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jueves, 17 de mayo de 2018

UNA ODISEA FASCINANTE. EPISODIO QUINTO. EL OGRO DEL TRAZO.



Un lápiz es la herramienta más simple que hay. Es un palito con una mina que marca pero es también la posición de una línea que va directa desde tu brazo a tu corazón. Cuando dibujas coges algo que se encuentra oculto a otros y se lo revelas dibujándolo. Es como un sismógrafo de tu alma. Secuestras emociones y las pones al descubierto para que otros las vean.
                                                                                                                        Glen Keane.

Puntualicemos, un ogro además de ser un gigante que se alimenta de carne humana, es un ser fabuloso. Un ser perteneciente al reino de la maravilla. Pues bien Borja Montoro, diseñador de personajes en Ilion y director del “Experto en diseño de personajes” en la U-Tad, lo es. Habita el olimpo animado habiendo trabajado con toda una leyenda, Glen Keane en Tarzán (Chris Buck y Kevin Lima, 1999) o dibujando para Disney personajes de Vaina (Ron Clements y John Musker, 2106) y de Zootropolis (Byron Howard y Rich Moore, 2106). Cuando me lo presentaron en el evento Keyframe 2017 en Madrid durante escasos segundos, mi primera impresión fue la de estar ante uno de los grandes del dibujo. Una persona sujeta a un lápiz como un Don Bluth, pero también un artista que no se corta, insultantemente atrevido en sus cortantes y escuetas respuestas y espléndidas observaciones que en algunos momentos me desarmó como se lo dejé dicho. Su físico y voz cavernosa ayudan. Esta especie de Baloo civilizado liberalmente hablando, guarda entre sus vivencias la llama de una cierta animación que deja a un lado el espejo de tocador del animador para adentrarse en el interior de la cabeza de un artista y observar el mundo que lo rodeada sin intermediarios. Borja no se anda por las ramas. Es una persona radical en el sentido literal, te lleva de la mano a la raíz del problema negociándolo. Es un ser disonante que lógicamente no se encuentra en un estado caníbal pero que si le placen los plátanos. ¿Os acordáis de los detalles? Hubo un momento, "in media res" de una de las explicaciones de Cristina guiándome por Ilion, en el que apareció pasando de largo, cogiendo un plátano de uno de los cuencos que había y abriéndolo con suma destreza, devorándolo. El momento me pasó a cámara lenta, produciéndose en mí un proceso de simpatía por una persona a la que iba a conocer. Un trazo claro es alimentado por una fuerte personalidad, alguien  que tiene clara su profesión, sus fracasos y sus victorias. Una de sus máximas en la enseñanza es el estar abierto a cualquiera; para él un día feliz es aquel que aprende algo nuevo y de docente lo ha descubierto cada día. Ese fue su enfoque creativo, basado en la estructura aristotélica de tres actos, en su labor como viñetista, magistralmente concisa de hace unos años: “Un primer acto sería el dibujo, la composición, lo que se ve a golpe de vista, el segundo sería el texto y el tercer acto se reproduce en la cabeza del receptor de la viñeta. Ese sería el desenlace perfecto.” Por tanto, estamos también ante un analista de su propio trabajo. Seguimos con Don Bluth: “Cuando dibujas algo, representas un sentimiento en la vida, así que los llamas símbolos.” Y para poder descifrarlos tiene que haber un código, un canal que te permita comprenderlos y asimilarlos. Borja Montoro tiene esa clave y la dibuja todos los días en su trabajo en Ilion y en sus clases en la U-Tad.



                                                                                                                    CONTINUARÁ...


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