"Quiero volver a sentir el viento en el rostro".
Robert Baratheon.
El nombre del capítulo de la serie se tendría que haber llamado "En el camino real" y no "El camino real" a secas, ya que en él pasan muchas cosas. La diferencia es pequeña pero sustancial. Simplemente citarlo indica un valor geográfico en la narración pero si acompañamos el topónimo con la preposición "en", denotamos un interés no solo por el lugar, sino también por el tiempo o modo dónde o cómo se realiza o se van a realizar determinadas acciones expresadas por el verbo a que se refieren. De esta manera podemos empezar una estructura alrededor del misterio propulsado por la pregunta ¿qué pasará en ese camino que nace en el Castillo Negro y llega hasta Desembarco del Rey y más allá de Altojardín?, otorgando a la serie un suspense que Martin lo transforma en enigma literario. Podríamos citar como ejemplo, la investigación de Catelyn Stark (Michelle Fairley) en busca de respuestas en el interior del torreón donde se cayó su hijo. En el libro llega a una conclusión a raíz del intento de homicidio sufrido por Bran Stark (Isaac Hempstead Wright) a manos de un mercenario a través de un puñal de acero valyrio y en la serie, sabiéndolo el espectador pero desconociéndolo el personaje (regla fundamental del suspense hitchkocniano), empieza a conjeturar que quizás la caída no haya sido tal, sino un vil intento de asesinar a su hijo por parte de los Lannisters. ¡Y todo eso mirando un pelo rubio encontrado en un resquicio de baldosa del suelo del torreón! En la buena literatura no hay cabida para el despropósito.
Recordemos que en la novela el lector no sabe con quién ha estado Cersei Lannister (Lena Heady) y en la serie, el espectador si es poseedor de esa verdad. Por lo tanto tenemos dos formas de construir muy diferenciadas el suspense, por un lado su construcción metódica en el personaje y por otro, su elaboración concatenando unos hechos. Y aunque ambas se construyan alrededor del punto de vista (tanto del lector como el del espectador), se podría decir que la imagen demanda una cierta rapidez narrativa y la palabra ejercita meandros narrativos. Una con el fin de proporcionar la información más directa y otra con el de dosificarla.
Hemos dicho que en el camino real sucederán acontecimientos que irán determinando el final trágico de algunos personajes y afianzando el de otros su posición dentro de la narración. El destino dramático es incuestionable desde el comienzo de la novela y de la serie como ya lo citamos. Sobre Eddard Stark (Sean Bean), aunque no será el único, recaen todos los augurios. Lentamente se irá dando cuenta que dejar Invernalia no ha sido la idea más inteligente, pero como si el honor fuese una corriente imparable se deja mecer por su caudaloso ritmo de traición y venganza. La confianza puesta en su rey ira desapareciendo a medida que lo hará su amistad. En la novela se indica con otro tipo de grafía sobre el texto, como si el autor quisiese mostrarnos el dialogo interior del personaje y en la serie, la mirada será la portadora de tal revelación. Existen dos momentos donde la relación entre los dos compañeros de armas se nutre de pura camaradería , para acto seguido mutarse en desconfianza y sobre todo desilusión.
El primero empieza como un relato sobre sus aventuras amorosas del pasado, cuando las responsabilidades y los compromisos eran otros. Entre risas y remembranzas sonríen ambos hasta que el Rey (Mark Addy) toca el verdadero tema de la conversación. El miedo y la revancha sobre los Targaryen. Ned no está de acuerdo en matar a una niña, como él considera a Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), mientras que su rey la considera una amenaza para su reino y una oportunidad de vengarse de la muerte de su amada en manos de los Targaryen. Primer cuestionamiento de autoridad entre el monarca y su mano. Y el segundo es cuando ocurre el incidente que mezcla a Sansa (Sophie Turner) y Arya (Maisie Williams) Stark con el príncipe Joffrey (Jack Gleeson) y la loba huargo Nyameria. La soberanía del monarca es puesta en entredicho. Su hijo es atacado por la loba huargo de Arya y culpan a la de Sansa, Dama. Los mismos personajes, tanto Robert como Ned, entran en contradicción pero aquí no están solos. La privacidad de sus secretos se han mutado mudos y solamente se cruzan miradas desafiantes, mientras la reina y toda la corte los mira, expectantes de un veredicto. La pena será la eliminación de Dama y Ned será su verdugo. La fractura ya está hecha entre los dos amigos, ya nada volverá a ser igual entre ambos.
Pero suceden más apuntes en este cuaderno de viaje por el camino real. Veremos que también aquí se muestran desordenados con respecto a la novela. La boda de Daenerys con Khal Drogo (Jason Momoa) se mostró con todo lujo de detalles en el primer capítulo de la serie, pero será a estas alturas de la lectura cuando seamos testigos de la ceremonia sangrienta. El Magister Illyrio (Roger Allam) dirá que "una boda dothraki en la que no haya como mínimo tres muertos se considera aburrida." Y Martin escribe: "Su boda debió de ser un verdadero acontecimiento; antes de que se pusiera el sol habían muerto doce hombres." (Página 109). El adjetivo violento pegado al nombre ejemplifica la descripción cruel a la que somete el escritor a todos los personajes y situaciones de todos sus libros. Si lo que vemos en la televisión puede llegar a herir la sensibilidad del más purista, lo que se encuentra en el interior de las páginas de los libros está escrito con sangre. George R.R. Martin es un escritor brutal, directo y suele relacionar sus momentos más violentos con ceremonias o nombramientos. Pareciese decirnos que el número de implicados en el encuentro es proporcional a la barbarie, que acto seguido, tendrá lugar. Nadie está a salvo, ni siquiera el concepto de grupo que tanto comfort ha regalado a los relatos de terror donde la/el protagonista se sabía a salvo rodeado de gente frente a los corredores o casas solitarias, que servían de tumba a sus desventuras.
También habría que hablar de momentos que, o bien han desaparecido o se han reducido drásticamente, de la novela en la serie. El enfrentamiento de Tyron Lannister (Peter Dinklage) y John Snow (Kit Harington) de camino al Muro. Empezó a gestarse en Invernalia en el capítulo primero de la serie y entre las páginas 66 y 67 del libro. Ahora explosiona entre las páginas 124 y 132 respectivamente. Como todo en Martin empieza con una descripción seca como su estilo a cerca del paisaje norteño para después centrarse en su oponente, el bastardo de Eddard Stark. Las indirectas palabras irán dejando paso a la evidencia de que ambos personajes no son tan diferentes, a decir verdad, puede que sean los que más características en común tengan. Ambos están perseguidos por sus limitaciones, uno físicas y el otro circunstanciales congénitas, la deformación y la bastardía. Cada una a su manera los hace ser vistos comos seres apartados de la sociedad. Uno recluido en sus libros consciente de ello y el otro, empezando a descubrir su cárcel particular, enrolándose en la Guardia de la Noche, inconsciente del peligro al que tendrá que enfrentarse. Es un buen ejemplo de riqueza narrativa desestimada como también lo es la presentación de Jorah Mormont (Iain Glen) en la página 117. Aquí coinciden tanto la narración visual como la descripción literaria, lo que pasa es que la palabra gana en detallismo acerca del incidente que le hizo emigrar más allá del Mar Angosto, mientras que en el capítulo segundo se lo despacha rápidamente, en un diálogo entre el Rey Mendigo (Harry Lloyd) y el propio personaje. Entiendo que no se puede poner todo lo que una novela contiene y creo que incluir esta conversación entre los dos da pie a que leamos el libro para devorar más información sobre los actantes. En cualquier caso la imagen siempre jugará con ventaja con respecto a la palabra, por mucha imaginación que quieres ponerla. La despedida de Ned y John o el choque de miradas entre éste y Catelyn, son incuestionables. Nacen en la novela pero se expanden por ese camino real.
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