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domingo, 26 de julio de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. Sencillez y pureza. Las maneras de Miyazaki.


Tomamos una bifurcación para dirigirnos a otros ecosistemas, lejanos quizá pero que comparten mismas herramientas, las viñetas. Y si bien es cierto que en otro sentido, no dejan de encapsular su creatividad cercada por cuatro lados. En el anterior post de Domingo de viñetas, ya pusimos un pie en ese fascinante mundo que es el del manga, cuando hablamos de las referencias en un cómic europeo como El anillo de los siete mundos. Hoy vamos a adentrarnos en la espesura con un maestro, Hayao Miyazaki hablando de los dos primeros volúmenes de su obra maestra Nausicaä del valle del viento.

Para ello mi fuente será la edición que me hizo descubrir esta deslumbrante obra, la norteamericana Viz Graphic Novel de 1995. Antes que nada, se hace necesaria una explicación porque la edición de Planeta Agostini que hizo en 2001 es magnífica pero por esas fechas yo estaba descubriendo las américas, la parte norte concretamente y fue allí, en Estados Unidos (Carolina del Norte), donde hallé este incunable. Rastrear mi afición por el maestro nipón me lleva a posicionar mi búsqueda al mismo nivel que la que mantienen en el manga Nausicaä y Asbel. Herederos los dos de reinos periféricos frente a los poderes fácticos de Torumekia o Dorok, representan a los humildes, a los grupos minoritarios, a los marginados, o si se quiere,  a todos aquellos que sufren del olvido de sus políticos solamente recordados con sus votos.


Solamente desde la distancia uno es capaz de comprender mejor las cosas, como esa última viñeta de la página 81, donde el maestro Yupa mira como la princesa Nausicaä parte a un encuentro peligroso en su gunship. Y es que es literal, Miyazaki la diseño como si fuera un navío-arma, una nave-pistola. Me recuerda a las daily strips norteamericanos de las que he hablado aquí también. Y es que tenemos que tener en cuenta que Hayao Miyazaki, igual que le pasaba a Akira Kurosawa pero con diferente punto referencial, puede llegar a ser uno de los directores más occidentalmente japonés del momento. Esto era una crítica que le hacían mucho a Kurosawa, que si su cine estaba enfocado a una cierta praxis occidental y más concretamente, hollywoodiense, y tenemos que pensar que ambos genios eran mentes abiertas a su tiempo e igual que ahora se han convertido en referentes indiscutibles, ellos bebían de otros. Esta viñeta certifica el vaso comunicante con las tiras diarias norteamericanas, pero como también se sabe, Europa y su cultura también forman un importante foco creativo donde se refleja Hayao. En Nausicaä, Moebius y su Arzak funciona perfectamente como modelos pero eso no quita que descubramos cosas originales y maravillosas como veremos.


Primero, y estos ejes característicos mostrados en este manga, resuenan en toda su obra, incluida la cinematográfica. Miyazaki no se moja con nadie. Es un espíritu libre con todos sus aciertos e inconvenientes. En esta viñeta, oímos a Nausicaä su pensamiento, uno puro, sencillo, aglutinador. Solamente le hace falta una viñeta, solamente le hace falta un momento intimista para poder escupir a los corruptos, a los dictadores, a los individualistas que una insignificante princesa de un reino remoto lleva consigo un símbolo que es ese vestido Dorok, teñido con sangre de Ohmu en una nave de Torumekian. He resaltado en negrita algunas palabras que pueden ser sustituidas por otros adjetivos como derecha o conservador, izquierda o liberal, ateo o creyente, destructor o creador, póngale el sinónimo/antónimo que se quiera para denunciarlo. Y es que este manga es, entre otras muchas cosas, uno político.


La segunda característica ya se ha nombrado, es el lado intimista en todas sus ficciones. Es el "locus amoemus" literario por excelencia. No existe mejor grito que el silencio. La mayor crítica que se puede hacer se debe hacer desde el razonamiento y no desde el sentimiento. En el grupo de viñetas pequeñas de más arriba, después de haber escapado de un Ohmu, Nausicaä y Asbel descansan un rato y él se queda dormir, y es en ese momento duermevela donde emerge en su interior el pensamiento que films como Matrix ha denunciado, y si el ser humano fuese el verdadero virus, en el manga, la verdadera carga vírica que destruye el mundo. Y siempre en "sottovoce" y eso no quiere decir que el maestro japonés no sea un perfecto genio a la hora de describir una acción, pero pareciese que muestra más interés cuando parece que no pasa nada y sin embargo, el mundo tiembla sobre sus dibujos y sobre sus palabras porque no tenemos que olvidarnos, como reza la portada de la edición norteamericana, que él es el máximo responsable de la obra: Story and Art by... por lo tanto, independientemente del género que trate, Nausicaä es muy personal.


Y para terminar, como he dicho, no me quedaría tranquilo sin presentar un ejemplo de maestría visual. Es una despedida entre Nausicaä y Asbel. De estos momentos también hay muchos en la obra de Miyazaki. Seis viñetas, un panel, para expresar con dibujos una sensación, un sentimiento inolvidable porque cuando uno termina de leer este manga o ha visto La princesa Mononoke, por citar uno de sus films, este tipo de situaciones se quedan grabadas con fuego y eso solamente lo pueden hacer los clásicos. No importa el tiempo que pase, no importa cómo haya evolucionado la sociedad que reciba este legado. Seguirá estando entre nosotros como el primer día. Algo nuevo, sencillo en el trazo y puro en el sentido. Las maneras de Miyazaki ante nosotros.

domingo, 19 de julio de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. De encuentros ...y... desencuentros.



Empecemos con un poco de trasfondo. Llegué a conseguir este libro de Sloth Comics por vericuetos digitales, buscando e intentando acabar la historia de El anillo de los siete mundos, hará un par de años. Norma lo había sacado hace tiempo en castellano pero volvió a dejarnos con la miel en la boca. El primero y el segundo salieron regularmente pero el tercer álbum, tardó lo suyo y la historia se quedó huérfana para los hispanohablantes. Con el paso del tiempo, me enteré que solamente faltaba un álbum más. ¡Qué poco quedaba para finiquitar la odisea de Timo y Luce y qué lejos quedaba en este país! Regresamos a internet, que fue donde me topé con esta editorial inglesa y esta portada. Enseguida me informé de que contenía los cuatro álbumes y rápidamente lo compré. No dicen que la realidad supera a la ficción, pues bien, en este caso querer saber cómo termina un relato me costó tanto como a sus protagonistas superar los diferentes obstáculos del mismo. Se podría decir que El anillo de los siete mundos es una historia contada por muchas manos. Por un lado tenemos a los guionistas Giovanni Gualdoni y Gabrielle Clima y por otro, al dibujante Matteo Piana y al colorista Davide Turotti. Interesante equipo transalpino que nos cuenta una historia que mezcla otras muchas, que nos recuerda a muchos géneros y situaciones como el Steampunk, la Ciencia Ficción, el manga y más allá del noveno arte, incluso el anime y a Hayao Miyazaki entro otros referentes. Pero lo verdaderamente importante es cómo, aglutinándolos a todos, uniéndolos a través de los" portales-anillos" de la narración podemos ver maravillosos momentos que nos enseñan por donde podemos ir y por donde no tenemos que ir en esto del Storytelling, en esto de narrar las cosas.


En los encuentros tendríamos momentos como éste. El choque de personajes de una narración. Son presentados por separado y en un momento determinado se conocen, chocan irremediablemente. Cuando lo hacen de la manera que lo hacen aquí, es muy difícil no seguir sus aventuras. En esa primera viñeta-encrucijada de la página 39 de la edición inglesa señalada, vemos a Timo y Luce confrontar sus miradas. Es una viñeta rectangular, cinemáscopica diría yo dando una patada a la RAE, para albergar la magia del encuentro. No sólo son dos personajes, representan más cosas, la tierra y el aire se contemplan. Él desde el suelo mira hacia arriba y ella encaramada en una cuerda, lo hace hacia abajo.  Movimientos contrarios que demanda subviñetas para poder representarlos. Porque de eso se trata, de invocar la mirada del lector y que sea ella la que realice el movimiento pendular de reconocerse un personaje en el otro. Hasta ese momento eran dos extraños pero a partir de esta viñeta se convertirán en inseparables. Cómo es posible esta magia, cómo podemos dar por sentado esta posibilidad. Solo me queda una respuesta, por su su diseño interior que llama a una construcción. Uno va pasando las páginas de la historia y va descubriendo cosas de ella, al mismo tiempo que va recordando momentos y elementos de otras ficciones pero llega esta página y esta viñeta y todo se detiene bruscamente, como si fuéramos los personajes, nos quedamos quietos, paralizados. Estamos ante una promesa de una buena manera de contar las cosas, pensamos que lo que queda será, por lo menos, igual de fascinante que lo insinuado en esa viñeta. Es decir le damos una oportunidad al relato.


Y aquí aparecen los desencuentros. La historia más o menos se va desarrollando y nos va regalando situaciones maravillosas, como la antes descrita, pero sus habitantes van desapareciendo de la misma de una manera torpe y eso nos devuelve a la tipicidad de la copia, al ritmo del ripio. El anillo de los siete mundos va cayendo en picado hacia un final demasiado rápido para mantener toda su estructura, que se desplomará. Tenemos varios ejemplos de actantes que son manipulados de tal manera que son eliminados, literalmente, de la trama como se ve en la página 69. Se trata de una pareja de asesinas que da mucho juego en el primer álbum, La calma y la tempestad pero que son disparadas por el señor Piropa. No vamos a revelar nada pero la idea de sustraer a ciertos elementos, que hacen funcionar el suspense interrelacionándose con los demás personajes de la trama, incluso jugando con la inocencia de los protagonistas, llega a  defraudar. El recelo y las dudas empiezan a emerger en el relato. Cosa mala.

  
Pero no sólo aquellos secundarios que elaboran el suspense están en peligro, sino que hay otros que también están dados de lado por la narración, o mejor dicho, por su mala praxis. Son los que poseen una información reveladora de las intenciones de la trama, como si fuesen esa parte de la ciudad de Borea sumergida, oculta, donde se están produciendo excavaciones arqueológicas con fines un tanto oscuros. Y es mucho peor que con la pareja criminal porque aquí ni siquiera sus autores nos dejan confrontarnos con su mirada, simplemente vemos la consecuencia y el personaje queda naufrago del relato. Ella es Lulene y pertenece a un grupo de intermediarios, llamados enterradores, entre los habitantes de la superficie de Borea y lo que se esconde en sus profundidades. Entre los seres humanos y lo desconocido. El tratamiento es singularmente original y a medida que vamos siendo testigos de sus propósitos, más esperanza otorgamos a la historia, pero también serán engullidos por el caos del ritmo, por las prisas del relato abocándolos a un final ingrato y en el caso de Lulene, injusto. Será en el segundo álbum, La alianza, donde seremos testigos de esta página, la número 155. Durante todo este tiempo hemos estado con Timo y Luce, junto al señor Piropa, viviendo sus aventuras y de pronto los autores nos llaman para contarnos qué ha sido de Lulene, y lo hacen en dos páginas. Una de ellas es la que está más arriba. Después de este momento ya no sabremos más de ella ni de los enterradores.
Encuentros y desencuentros que pueden perfectamente representar formas óptimas de narrar historias pero también de hacerlas erróneamente, enseñándonos lo apasionante que puede llegar a ser el Storytelling y de saber por dónde hay que ir y cuál es el camino a evitar.


domingo, 12 de julio de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. Empezar por el final. (II).

     

Seguimos empezando por el final y hoy le toca el turno a nuestro vaquero solitario favorito. ¿Hay alguno más? Quizá un tal Blueberry. Bien, mientras escribo estas galeradas escucho la banda sonora de Las pistolas no discuten (Le pistole non discutono, Mario Caiano, 1962, ESP-ITA), uno de los miles de Spaghetti western que se hicieron en Almería y que verdaderamente no tiene ninguna acierto salvo su música, compuesta por el maestro romano que hace unos días nos dejó. Por tanto ahí va mi pequeño homenaje a uno de los grandes compositores de cine, Ennio Morricone. Me temo que sin su aportación, algunas películas no hubiesen alcanzado el status de culto que hoy en día poseen, ¡Salve Maestro! Regresamos al western para hablar un poquito de las dos últimas historias del cowboy más rápido que su sombra. A saber La tierra prometida (La terre promise, Achde y Jul, Lucky comics, 2017) y Un cowboy en París (Un Cow-boy a Paris, Achde y Jul, Lucky comics, 2018), y a expensas de esperar Un cowboy entre algodones (Un Cow-boy dans le coton, Achde y Jul, Lucky comics, 2020), vamos a aventurarnos en sus viñetas.


Decíamos en el anterior Empezar por el final (I) que la noche ayuda a crear climas interesantes donde las revelaciones son posibles. Bueno revelaciones o informaciones, en el caso de arriba lo que tenemos es el planteamiento de La tierra prometida. Jack malapata habla con Lucky Luke para ver si puede hacerle un "favorcito". He elegido este momento, nada más abrir el álbum, porque me gustaría resaltar cómo los dibujantes se las ingeniaban para romper esa barrera de lo "real" creando algo que sería más verdadero, su verosimilitud. Nos encontramos en el territorio de lo que decía el sociólogo Jean Baudrillard "Lo verosímil es más verdadero que lo verdadero". Qué duda cabe que aquí habría que mencionar el color de Mel. Rojo para los atardeceres y amarillo para aquellos momentos donde los personajes comparten un diálogo a la luz del fuego, rodeados de la azulada noche. Colores primarios pero también psicológicamente cálidos, excepto el azul, para intensificar el recogimiento y hacer posible un mejor desvelamiento de los hechos, en nuestro caso, la llegada de uno familiares judíos de Jack malapata y la mentira que les lleva perpetuando, diciéndoles que es abogado en Nueva York.


Unos judíos polacos, de Europa del Este, concretamente de Polonia o de "un pueblucho al Este de Polonia". Está historia le hubiese gustado a René Goscinny. Como vemos en las viñetas de más arriba no solamente Lucky Luke va a recibir a la familia judía en San Luis, sino que el legado "goscinniano" lo acompañará. Lucky Luke preguntará a la gente del puerto fluvial de San Luis si saben distinguir un judío e irá recibiendo dispares respuestas irónicas. Lo resalte en la primera parte, qué poderosa arma la del humor, Jul lo sabe, lo lleva haciendo un buen tiempo y lo realiza a la perfección. Es como hacerse un ala-kiri, diría Goscinny, abrirse en canal y reirse de uno mismo para poder conectar con el prójimo y cuando digo reírse de uno mismo, me refiero a aquello que conoces. Qué es sino el humor "gosciniano" en Astérix si no una crítica encubierta a la sociedad francesa del momento, incidiendo en su mismo núcleo pero, y aquí viene lo curioso, desde unos márgenes establecidos llegándola a desnudar, sin insultarla ni ofenderla, buscando el equilibrio perfecto entre la mofa y lo absurdo, entre la pretensión y la payasada. Hemingway dijo una vez que escribir es fácil, solamente hace falta sentarse delante de una hoja de papel y sangrar, bueno no seguiremos al pie de la letra al del Illinois pero es algo que seguramente corroboraría  Goscinny. La tierra prometida es un delicioso álbum que recoge el legado no sólo de Goscinny sino también de otro grande, Morris (la portada del álbum nos puede hacer recordar a una de las mejores etapas de Lucky Luke con su vigésimo tercer álbum El pie tierno (Le pied tendre, Dargaud, 1968). Y así a salto de mata humorístico, tomando como base un texto tan áridamente serio como la Biblia, podremos ver algunas de sus famosas representaciones como la lucha de David contra Goliath o el paso del mar Rojo, dignas de elogio por su concisión, ajustada a una viñeta pero también a su talante cómico que las diseña.


Algo insólito, pareciese que Un cowboy en París  acaba en su mismo principio, es decir en la primera hoja del álbum, en su segunda viñeta, Lucky Luke dice "Así termina una gran aventura." Pero es que hay más, sin movernos de la plancha entre la séptima y la octava viñeta, Jolly Jumper añora el típico y tópico final de cada entrega con el jinete limando el atardecer. Es como si nada más empezar, la narración ha llegado a un "cul de sac", un callejón sin salida, donde sus personajes agotados (los Dalton, sobre todo Joe, cansados de ser siempre capturados por el mismo vaquero) solamente les quedase una cosa, la nostalgia del pretérito pero sin embargo...


...nos vamos a sorprender como Lucky Luke, viendo la mano de la estatua de la libertad en plena pradera, remitiéndonos  incluso a un clásico cinematográfico de la ciencia ficción como El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin J. Shaffner, 1968, USA). Y es que lo maravilloso de este álbum es su constatación de un reseteo, diría que legendario, de todo su legado estético y formal pero al mismo tiempo un paso adelante, gracias a la pareja creativa que está al cargo, hacia territorios inexplorados. En juego está, ni más ni menos, que la LIBERTAD y aquí reside algo que ya es normal en la serie, su aproximación temática, el asunto del día, que como siempre parece cogido con pinzas, tratado de pasada pero sin embargo reflejado con una precisión entomológica. El diálogo entre el alcaide Abraham Pestillo y Lucky Luke acerca de la libertad, o mejor dicho, de su carencia, es demoledor. Merece la pena detenerse un ratito.


Regresemos al comienzo de la aventura, Lucky Luke ha capturado a los Dalton y los lleva a una nueva prisión, una de alta seguridad. A lo primero que seremos testigos es a una humillación. Un funcionario hace despojarse al héroe de sus atributos, no sólo los del personaje, gorro y pañuelo, sino los característicos de su condición heroica, su revólver.


Poco después conoceremos al alcaide, una caricatura de Clark Gable, y nos iremos dando cuenta de algo que es fundamental, y que también pertenece a Goscinny, la manera de reírnos de lo que acontece en la serie tiene mucho de sonrisa inclinada. Uno se va riendo pero, sutilmente, la inclinación de la sonrisa va desacelerando, dejando paso a la crítica y al análisis del tema tratado, aunque solamente haya constatación en un par de viñetas.


Estoy hablando del momento "Papillon". El canario del alcaide enjaulado en el interior de una caja fuerte. Y hablando de momentos no podemos pasar por alto uno que es único dentro de la serie. Se trata de una persecución entre Lucky Luke y un agente del alcaide Pestillo en París. La solución a la que llegaron, tanto Achde como Jul, para realizarlo en una sola plancha dice mucho de sus creadores en un universo tan compacto de personajes e historias, donde en más de cien números prácticamente ya se ha dicho de todo y la regla constriñe al creador. Pues bien, lo sorprendente de la propuesta es que todavía existe el milagro de mirar por primera vez las cosas, la capacidad que han tenido para solucionar un problema tan manido y tan contado tantas veces como una persecución, adquiere aquí en la hoja cuarenta tintes innovadores. ¡Veámosla!

 
Cara A. Se ve la persecución en toda su explicitud. Cara B, se niega la acción, y como si nuestra mente se tratase de un flipbook, vamos pasando de viñeta a viñeta creando el montaje mágico. Una hoja, dos viñetas laterales titánicas para presentar la lucha en la LIBERTAD. La dama está en peligro y la concisión del trazo demuestra que la creatividad siempre estará del lado de la revelación pero también de su ocultación. En una viñeta vemos la persecución encapsulada en una sola viñeta, multiplicándose el héroe para poder coger a su némesis. Su poder es la persistencia en su objetivo, uno que le hará reproducirse hasta en cinco ocasiones. En la otra somos testigos de un sólo héroe alcanzado su objetivo y de la gente mirando cómo lo va a conseguir, ayudándoles a construir el mito de Lucky Luke. El lector ha compartido algo asombroso, algo a lo que normalmente no suele asistir. Uno tiene la sensación de haber estado entre bambalinas de este teatrillo fascinante que es Un cowboy en París. Mito y desmitificación en una plancha.

Una curiosidad y acabo. Cuando entrabamos en la peor fase de la Covid-19, hubo gente que enseguida tiró de memoria comiquera y sacó una viñeta de Astérix en Italia cuando se presentaba el rival, Coronavirus. Lógicamente lo que llamaba la atención era su nombre pero yo hubiese destacado esta otra viñeta de Un cowboy en París. Con ella os dejo, creo que dice mucho más. Hoy más que nunca la LIBERTAD está amenazada.








domingo, 5 de julio de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. Empezar por el final. (I).

     

En el número diez de Domingo de viñetas. Gestionando la información, ya  anunciaba que hablar de los clásicos da vértigo, pues bien hoy tocan dos más: Astérix y Lucky Luke. Además de comentar algo al respecto, y sobre todo espero que algo nuevo, ahí reside el desafío, nos encontramos con obras que son gigantescas en sus desarrollos y que gracias a los dioses, siguen publicándose en la actualidad. Y por ahí me quiero meter, empezando por sus últimas aventuras. Por tanto hoy hablaré de Astérix en Italia  y La hija de Vercingétorix  del lado galo y en el próximo domingo de viñetas de La tierra prometida y Un cowboy en París del vaquero solitario, sabiendo que en octubre saldrá un nuevo álbum ilustrado de Astérix "muy especial" El menhir de oro y que el vaquero sacará también, Un cowboy entre algodones. Desde ese hito retrocederé lo que pueda hasta intentar, aunque a veces solamente llegue a mencionar a alguna de ellas, cubrir los extraordinarios álbumes del personaje creado por Albert UderzoRené Goscinny y Morris respectivamente aunque hoy toque hablar de Didier Conrad en los lápices y de Jean-Yves Ferri en el texto.


Desde que llega a mis manos un cómic nuevo de Astérix, Lucky Luke o Mortadelo y Filemón, siempre me hago la misma pregunta, ¿cómo es posible, después de tantos años, que aún sigamos disfrutando de sus aventuras? En el caso del galo y el vaquero puede que la respuesta la comparta un hombre pequeñito. Goscinny guarda el enigma, su secreto nos fue legado en su obra que descansa en su estructura, el misterio no es otro que la importancia del papel que juega la historia, lo que pasa es que primero con Uderzo y después con Conrad, el dibujo ha amplificado el objetivo de la narración de tal manera que se ha permeabilizado con ella y ya es imposible disociar una de otra. La mitad de la página 26 de la edición Salvat de Astérix en Italia (Astérix et la Transitalique, 2017 Les éditions Albert René) nos revela uno de los muchos momentos que jalonan un estilo. La burla fina y la imitación son genuinamente patente de corso de Goscinny que desde su obra ha querido compartir primero con sus vecinos franceses y después con todo el mundo, la manera de ver el mundo a través de los ojos de un pequeño galo y de su grueso amigo. Y su mochila de viajes se ha llenado de humor paródico e irónico para demostrar una cosa, también lo cómico nos ayuda a ser más inteligentes. Las viñetas de dicha página nos ayudan a entender el "legado goscinniano" mucho mejor. Ferri ha hecho bien sus deberes, de hecho ya lo hizo en el anterior capítulo, regalándonos una obra maestra como El papiro del César. La mixtura de homenajes culturales y sociales de Astérix desde sus comienzos, ha sido clave de su popularidad. Reírse con lo más cercano, con aquello que conocemos, nos hace más partícipes. Si a eso le añadimos una pareja de irresistibles personajes, nos encontraremos ante momentos tan deliciosamente cómicos como el mostrado más arriba. No obstante diría que este Astérix en Italia peca un poco de hybris. No está a la altura del anterior álbum y si bien nos recuerda a otras aventuras como pueden ser La vuelta a la Galia o Astérix y los juegos olímpicos, pareciese ir con mucha prisa, quizá demasiada. Las cosas no suceden, se amontonan de una casa de postas a otra, esperando el gag antes que la cadena de gags que opere el milagro de hacernos reír por estructura ante que por compartimentación. La variedad cultural de la carrera Transitálica reúne a un buen conglomerado de civilizaciones, como ya hiciera en su aventura en Grecia con los juegos olímpicos, pero aquí se torna episódica y no argumental. Pondré un ejemplo para que se me entienda mejor en La vuelta a la Galia el objetivo no es el periplo en sí. Además de realizar el tour, Astérix y Obélix tendrán que ir recolectando un objeto de cada región, algo que la caracteriza gastronómicamente. De modo que ese ítem, es la idea que irá desarrollándose a medida que lo vaya haciéndose el viaje de los galos. No sólo existe el motivo de viajar por viajar, está el objetivo de conseguir algo, que a veces será fácil y otras veces un poco más complicado pero en cualquier caso, se trata de mantener un pequeño suspenso en la aventura de su adquisición. Este tipo de cosas no existen en Astérix en Italia, quizá lo único que quede de esa idea de confeccionar el suspense sea ese jinete enmascarado llamado, curiosamente, Coronavirus.


Como nota curiosa, y no sé si solo ha pasado en mi álbum de Salvat, la historia es tan frenética que los editores se han olvidado de utilizar el mítico  mapa que abría cada historia y se han ahorra otra página, la de presentación de los actantes. Han ido veloces, como ese romano conduciendo por una vía defectuosa nada más abrir el álbum, y quizá nos encontraremos con muchos más socavones que arreglos en esta aventura y si no que se lo digan a los participantes lusitanos, una delicia de incorporación, sin duda alguna.


Eppur si muove dijo el toscano. Con La hija de Vercingétorix (La fille de Vercingétorix, 2019, Les éditions Albert René)  regresamos a los buenos momentos que nos regalaron la pareja Ferri-Conrad de sus dos primeras aventuras, Astérix y los Pictos y la mencionada El papiro del César. Uno tiene la sensación que cuando va a adentrarse en un álbum que prescinde del nombre del protagonista, va a encontrarse con algo bueno. Bien, antes hemos hablado de la estructura y no podemos dejar pasar una de sus claves, que es su clima. Y por clima no me refiero al tiempo meteorológico, sino al ambiente narrativo que se crea. Son dos construcciones que van conjuntas para obtener un resultado óptimo. La aportación de los nuevos creadores de Astérix evoca constantemente al legado de los primigenios maestros, como ya he dejado claro antes. El álbum comienza con esta viñeta y nos va a ayudar a edificar el clima de la historia, recordándonos a otro momento trascendental.


Es curioso cómo se van organizando puentes temporales entre obras. Me estoy refiriendo a El Adivino. Comienza de noche, aunque es una tormentosa, es una que es temida por todos los galos ya que el cielo puede caerles encima. La noche se convierte garante del desvelamiento, solamente en ese periodo de tiempo se puede observar aquello que no se suele ver. Tenemos un ejemplo en Astérix en Italia, cuando Obélix es testigo de las artimañas de los romanos y solamente podrá descubrirlas de noche.


La noche guarece a nuestros héroes, lo hemos visto infinidad de veces manteniendo conversaciones anodinas o nucleares en dispares estancias y lugares pero también advierte de nuevos peligros, incorporaciones de nuevos obstáculos que superar.

 
En la viñeta tercera, de la página 8 de la edición de Salvat de La hija de Vercingétorix tenemos la presentación del enemigo de la aventura, Adictoasérix. Encaramado a una de las ramas de un árbol, le vemos espiar a dos guerreros avernos. Posiblemente estemos ante el enemigo menos agradecido de toda la saga y puede que el más nocivo, solamente tiene una misión y como buen explotador, hasta que no la consiga no parará. Sus creadores han dado en la diana de uno de los villanos más indefendibles de toda la obra.

 
Regalándonos momentos tensos como el de la viñeta primera de la página 23 de la misma aventura. Lo único que encontrará en su contra, lo único que se opondrá en la dirección de esa flecha, será el azar pero quedémonos con ese rostro decidido ¿a qué? La intención está representada en esa viñeta, dibujada con una perfección arrebatadora donde el tiro del ojo, lo que está viendo el personaje, es mucho peor que su consecuencia. El traidor tiene a tiro a Adrenalina ¿para qué? Está claro que para herirla pero en su tiro también la puede llegar a matar. También la noche será capaz de hacernos revelar las oscuras y aviesas intenciones de su oscuro habitante.
El clima atrae al lector, lo posiciona sobre la historia de una manera determinada y lo invita a ser testigo de la misma. Si no hubiera una estructura, una concatenación de causas y efectos que llevasen al momento de más arriba descrito, todo se desvanecería, dejaríamos de leer una narración para enfrentarnos tan sólo a una parte del  mismo. Las tiras cómicas (Peanuts, Mafalda, Pogo, etc, etc...) no están nada mal pero eso es otra historia.