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domingo, 30 de mayo de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. El conjunto.

 

A propósito de este viernes que NORMA ha sacado, ¡por fin!, la conclusión de Servitud (Servitude, Éric Bourgier y Fabrice David) con una maniobra desconcertante, pero que se agradece ya que a diferencia de su homóloga SOLEIL, ha editado en un solo tomo las dos partes del final de la historia, he decidido pulsar el botón de rewind para subsanar una cuenta pendiente con este Blog y regresar a esta deslumbrante BD.

Lo primero que nos encontramos, nada más abrir el cómic, es el mapa que veis más arriba como guardas esplendorosas de un tesoro a descubrir, pero además hay algo que llama poderosamente la atención, independientemente de los dibujos que también. Si mirásemos la esquina superior derecha leeríamos Libro II: Los Drekkars y ya, sin ni siquiera habernos inmiscuido en el relato, un "aviso para navegantes" nos advierte de que antes de proseguir existe un segundo tomo, es decir, que hay una estructura narrativa  por delante ante el lector. Esa pequeña orla es la representación de una idea, la de un orden escenificado en los límites circulares que encierra el texto, la de un conjunto que se irá gestionando a medida que vayamos descubriendo las páginas, que vayamos leyendo el contenido, donde sus elementos van adquiriendo su consistencia perfectamente ensamblados unos con otros administrando la información a salto de viñeta con el único objetivo de llegar a  producir una experiencia inmersiva narrativa. Hoy veremos algunos de esos elementos que hacen sospechar de esa imbricación narrativa.

Y antes del logos, el prólogo. Una sola página donde sucede algo, una información velada al testigo. El lector no sabrá absolutamente nada de lo que está sucediendo en la escena, simplemente la está observando y poco más. Un comienzo de esos que denomino suicidas donde se nos tira al abismo, una especie de "in media res" cuya función primordial es agarrar al lector por el cuello y no dejarle respirar. Lentamente, como si degustásemos un buen vino añejo, de esos de barrica de madera cubierto por un manto blanco de telarañas y una capa verdosa de moho milenario sobre su superficie, pero en cuyo interior buye el gusto supremo por las cosas bien hechas, aquellas que solamente les hace falta una cosa, el tiempo. Ése es uno de los ingredientes esenciales de Servitud, el tiempo o más concretamente, su paso. El cantar de Anoroer empezará con un trote, Kiriel, maestro de armas del rey, busca entre un país roto a un testigo para su boda, ni más ni menos, que con la hija del rey Garantiel. Pronto el linaje real se verá mutado con este evento y la endogamia noble será cosa del pasado. ¡Un plebeyo casarse con una princesa! La boda no estará bien vista por algunas casas reales pero será un hecho. Bien podríamos decir que ese es el comienzo de la génesis narrativa pero como digo, cada viñeta, cada página de Servitud encierra un detalle que nos alimenta la curiosidad por saber algo más, llegar a conocer mejor las conspiraciones que usufructúan a lo largo de sus 56 páginas. Hemos dicho que el cómic se abre con un suceso misterioso pero se cerrará con otro aún más, la idea de una conspiración casi universal que pondrá en aprietos a los Hijos de la Tierra.



        (Viñeta 2, página 28).                                          (Viñeta 6, página 29).

             

Entre estas dos viñetas se produce un interesante diálogo, uno prudente a una primera lectura. La verdad es que pasa bastante desapercibido y quizá, como me pasó a mí, no será hasta haber leído el cuarto tomo, Ecrins, cuando uno tiene que regresar a este momento, a estas dos viñetas para construir un significado que, como digo, en un primer visionado no se comprendería. Todo un esquema informativo que sustenta la narración de Servitud queda al aire, suspendido en ese momento que Delorn, el testigo y amigo de Kiriel, ve cuando una nave surca el cielo. Y también desde un punto de vista narratológico nos habla la viñeta. Quién observa el hecho, quien se da cuenta del mismo, es un personaje secundario, digamos que el sidekick del héroe, ni siquiera el propio protagonista. Es otra información que podemos sustraer de la trama, el más mínimo indicio de la misma ayuda a construir su edificio, uno que como vemos está ya prácticamente en ruinas.


                                                          (Viñeta 1, página 7).

De esta manera queda constreñida la información, aprisionada en un conjunto narrativo que tiene visos de querer escapar, de huir, por sus propios medios y de la cual seremos unos fieles testigos de ello.

                                                                                                   CONTINUARÁ...

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