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domingo, 19 de julio de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. De encuentros ...y... desencuentros.



Empecemos con un poco de trasfondo. Llegué a conseguir este libro de Sloth Comics por vericuetos digitales, buscando e intentando acabar la historia de El anillo de los siete mundos, hará un par de años. Norma lo había sacado hace tiempo en castellano pero volvió a dejarnos con la miel en la boca. El primero y el segundo salieron regularmente pero el tercer álbum, tardó lo suyo y la historia se quedó huérfana para los hispanohablantes. Con el paso del tiempo, me enteré que solamente faltaba un álbum más. ¡Qué poco quedaba para finiquitar la odisea de Timo y Luce y qué lejos quedaba en este país! Regresamos a internet, que fue donde me topé con esta editorial inglesa y esta portada. Enseguida me informé de que contenía los cuatro álbumes y rápidamente lo compré. No dicen que la realidad supera a la ficción, pues bien, en este caso querer saber cómo termina un relato me costó tanto como a sus protagonistas superar los diferentes obstáculos del mismo. Se podría decir que El anillo de los siete mundos es una historia contada por muchas manos. Por un lado tenemos a los guionistas Giovanni Gualdoni y Gabrielle Clima y por otro, al dibujante Matteo Piana y al colorista Davide Turotti. Interesante equipo transalpino que nos cuenta una historia que mezcla otras muchas, que nos recuerda a muchos géneros y situaciones como el Steampunk, la Ciencia Ficción, el manga y más allá del noveno arte, incluso el anime y a Hayao Miyazaki entro otros referentes. Pero lo verdaderamente importante es cómo, aglutinándolos a todos, uniéndolos a través de los" portales-anillos" de la narración podemos ver maravillosos momentos que nos enseñan por donde podemos ir y por donde no tenemos que ir en esto del Storytelling, en esto de narrar las cosas.


En los encuentros tendríamos momentos como éste. El choque de personajes de una narración. Son presentados por separado y en un momento determinado se conocen, chocan irremediablemente. Cuando lo hacen de la manera que lo hacen aquí, es muy difícil no seguir sus aventuras. En esa primera viñeta-encrucijada de la página 39 de la edición inglesa señalada, vemos a Timo y Luce confrontar sus miradas. Es una viñeta rectangular, cinemáscopica diría yo dando una patada a la RAE, para albergar la magia del encuentro. No sólo son dos personajes, representan más cosas, la tierra y el aire se contemplan. Él desde el suelo mira hacia arriba y ella encaramada en una cuerda, lo hace hacia abajo.  Movimientos contrarios que demanda subviñetas para poder representarlos. Porque de eso se trata, de invocar la mirada del lector y que sea ella la que realice el movimiento pendular de reconocerse un personaje en el otro. Hasta ese momento eran dos extraños pero a partir de esta viñeta se convertirán en inseparables. Cómo es posible esta magia, cómo podemos dar por sentado esta posibilidad. Solo me queda una respuesta, por su su diseño interior que llama a una construcción. Uno va pasando las páginas de la historia y va descubriendo cosas de ella, al mismo tiempo que va recordando momentos y elementos de otras ficciones pero llega esta página y esta viñeta y todo se detiene bruscamente, como si fuéramos los personajes, nos quedamos quietos, paralizados. Estamos ante una promesa de una buena manera de contar las cosas, pensamos que lo que queda será, por lo menos, igual de fascinante que lo insinuado en esa viñeta. Es decir le damos una oportunidad al relato.


Y aquí aparecen los desencuentros. La historia más o menos se va desarrollando y nos va regalando situaciones maravillosas, como la antes descrita, pero sus habitantes van desapareciendo de la misma de una manera torpe y eso nos devuelve a la tipicidad de la copia, al ritmo del ripio. El anillo de los siete mundos va cayendo en picado hacia un final demasiado rápido para mantener toda su estructura, que se desplomará. Tenemos varios ejemplos de actantes que son manipulados de tal manera que son eliminados, literalmente, de la trama como se ve en la página 69. Se trata de una pareja de asesinas que da mucho juego en el primer álbum, La calma y la tempestad pero que son disparadas por el señor Piropa. No vamos a revelar nada pero la idea de sustraer a ciertos elementos, que hacen funcionar el suspense interrelacionándose con los demás personajes de la trama, incluso jugando con la inocencia de los protagonistas, llega a  defraudar. El recelo y las dudas empiezan a emerger en el relato. Cosa mala.

  
Pero no sólo aquellos secundarios que elaboran el suspense están en peligro, sino que hay otros que también están dados de lado por la narración, o mejor dicho, por su mala praxis. Son los que poseen una información reveladora de las intenciones de la trama, como si fuesen esa parte de la ciudad de Borea sumergida, oculta, donde se están produciendo excavaciones arqueológicas con fines un tanto oscuros. Y es mucho peor que con la pareja criminal porque aquí ni siquiera sus autores nos dejan confrontarnos con su mirada, simplemente vemos la consecuencia y el personaje queda naufrago del relato. Ella es Lulene y pertenece a un grupo de intermediarios, llamados enterradores, entre los habitantes de la superficie de Borea y lo que se esconde en sus profundidades. Entre los seres humanos y lo desconocido. El tratamiento es singularmente original y a medida que vamos siendo testigos de sus propósitos, más esperanza otorgamos a la historia, pero también serán engullidos por el caos del ritmo, por las prisas del relato abocándolos a un final ingrato y en el caso de Lulene, injusto. Será en el segundo álbum, La alianza, donde seremos testigos de esta página, la número 155. Durante todo este tiempo hemos estado con Timo y Luce, junto al señor Piropa, viviendo sus aventuras y de pronto los autores nos llaman para contarnos qué ha sido de Lulene, y lo hacen en dos páginas. Una de ellas es la que está más arriba. Después de este momento ya no sabremos más de ella ni de los enterradores.
Encuentros y desencuentros que pueden perfectamente representar formas óptimas de narrar historias pero también de hacerlas erróneamente, enseñándonos lo apasionante que puede llegar a ser el Storytelling y de saber por dónde hay que ir y cuál es el camino a evitar.


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