero como si no le interesará el organigrama del western, rápidamente se disipa el suspense y el relato cambia de dirección para dejar paso a la "estructura goscinniana", que ya no la abandonará  en lo que queda de álbum.

Esta primera viñeta...                         


                                                   (Viñeta 10, página 4).

 ...montada sobre estas otras revela su secreto.

                                                   (Viñetas 3 y 4, página 5).

La crítica al cliché enfundada con humor. El ejercicio comparativo es el que hace invitar a la ironía a lanzar sus dardos sobre la clase política. Dos lugares, un saloon y el club de senadores de los Estados Unidos, engarzados como mecanismos de relojería para comprobar que sus habitantes son los mismos, o increpan de igual manera, no existe diferencia entre los rudos vaqueros y los exquisitos senadores, todos comparten un mismo vocabulario, unos mismos bocadillos y la efigie de Lucky Luke y del mayordomo del club, asumiéndolo estoicamente de igual manera, los empareja también y nos habla de cierta cotidianidad de la corrupción en el Oeste, tanto social como política.

Achdé y Gerra rescatan al senador Hayes que ya apareció en otro álbum, concretamente el número 44 de la serie dibujado por Morris y escrito, curiosamente, por otras cuatro manos, Fauche y Léturgier, titulado Sarah Bernhardt (1982, Dargaud). Es un personaje que irá modulándose a medida que avance la serie, apareciendo episódicamente junto a su querida mujer y su pasión por la limonada, pero el hecho de rescatarlo es el reclamo perfecto para, como siempre, reírse de algo.                                      

En este caso, Lucky Luke será el encargado de guardar las espaldas del senador en su carrera por llegar a la Casa Blanca, viajando en una estrambótica odisea que le llevará por los rincones más típicos del Oeste, y donde el lector irá coleccionando una serie de momentos cómicos, pero que subterráneamente ya los hemos vivido otras veces, y por desgracia más recientemente en nuestro país, nos hablan directamente de la hipocresía del político, de la demagogia de su discurso.

                                                       (Viñeta 8, página 16).

Momentos sibilinos que se repiten en bucle...

                                                       (Viñeta 5, página 23).

...cuyos argumentos maquiavélicos se desmontan por sí solos, convirtiéndose en meras permutaciones semánticas...


                                                    (Viñeta 1, página 29).

...donde aquel que posea un mayor ejercito de adjetivos es el que convencerá mejor, demostrando con ello la propia superficialidad del discurso político y sus miras.

Y seguiremos con el tema de la seguridad en Lucky Luke contra Pinkerton (Lucky Luke contre Pinkerton, 2010, Lucky Comics) porque aquí el objetivo de la sorna será la famosa agencia de investigación de Allan Pinkerton, un auténtico gran hermano orwelliano que pondrá en jaque al propio Luke.

Antes que nada, una curiosidad. Para aquellos que piensen que puede haber algún autor nuevo que pueda traer viento fresco a la serie, ahora mismo y por rabiosa  actualidad pienso en Bonhomme, recordarles que son unos ilusos. El Wanted Lucky Luke ya aparecía en este detalle de la portada de Lucky Luke contra Pinkerton  y ha habido momentos en los que el vaquero ha tenido que transgredir la propia Ley para poder hacer justicia, me viene a la mente El jinete solitario (Cavalier seul, Lucky Comics, 2012) de los mismos creadores, pero hay muchos más. La cuestión no es intentar descubrir el Mar Mediterráneo, si no intentar averiguar porque nos siguen fascinando las aventuras de ciertos personajes de los cómics. Desde aquí no quiero menospreciar a un artista como Bonhomme, que a mí particularmente me fascina (creo que lo dejé claro en este mismo blog hace un tiempo), pero si dejar a un lado ese tipo de "diálogos para besugos" para saber quién es el más listo de la clase. Creo, sinceramente, que este tipo de cosas tenían que estar ya superadas. 

Centrémonos, hablando de mantener la seguridad de la creatividad de algunos maestros, en Lucky Luke contra Pinkerton se nos habla también de cierta protección, en este caso la del presidente Lincoln, ni más ni menos, aunque habría que ubicar la crítica más en la exhaustiva (sobre)protección, incluso abusiva, de la famosa agencia de detectives con la ciudadanía.

                                                    (Viñeta 7, página 10).

Y para ello, Achdé y su equipo tienen que saber cómo presentarlo. Ante ellos tienen un gran modelo a seguir: el maestro Morris y su "gofrera". Era así cómo llamaba el artista a su arte secuencial, durante páginas y páginas Morris describía las situaciones con pequeñas viñetas precisas y seguidas para después captar la atención del lector con una viñeta mayor, aplicándola un curioso choque de color, un contraste que también reforzaba ese llamamiento al que se acercaba a su relato. Pues bien, Lucky Luke contra Pinkerton es un buen ejemplo de lo anterior, ahora bien, Achdé lo utiliza de manera diferente, ya no sólo lo limita a una o dos páginas, quiere extenderlo a más, ampliando su manera de contar la historia, y luchando con intentar mantener más tiempo la atención de su posible lector.

La viñeta de más arriba es la presentación del alter ego de Lucky Luke, Pinkerton. Bien, en cómo presenta a este héroe/villano se esconde el desafío: demostrar si es capaz de multiplicar ese arte secuencial en prácticamente todo el álbum, en resistir esa "gofrera" morrisiana de más de una página. 

                                                    (Viñetas 6 y 7, página 6).

Estas viñetas son la génesis del reto. Todo tiene que comenzar en un objeto, un billete falso de dos dólares, como motor narrativo, o mejor dicho, de una primera narración, una pesquisa. Lucky Luke empezará a investigar quién le ha dado ese billete y pasando por diferentes lugares, hablando con diferentes personajes, llegará a la conclusión de que detrás existe una banda de falsificadores. Será en su zulo donde aparecerá Pinkerton y donde, nacerá el verdadero problema con el cowboy. Cómo destruir a un héroe, ese sería otro motor del relato, una vez que se han presentado los diferentes actantes de la trama. Pinkerton lo sabe y también sabe que utilizar las armas es inútil, sólo le queda una cosa, el desprestigio y para ello solo necesita un ejército de hombres.

                                                           (Viñeta 1, página 12).

Bueno, parece que los tiene y la manera en que los utiliza, y no solamente contra Lucky Luke si no contra los ciudadanos, es también digna de secuencializar.

Efectivamente, utilizándolos como ojos y oídos en todos los sitios y estados, una auténtica red de espionaje en el Oeste. Bien, hemos terminado con la seguridad de los ciudadanos puesta en entredicho, amenazada, un punto y final a este post que nos ha salido un poco político, que espero no politizado.

domingo, 2 de mayo de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. Empezar por el final. TRES. (I).

 

Seguimos rastreando, de una manera inversa, el orden cronológico de publicación de estos dos clásicos del noveno arte, que van más allá de la BD. Con Astérix llegamos a las costas de Uderzo, su último guardián, una etapa cuanto menos rocambolesca, donde podemos ser testigos de los últimos coletazos de su creatividad en solitario, pero también de contemplar algún que otro resbalón, como veremos a continuación. En cuanto a Lucky Luke seguimos la estela que deja el pincel de Achdé y los guiones de Benacquista, Pennac y Gerra (mucha gente, ¿verdad?), pero eso ya lo veremos la próxima semana como de costumbre en estos dípticos que hacemos.

El aniversario de Astérix y Obélix. El libro de oro es un álbum cuanto menos inquietante, donde el hecho de su realización, la celebración de medio siglo con el/los galo(s), está por encima de su valor narrativo. Sin que sirva de precedente con este álbum, Uderzo pone su particular pica en Flandes para relatarnos algo difícil de capturar, no ya de recrear que eso más o menos se puede llegar a realizar. Estoy hablando del tiempo, de su paso, de su legado, y es que ante el lector no sólo se abre un cómic sino medio siglo de vivencias plasmadas en una planche.

                                                      (Viñeta 2, página 5).

La primera viñeta que observamos después de la maravillosa y conmovedora dedicatoria de Anne Goscinny a una obra, a un autor y a su padre, es parte de la empalizada que forma límite y frontera de la aldea gala. Nada más empezar Uderzo nos confronta con el tema del álbum, no pierde el tiempo en escenificar ni a sus héroes, ni a sus conflictos u objetivos, sino decidido desea plasmarlo. Después de convertirse en escenario de multitud de acechanzas, su sola presencia derruida, olvidada, dejando que la Naturaleza haga su labor, empezando a invadir el propio perímetro galo. De eso se trata cuando uno quiere celebrar un aniversario, de rememorar el tiempo, de poder controlarlo, de borrar aquello que quizá siga siendo demasiado puñetero y edificar nuevos recuerdos en detrimento de heroicidades inventadas. Pero además, Uderzo hace otra cosa interesantísima y que como veremos en su anterior álbum, parecía tenerla perdida, y es acordarse de su compañero y otorgar una autoironía goscinniana al reto, dibujándose el mismo para después ser agredido por sus "propios hijos creativos" por atreverse a semejante cosa.

                                                          (Viñeta 4, página 8).

Ese guiño le hubiese gustado a René seguramente. La osadía solamente dura un par de páginas y rápidamente regresamos al contexto de este jubileo para poder desplegar sobre el mismo a toda la familia asterixiana y homenajear también a las artes, mayores y menores, que han bebido del mismo. Homenaje y referencia se dan la mano para construir el punto y final de una carrera. El libro de oro se convierte de esta forma en la última carga de su creador, un adiós memorable, donde su estilo se va creando (las diferentes intervenciones/felicitaciones de todos los personajes alimentando una trama sin trama) y destruyendo (las numerosas alusiones al lector, rompiendo una especie de cuarta pared cinematográfica, aunque sería más oportuno, minando los márgenes de la propia viñeta para saludar al lector) al mismo tiempo narrativo. Al final, y ante cualquier posicionamiento conservador, Uderzo opta por la revolución, por hacer saltar por los aires algunos momentos, y lo importante de esto es que lo hace como lo hubiese hecho Goscinny, con ironía.

                                                      (Viñeta 5, página 3).

Algo desestabiliza a Astérix en ¡El cielo se nos cae encima! La primera prueba de ello se la encuentra en el bosque, cuando caminando con Obélix e Ideafix, ve un jabalí totalmente paralizado. Volvemos a ser testigos de la inmediatez temática en la propuesta de Uderzo, que esta vez sí que podemos certificar que es su despido narrativo. Con este álbum cierra sus relatos porque como ya hemos descrito antes, El libro de oro funciona más como compendium que como historia en sí, aunque se nos regale alguna que otra perla narrativa, como la aparición de César, Cleopatra o Cesarión, o incluso la propia organización de la celebración, dando pie a justificar un relato casi epistolar. El álbum 33 es el carpetazo a las aventuras de Astérix escritas y dibujadas por Uderzo. Y cómo lo hará, pues curiosamente apoyándose en una de sus máximas referencias, Walt Disney, pero al mismo tiempo desplazándola a una confrontación, casi cultural. Llama la atención la propuesta porque su siguiente álbum estará plagado de referencias, pero quizá aquí están enzarzadas en un relato.

                                                      (Viñeta 1, página 7).

La inquietud va in crescendo cuando la misteriosa esfera cubre la aldea con su sombra. Se llega a un estado de pánico construido, viñeta a viñeta, cuando Astérix junto a Obélix, Ideafix y Panorámix van descubriendo que todos sus vecinos y animales están paralizados, igual que el jabalí que encontró en el bosque. Es un arranque prodigioso para el álbum e inaudito para la serie, después de tanto tiempo disfrutando de las aventuras del galo, aún parece que hay lugar para la sorpresa, aún hay maneras de seguir manteniendo el suspense después de tantos años, aunque veremos que se trata de un espejismo por desgracia y rápidamente la esfera se irá desinflando con el paso de las páginas, lastimosamente. Y es que mantener un comienzo tan brillante puede lastrar los objetivos conclusivos del final, no obstante me gustaría resaltar uno de los propósitos de ¡El cielo se nos cae encima!, que como digo, escenifica un auténtico choque de civilizaciones, algo que también llama la atención en la obra de Uderzo y en la de Goscinny.

La crítica siempre ha acompañado a Astérix en su Galia particular, pero también a donde quiera que se haya desplazado, envuelta en humor, pergeñada en la ironía sana y inteligente de uno de sus bardos, el gran René Goscinny pero aquí, aunque el humor campa a sus anchas por toda la aldea y proximidades, no está tan parapetada como solía estarlo, esa fue una de las cosas que perdió Uderzo al desaparecer su compañero de armas, la sutileza. El ubicar la gota de humor salpicada de crítica, y a veces de autocrítica, que hacía pararse a pensar en aquello de lo que te habías reído. Todo eso desaparece aquí, gags habrá pero digamos que tontos, y entiéndanme sin ningún objetivo peyorativo sino, más bien, lógico. 

¡El cielo se nos cae encima! puede llegar a ser el álbum más bufonesco de Uderzo, de una carga de profundidad solamente visual pero por una razón, porque como ya he explicado, Uderzo parte de un homenaje a Disney, concretamente su etapa "cartoonist" que fue la que mamó cuando era pequeño y por tanto el humor tiene que ser casi comedia "slapstick". Eso por un lado pero por el otro, y quizá la referencia le quede un poco lejana, está el manga. El cómic japonés nos invadió a todos hace unas décadas y no nos ha soltado, de igual manera que Marvel o DC tampoco, por eso que la condición de este álbum es de guía, de faro, para observar también la deriva cultura de la BD concretamente o del cómic europeo en general.