“Sobre las pupilas de sus ojos se podía contemplar el destello dorado. Nicole Lagger empezó a temblar, no dando crédito a lo que había encontrado en el Corredor de la Roca. Enfrente de la intrépida aventurera se encontraba el símbolo del Dios Chac, tallado en oro. El deseado objeto se encontraba situado en el interior de una derruida hornacina, que formaba parte de la pared derecha del Corredor. Su mano temblorosa se decidió a penetrar en el hueco poblado de telarañas. La joven miraba hipnotizada la calavera que representaba al Dios de la Lluvia maya. Pero el
ronroneo paso de la Roca la despertó bruscamente. Se acercaba peligrosamente a su posición, arrastrando todo a su paso. Solo
tenía una oportunidad de conseguirlo y era ahora o lo perdería para siempre.”
Bueno amigos, me he retrasado un Ludomingo, pero aquí estoy con mis Aventureros,
intentando salir del maldito Templo de Chac. Si bien es cierto que al principio
todos entraron unidos, ahora nos encontramos con una situación diametralmente
opuesta. Cada uno va por su lado. Basándome en sus historiales, he dado vida a
esas pequeñas figurillas otorgándoles una supuesta libertad de elección que beneficie
sus intereses. ¿Y cuáles son? Bueno, como podemos observar en la primera foto,
al fondo se encuentra la intrépida Nicole, siendo la primera en llegar a la hornacina
donde se encuentra el tesoro más preciado de todos los que puedan aguardar en
el templo, la efigie del mismísimo Díos Chac. La elección del experto marinero por encontrar tesoros debajo del agua,
me ha llevado a dirigirlo hacia el Río Subterráneo y el conservador Mustafar,
práctico se ha decidido por provocar al azar, dirigiéndose al peligroso puente
colgante. Mientras tanto Bill Baker, a espaldas del musulmán ha decidido seguirlo firmemente.
Me quedé con Nicole intentando tener suerte en su tirada de dados pero la
Roca se aproximaba peligrosamente. La situación deMustafar, sin embargo cambió, su suerte
con los dados, aunque el diría que es su fe en el profeta, lo posicionó en
cabeza de la huida mientras que el astuto Baker decidió seguir los pasos
del árabe, aventurándose sobre el puente. ¡Y mirad! ¡Está solamente sobre una
tabla! Y no podemos olvidarnos de la inquietante presencia de Markus y de la
guatemalteca Araly, a la derecha de la foto. Uno expectante y otra preocupada
por salir del templo cuanto antes. Y es que la Roca se aproxima hacia la salida
del Templo y si no consiguen llegar antes que ella, la entrada se cerrará para
siempre. El lento avance de la Roca, volví a tener suerte con su tirada de
dados, no desconcentró a Puccio, que siguió avanzando por el río. Era una
opción arriesgada, porque una vez que te introduces en sus aguas no puedes
retroceder, la corriente te lleva a la Cascada.
Al final decidí, dejar el símbolo de Chac, he hice que Nicole se uniese al
grupo. Otra vez, volvían a estar juntos. Tuve suerte con los dados de Baker,
que saltó en el último instante del puente y con los de Puccio, que realizó la
misma operación pero en la Cascada. Todos se acercaban a la salida pero la Roca
los observaba muy de cerca. Mientras Araly avanzaba como podía por los
peligrosos rápidos del río y Markus seguía obteniendo riquezas en su periplo,
sin percatarse de que era el último y que podía quedarse encerrado eternamente
en el interior del Templo. ¿Llegaran a salir todos?
La
frase musical empieza con el sonido de unos tambores dándonos la bienvenida
acompañado por las notas de un Chalomeau
y finaliza con la incorporación de un coro. Un minuto de duración le bastan al
compositor para dejar claro una cosa, y utilizando un símil con la figura del
capitán Diego Alatriste, sabe lo que
se hace, es un autentico mercenario. El comienzo nos inspira ruidos de batalla
lejanos, los tonos de la percusión son divididos en tres sub-grupos que se
repiten, dejando un espacio de unos segundos entre los mismos, que cada vez se
van acercando muy sutilmente. Podemos imaginarnos, a medida que nos
aproximamos, emocionalmente, las descargas de los cañones en la lejanía. La posterior presentación de un tipo de clarinete también de la
misma fecha, lo hace de una manera tenue y mínima; es el lamento de los
protagonistas de la contienda, los propios soldados que, más que vivirla, la
están sufriendo. El coro amplificará esa idea, apoyándose en una sola palabra,
gloria. ¿A qué gloria se refiere cuando esta acompañada de lamentos y
andanadas? ¿A qué tipo de épica se puede aludir cuando se utiliza una endeble
percusión seguida de un timorato clarinete, siendo rodeada por una tonalidad
baja vocal? Estamos ante el paisaje de una batalla y el reflejo de un tiempo. Sólo
los maestros pueden lograrlo en un minuto y algo.
“Hay que buscar ese lugar intermedio en tierra de todos, que clara y
directamente nos lleve al mismo sitio (…) a la emoción.”
Roque Baños.
El
título de esta partitura nocturna parece rimbombante y puede que lo sea, pero me explicaré. De un paisaje
nos centraremos en aquellos que lo habitan; de un lugar (Flandes)
pasaremos a una acción (batalla) y de ésta a un personaje, soldado (Alatriste). Se podría decir que
todo gira en torno a esta trilogía geográfica-ficticia-musical. Desde el tema 1
al 20, pero habría que hablar de salvedades, de singularidades, que al fin y al
cabo, es de lo que trata la ficción literaria (la serie de Pérez Reverte), como la
cinematográfica (versión Díaz Yanes).
Quiero decir que, por mucha HISTORIA, por mucho REY o por mucha CORONA, lo que
de verdad hace avanzar a un pueblo en su victoria, como en su derrota, en su gozo
y en su sombra, es el individuo, el anónimo que conforma esos legendarios Tercios, mesnadascompuestas por personas desconocidas que reunidas impulsan un
logro, a pesar de las pérdidas a las que tienen que hacer frente. De esos
ignorados hablan las novelas y la película y, por supuesto, la música tendrá
que describirlo, porque, qué es sino el capitán Alatriste, un personaje, singular enfrentado a su tiempo (S.
XVII), dentro de un espacio concreto (España) y desarrollando una acción
específica (batallar). El primer track
ejemplifica muy bien lo descrito, durante ocho minutos y treinta segundos esplendorosos.
Nos aproximamos desde la lejanía,
el efecto de percusión en intervalos, dejando segundos entre espacio y espacio,
como ya hemos señalado, es antológico. Pero esta descripción del
escenario sería fútil sino existiera el elemento bisagra, que conectase con el
espectador/oyente. Por ejemplo a la utilización de un determinado clarinete
(asociado con una zona de Europa), se le añaden la percusión representativa de
un eco de batalla y la guitarra española en sus diferentes variantes, entre
ellas la barroca, presentando la incorporación de dicho elemento conector con
el testigo de la ficción, el narratario perfecto. A través de tres instrumentos
desperdigados en un mapa tonal (la partitura), esto es, el clarinete, el tambor
y la guitarra, Roque Baños nos
desgrana sutilmente la clave. Todo de alguna manera entrelaza o mezcla al tema,
rozándolo o persiguiéndolo, impuesto por un ritmo desigual, dependiente de la
situación.
Podríamos estar hablando de una
partitura monotemática, apoyada en sus múltiples variantes pero no es el caso.
A través del tema relacionado con Alatriste
(la guitarra española) se nos va conformando una serie de contenidos de
diferente complejidad sonora. Las notas desgarradas por la pulsión de las
cuerdas, son expandidas en diferentes tonalidades, siendo siempre la misma,
pero teniendo diferente significado; de la misma manera que el sentimiento del
personaje, varía en cada momento dependiente de la situación a la que se
enfrenta. Gracias a esta singularidad, el esquema musical avanza. Podríamos
citar otro ejemplo de singularidad, y van dos; es el que oímos en el track número dieciocho, titulado héroe abatido.
Oímos el tema de Alatriste construido sobre la misma
base, pero con diferente instrumento, una trompa marina, la intensidad es
rotundamente baja, el protagonista ha caído, el final está próximo y lo que
realiza Baños es engarzarlo con otro
tema, el de Angélica, donde la
sinfonía cobra más protagonismo, acentuada por la presencia del coro,
anunciando el tema que lo precede, el de la batalla.
De esta manera el compositor ha fusionado dos temas de la soundtrack, describiéndolos con una misma intensidad tonal, pero de
procedencia dispar, teniendo instrumentos de cuerda, de percusión y de viento
tocados con el único fin de ser oídos juntos, como uno solo. Roque Baños nos está diciendo que ambos
personajes y sus sentimientos estarán unidos por vida, aunque físicamente sus
cuerpos no lo puedan hacer práctico, por la distancia geográfica y por lo social.
Diferentes singularidades para
conseguir una pluralidad de significados y sensaciones dentro de un contexto
político y social, como el que se oye en el penúltimo tema del compacto,
entroncando con la fanfarria del tema final, autentico apoteosis de la épica
decadente de la partitura y de las secuencias de la película, succionadas de la
procedencia de las hojas de las novelas. El tema se llama cuenta lo que fuimos y está
plagado de singularidades que nos
conducen a una realidad más allá de la histórica, enfrentándonos con nuestra
cultura más ancestral.
Una trompa marina se va abriendo paso entre las notas de
la percusión, lentamente como pasos quejumbrosos, como si estuviésemos
asistiendo a un desfile. El coro refuerza el eco de reminiscencia litúrgica de
la composición, recordándonos que más que un desfile, se trata de una
procesión, finalizando en una sucesiva
sinfonía de instrumentos que rezan con la presencia vocal, protagonista al
final del tema. La religión perenne en nuestra cultura reflejada en estas
notas, constatando su presencia inabarcable en el espacio y el tiempo, es la
huella testimonial del pasado, el presente y el ¿futuro? tradicional. Las notas
finales están en lo alto de su intensidad, para segundos después apagarse sutil
y lentamente como habían empezado, enlazando con las vigorosas notas de la
percusión, pertenecientes a la fanfarria final de la partitura. Estamos
asistiendo ¿a una ascensión a los cielos del héroe? o ¿a un declive a los
infiernos de un imperio? Quizás sean las dos cosas, pero de lo que no
cabe duda es del subyugante poder sugestivo de la singularidad frente a la
omnipotente potestad de la pluralidad. La confrontación del ente desconocido, y
por lo tanto ignorado frente a la institución milenaria de la masa. Un ejemplo a seguir por cortesía
del señor Baños, puesto en planos
por Agustín Díaz Yanes, elucubrados
de la mente de Pérez Reverte. Una
curiosa trilogía, ¡una más! Para cerrar la opinión de este artículo sonoro.
¿Otra Space Opera en televisión? Sí. ¿Otra vez un
grupo de perdedores? Sí. ¿Otra vez naves volando de un sitio a otro? Sí, pero
hay algo en Firefly que la diferencia del resto. ¡Prepárense para volar con la
Serenity y su tripulación!
Capítulo 1. Serenity. (Piloto).
Su disonancia descansa en su aproximación al género, que en mi modesta
opinión lo hace evolucionar hacia otros derroteros, hermanándolo con otros
géneros y utilizando una estética muy particular (los zoom agresivos y las
rectificaciones de cámara por citar algunos) sin dejar de lado la focalización
de los actantes, cuestionada también (lo que parecen y lo que son, “realmente”).
Es una forma de aplicar ciertos preceptos estéticos y formales para después
subvertirlos, por lo tanto nos encontramos con algo nuevo en la ficción
catódica creado por Joss Whedon, o fue algo novedoso cuando se estrenó allá por
2002. Veamos.
La cámara
espasmódica no es una cosa nueva en la ficción televisiva, los desenfoques y
movimientos de zoom muy en boga en los años setenta en las salas de cine
tampoco nos tendría que sorprender, pero es en el contexto donde se producen
estos elementos estéticos donde adquieren su rareza, apoyándose en la forma para
impulsar el contenido. Esta herencia formal pretérita solo responde a una
inquietud, la deslocalización del punto de vista pergeñado por una hipotética
búsqueda de lo verosímil, en un escenario totalmente construido. Introducir
elementos que desestabilicen la percepción del espectador en el interior del
proceso narrativo dinamitando el género, la Ciencia Ficción, con supuestos
retazos realistas a lo “cinema verité”.
Y es aquí donde nos topamos con la aporía y aquí es donde reside la novedad. En el contenido de la
propuesta se presenta la opción inviable. El proceso deconstructivo es
imposible (tanto que su resultado final fue la cancelación del propio show,
aunque si es cierto que generó una película, gracias a la legión de fans que
produjo). El propio límite del género es cuestionado, casi al final del
episodio, no sabiendo muy bien si estamos viendo una serie de vaqueros o del
espacio. Esta abstracción genérica es representada, impolutamente al final de
los títulos de crédito donde aparece una manada de caballos corriendo y,
repentinamente encima de sus crines, la Serenity. ¡Qué arrogancia visual!
Los
muros que encierran un género se van destruyendo a medida que la acción va
desatándose de sus propias ataduras para ligarlas a otros géneros como es el
Western, que curiosamente es la mítica que utilizaron los pioneros
norteamericanos para contar/crear su historia, enalteciéndola en la mayoría de
los casos o encubriéndola en unos pocos. Y de eso va también la serie, porque lo
que quiere contar el señor Whedon es la historia de su país pero con otro
enfoque, cambiando el escenario, apoyándose en un género para trasvasarlo a
otro, y de vez en cuando, experimentar formalmente la oportunidad de hacerlo.
La utilización del espacio es fundamental en el Western y la aplicación de este
axioma (lo contrario de la aporía) está representado en infinidad de planos,
pero existe una secuencia que aglutina su potencialidad; es aquella donde
disparan a Kaylee (Jewel Staite). La secuencia empieza desmembrada en planos
medios (posicionamiento físico de los cuerpos), forzando la aparición de
primeros planos (intensificación de sus intenciones). El encuentro es entre Mal
y Dr. Simon (Sean Maher) amenazados por un espía de la Alianza y la aparición
fantasmal de Shepherd Book (Ron Glass), pero la
aparición de Kaylee inclina la balanza de la tensión hacia su explosión,
representada por un disparo. En el momento que es disparada la mecánica de la
Serenity, se da la bienvenida al plano general para presentar al resto de los
personajes, que se irán filtrando. Jayne (Adam Baldwin) lo hará por la
compuerta principal, dirigiéndose hacia el supuesto homicida, mientras que Zoë
y Wash lo harán por la escalera metálica de la zona de carga. El plano general
alimentado por la acción, el movimiento de los actantes, potenciando su épica o
su vulgaridad siendo desarrollado. Pero existen otros momentos que nos avisan
de que no estamos compartiendo la ortodoxia de las producciones típicas del
género. Son aquellos que electrocutan el ritmo narrativo para dejarnos
literalmente conectados, sin saber cómo reaccionar, o reaccionando de la única
manera posible, engancharnos a la acción. El baño de la prostituta, psicóloga
Inara (Morena Baccarin) con pequeños planos que se congelan en el tiempo, a
medida que va pasando su chorreante esponja por su cuerpo; una auténtica “set
piece” de una belleza setentera a lo David Hamilton (Bilitis, 1977). Nada más empezar
existe una secuencia entre Wash, el piloto (Alan Tudyk), y Zoë, la
lugarteniente de la Serenity, quedándose
solos. Empiezan siguiéndose mutuamente, como si sus encéfalos generasen
endorfinas que les propulsasen a descubrimos el interior de la Mula volante y
lo típico sería que al final acabasen enrollados en algún beso y abrazo retorcido, pero lo que vemos
es, cuanto menos, enigmático. Justo cuando se introducen en el puente de mando,
la cámara se queda atrás, encuadrándoles entre los límites de la compuerta. Los
vemos de lejos y sus carantoñas y roces son lejanos, pero lentamente la cámara
se aproxima, rompiendo esa intimidad de pareja que comparten, como si la
cámara, el punto de vista o el espectador, violentase el momento. O cuando un
desenfoque puede representar perfectamente un orgasmo, la serie está plagada de
estos momentos que electrifican el camino de la narración, cuestionándola. Pero
no hay que olvidarse de los actantes, ya que es una historia contada desde el
punto de vista de aquellos que perdieron, otra aporía; se suele decir que la
historia es contada por los vencedores, pues aquí eso no se produce. El capitán
Mal (Nathan Fillion) representa una forma de perdedor, aquel que apostó por
unos ideales (besa una cruz, por lo tanto es un hombre de fe, corre y dispara,
es un hombre de acción, al principio) y los perdió (en un único plano, donde se
queda paralizado, sin pestañear siendo testigo de la explosión de todo su
escuadrón).
Es la pérdida del compromiso (el prólogo del show) y de la
posterior recuperación del mismo (la serie propiamente dicha). Se podría decir desde la construcción del personaje, que es el
prototipo genérico que habita en el género, una extraña mezcolanza entre el Han
Solo y Luke Skywalker de Star Wars. Comparte el carismático encanto gamberro
del primero y la inocencia de luchar por lo que uno cree del segundo. Pero a
nivel narrativo es un renegado, un Browncoat. Y es que en el nuevo mundo no es
todo tan brillante como nos lo quiere hacer creer la poderosísima Alianza. El
universo de Firefly, es uno muy real, no tan idealista como el de Star Treck,
ni tan maravilloso como el de Farscape, por citar shows emblemáticos de siempre
y de hace poco. Pero, ¿quiénes son estos Browncoats? El episodio piloto tratará
de responder a esta pregunta, posicionándolos, como hemos dicho, primeramente
con su pasado y después desarrollando sus caminos. Al principio parecen no
tener nada en común unos con otros, pero unidos podrán hacer frente a los
muchos problemas que se les avecina (como la amenaza Reaver por ejemplo). Algunos
más independientes, otros compañeros hasta la muerte. El color de sus uniformes
marrones denota el simbolismo de la causa pérdida, de otra forma de pensar
diferente pero el creador del show no quiere aburrirnos con soflamas y en
seguida pasa a la acción. Ante el espectador se encuentra el capitán Mel y su
tripulación ejerciendo su labor, merodeando los restos de chatarra estelar para
poder sobrevivir. Cuando obtenga un preciado botín y acojan a unos extraños
tripulantes en la Serenity, sus aventuras no abran hecho más que empezar y
nosotros esteremos atentos para seguirlas porque prometen. ¿Qué es lo que
promete? El capítulo Cero nos le deja bien claro. Personajes complejos,
rellenados de su pasado que los enturbia en sus decisiones del presente. Nathan
Fillion expresó en el comentario de la edición en Dvd de la serie, mientras
hablaba con Joss Whedon, que los tripulantes de la Serenity bien podían ser las
diferentes personalidades de su capitán; frente a su pesimismo se encuentra el
optimismo de Kaylee. Su irascible comportamiento, hermanándolo con el de Joyle,
su némesis oscura, frente a la mesura de Inara. Podría ser una teoría. Pero es
que además hay acción trepidante envuelta en un envoltorio inusual para el género.
Y todo un mundo por explorar. Preparémonos. Solos no podemos hacer nada, juntos
todo. ¿Quieres ser un Browncoat?
“Bill
Baker no podía imaginar donde se había metido. Las paredes de la Sala de los
Muros lo estaban sitiando peligrosamente, tanto que la milenaria pared derecha rozaba
su arrogante bigotillo. Con sorpresa fue testigo de cómo una inmensa Roca pasaba
de largo corriendo hacia sus compañeros. En seguida pensó que él estaba en una
mala situación pero que sus compañeros compartían igual situación desafortunada.”
Aquí estamos, disfrutando otro domingo más del juego The Adventurers: El Templo de Chac (si queréis saber más: ver la presentación). Las cosas están difíciles para nuestros amigos. En el capítulo 1, vimos como una serie de tiradas de dados, buenos en algunos casos, sobre estrategias contundentes en otros (no buscar ningún tesoro o descubrir algún jeroglífico) potenciaron que Bill Baker se quedara rezagado en la peligrosa Sala de los Muros. Los que lograron salir de ella, se percataron que una acechante sombra en forma de Roca gigante los perseguía por un extraño corredor.
Pues bien otra vez el azar de los dados hizo que todos los
aventureros consiguieran escapar de la amenaza pétrea, escondiéndose en la
temible Sala de la Lava. Algunos como Nicole Lagger, que aplicando la
información obtenida en la Sala de los Muros (desentrañó algún que otro
jeroglífico que la ayudó a elegir la losa segura) pudoponer su pie sobre superficie segura,
mientras que Puccio Cortese, armado con su puro se arriesgó, jugándose el tipo,
hasta el final de la Sala de la Lava sin caer en ella. El suspicaz Markus Bassler,
observó atentamente como su compañera Araly Tamay seguía corriendo corredor
abajo, siendo perseguida por la Roca y sin pensárselo dos veces decidió buscar
más tesoros en la Sala de Lava del templo. Mustafa Ibrahim caminaba vacilante
por las losas, mirando preocupado el mar de lava que tenía a sus pies, cualquier
paso en falso, o losa falsa, sería una muerte inmediata.
La verdad es que la tarde se impregnó de suerte ya que la tirada de dados que empujaba a la Roca,
fue bastante negativa desacelerando su destructor paso por el Corredor. Eso me
permitió sacar, ¡por fin!, a nuestro arqueólogo Bill Baker de la Sala de los
Muros, antes de que se sellasen sus muros. También aproveché para sacar a todos los aventureros de la Sala de Lava, menos
a uno, Markus Bassler, que parapetado se había escondido en un recoveco,
disfrutando de la persecución a la que estaba sometiendo la Roca a Araly Tamay.
Bill Baker aprendió rápidamente que buscar tesoros
en la Sala de Lava era una pérdida de tiempo y vida, así que raudo se dispuso a
salir de la misma, siguiendo los pasos de sus compañeros. Mientras tanto
nuestra joven noble guatemalteca, decidió apartarse del corredor, justo a
tiempo, librándose de morir aplastada
por la Roca.
Sobre las paredes del Corredor, el maquiavélico
Kessler pudo encontrar innumerables tesoros en hornacinas, construidas para las
valiosas ofrendas. Desde su posición privilegiada, podía ver como Tamay
escapaba por los pelos de la Roca y como ese mismo objeto amenazaba la posición
de sus compañeros. A lo lejos podía observar que Puccio Cortese se aventuraba
en el Río Subterráneo, mientras que Mustafar se aventuraba sobre el viejo puente
y Nicole y Bill osaban seguir en el Corredor de la Roca.
"La
frondosidad iba quedando atrás a medida que el grupo subía, uno a uno los escalones
hasta descubrir una entrada. Todos se quedaron quietos en el umbral de la
misma, apelotonados y expectantes mirando la profundidad de un pasillo."
"Markus
Bassler, ligeramente inclinado hacia su izquierda empezaba a explorar
impúdicamente el muro que tenía cerca, pensando en las riquezas que escondería.
Bill Baker, en el centro oteando jactancioso, se preparaba con un pie pisando
la primera baldosa y su revolver presto a ser oído, si hiciese falta. Arely
Tamay, descendiente maya, los había hablado de los peligros de penetrar en los
dominios del Dios de la Lluvia Chac y con su mano derecha parecía invitarles a
adelantarse. Tanto para Nicole Lagger, junto a ella, como para Mustafa Ibrahim,
tan lejos de su desierto y concentrando agarrando su cimitarra, como para el
marinero Puccio Cortese, que con un puro en su mano desafía los misterios del
lugar, no parecían temerosos. Así que dispuestos accedieron al interior."
Más o menos siempre intentaré escribir unas
notas, con sabor narrativo para entrar en el ambiente de la partida para
continuar, contando su progreso. La narrativa, apoyada en imágenes
dará paso a la crónica, que también se acompañará al referente visual. Pues
aquí me encuentro jugando solo con seis de los 12 personajes que conforman este
juego. Podría haber decidido jugarlo con menos, pero me pareció que utilizar a
la mitad de los personajes, podía darle
un poco más de vida a la crónica narrativa. Así que como dejé constancia en la
presentación (Pasando el Ludomingo con The Adventurers: El Templo de Chac. presentación), dividí a mis seis personajes en dos grupos, aunque como veréis, actúan
unidos casi todo el tiempo; no obstante seréis testigo de sorpresas, ya lo comprobaréis.
Bueno empecé a tirar dados a punta pala y, sujetándome
al background de cada personaje, edifiqué su estrategia. Por ejemplo, como podéis
observa el último de ellos es Markus Bassler, debido a su única preocupación,
el dinero, prefiere intentar obtener los máximos tesoros posible del Templo, antes
que avanzar rápidamente por sus salas, abstrayéndose, incluso, del peligroso movimiento de los muros, que como
podéis ver ya han empezado a correrse. Otro elemento importante es la gran
piedra que ha empezado, también a deslizarse por el pasillo, como podéis
observar a la derecha de la foto. Puccio Cortese, sin embargo, parece nervioso
en salir de la sala, intentado despistar también a la acechante roca, convirtiéndose
en el primero en intentarlo.
Pero atención, debido a sus conocimientos de la
cultura maya, Arely Tamay, se ha puesto por delante del grupo, saliendo la
primera de la Sala de los Muros, seguida muy de cerca por el marinero italiano.
Mientras en el interior de la sala, tanto Bill, como Nicole y Markus están en
problemas porque, o se dan prisa, o van a morir aplastados por el movimiento de
los muros. Y no tenemos que olvidarnos que la Roca les persigue peligrosamente.
Al final Araly Tamay se ha logrado desmarca del
grupo, mientras Markus y Nicole han logra escapar de la Sala de los Muros,
pero, ¡mirad en que situación está Bill! Apunto de ser “albondigado” por los
muros. ¿Y qué me decís de la Roca? ¡Cada vez está más cerca del grupo! Las
cosas no han empezado bien para los Aventureros.
Estaba tranquilo, no sabiendo muy bien cómo pasar el
resto de la tarde del Domingo. Pero una bombillita se encendió en mi cabeza. Puse mi colección de bandas sonoras del Dr. Jones a todo volumen y saqué de
mi baúl lúdico uno de mis juegos de mesa favoritos: The Adventurers. El Templo de Chac. Así que lo que vais a leer y
ver (las fotos son procedentes de mi móvil, así que perdonad la calidad de algunas) es la crónica por capítulos de una
partida de este divertido juego, referencia y parafernalia del cine y literatura de aventuras de todos los tiempos.
Como ya os dije en anteriores post, La Caída de Dundee. (VII). Juegos de Mesa. Motores creativos y La caída de Dundee. (XI). Juegos de Mesa. Motores creativos. Segunda parte, creo que la
inspiración se puede encontrar en cualquier parte y para un servidor, este
juego y su esquema, que fácilmente se puede terminar en una hora, representa mi
Dorado creativo particular. Cada vez que me bloqueo en alguna de mis historias,
ya sea acerca del Blog, o de Minvs, siempre está allí, ocupando un sitio
privilegiado en mi estantería de mi ludoteca secreta. Su preparación (despliegue
del tablero y colocación de los diversos accesorios) me hechiza cada vez que lo
hago. Aquí os adjunto un plano general del mismo. Como podéis observar, además de estar rodeado de innumerables fichas, cartas, figuras de los aventureros y dados, el tablero en sí se encuentra dividido en varias zonas que iremos viendo detenidamente, a medida que avance la dinámica del juego. Se empieza en La sala de los Muros, se prosigue por El Corredor de la Roca, después viene La Sala de la Lava, El Río Subterráneo y La Cascada, sin olvidarnos del temerario Puente Colgante.
Sin más dilación, como si fueseis a ver un serial de aventuras,
acompañadme a desentrañar los misterios que encierra este templo escondido en
el corazón de la selva guatemalteca.
Ya habéis visto el escenario y ahora empezaremos con una escueta presentación de los personajes.
Un grupo de famosos arqueólogos y aventureros están a punto de explorar el
antiguo templo maya del Dios de la lluvia Chac. El interior del Templo alberga
muchos tesoros pero, sin duda el objeto más preciado es aquel que reposa en una
hornacina de piedra. Es una talla circular esculpida de oro del
propio Dios Chac. Lógicamente además de las riquezas que podamos encontrar,
existen innumerables peligros a los que hacer frente. Mi grupo de aventureros los elegí al azar y han sido estos. Los he dividido en dos grupos pero su independencia es total, nadie se moja por nadie y menos en este juego.
El primer grupo está compuesto por Bill Baker (el situado a la izquierda de la imagen). Parece ser que es un famoso y fortachón arqueólogo, pero también lo envuelve un fanfarrón tufo conservador americano representado por esa bandera ondeando en su carta de personaje. El siguiente es Markus Bassier, un criminal que solo le motiva una cosa, el dinero y por último Arely Tamay, una descendiente de un noble maya que posee una ventaja con respecto a los demás y es su conocimiento maya de los jeroglíficos del interior del Templo. Ya veremos.
El segundo grupo lo conforman Mustafa Ibrahim, (también a la izquierda de la imagen) hijo de un caravanero del Sahara, su resistencia en climas adversos, como el desierto lo pueden reportar algún que otro beneficio. La segunda integrante es Nicole Lagger, una aventurera audaz y por último Puccio Cortese, un orondo marinero italiano, cuya virtud es el agua.
Cada uno posee una habilidad especial que lo puede ayudar o perjudicar en su búsqueda, según se juegue, conformando un variopinto grupo de aventureros. ¿ Queréis jugar?