Nunca he sabido
vender mis creaciones, quizás porque no sirvo para eso, simplemente hago mi
trabajo, escribo y este blog es una prueba de ello.
La génesis de La caída de Dundee empezó en una
escuela de cine de Madrid de cuyo nombre prefiero olvidarme, aunque más que
centro educativo privado, era un complejo aparato succionador monetario de mi
exigua economía, allí por el año 2003. Nació bajo otro nombre Minvs y otro formato, guion
cinematográfico, de la cabeza de un diplomado en dirección cinematográfica, que
si bien ha escrito, dirigido y producido cortometrajes, se quedó en eso, en un
graduado. Con el paso del tiempo y sin poder llevar acabo el proyecto de
dirigir mi primera película, pero desarrollándolo sucesivamente hasta
transformarlo en novela, empezó el proceso de transformación.
El tratamiento
de guion partía de unas premisas teóricas que entroncaban con la práctica
cinematográfica. Un guion no es una novela, existen diferencias sustanciales y
una de las más importantes es su estructura, junto con su desarrollo. En un
guion, tanto cinematográfico como televisivo, describes sucintamente el
ambiente, el lugar donde se desarrolla la acción, con una descripción somera,
más o menos, de los personajes que intervienen y después realizas los diálogos,
verdadera columna vertebral de la narración fílmica teórica. Aparte de enumerar
los diferentes escenarios y lugares, citándolos como secuencias, el núcleo del
guion está en ésas palabras que vas enzarzando a manera de teatro escrito. Por
lo tanto podíamos llegar a la conclusión de que en un guion no narras, sino
describes y que el resultado final del mismo es una mera herramienta en tu
ayuda a cumplir una tarea más importante, que es la realización de la película
en si. Con una novela el objetivo final es eso mismo, el producto acabado, la propia novela. Y aunque veamos cada vez más
ediciones de guiones, no nos engañemos, es solamente una herramienta, la más
útil quizás, pero mera ayuda para conseguir el film.
Con esto no
quiero despreciar al guion, ni mucho menos. Me acuerdo que en clases
discutíamos enrabietados sobre el destino final del mismo, llegando a una
conclusión, peregrina, donde para mi lo más importante era el fin entrelazado
con el medio. Es decir podemos disfrutar de una película como Casablanca (Michael Curtiz, 1942), pero
sin el guion cinematográfico, aunque en este caso fueron más de uno y sus
cabezas pensantes, no hubiese perdurado hasta nuestros días y sus diálogos viajado
al país de lo mítico.
Con el paso del
tiempo el guion se fue transformando y con ellos sus personajes, desarrollándolos
con mayor profundidad y eliminando algún que otro. Y con los espacios y lugares
pasó lo mismo, pero de una manera brutal. A partir de ese momento, empezaba a
crear otro mundo, más completo, mejor explicado, donde una habitación podría
ahogar a un personaje o donde la mente de un protagonista podría sentirse traicionada.
Me acuerdo perfectamente el primer momento de volver a enfrentarme a la hoja en
blanco. Cogí el guion entre mis manos delante de mi ordenador y empecé a
hojearlo. A medida que pasaba las páginas de una manera mecánica, me decía a mi
mismo que la tarea que tenía encomendada no parecía ser muy dura, al fin y al
cabo, lo único que tenía que hacer era desarrollar mejor todo el guion. ¡Iluso
de mí! Tardé un día entero con sus veinticuatro horas para poder despertar mi
creatividad sobre el mar blanco del folio. No sabia por donde empezar y si lo
que había escrito era lo justo o tendría que explayarme un poco más, y si ese
era el caso, cuánto más. Al final tarde en acabarlo un año completo, la primera
versión. ¿Os digo qué versión va a ser la publicada? Mejor no.
Continuará…
Enhorabuena, José. Gran idea lo del blog. ¿Has encontrado editorial? ¿La vas autopublicar? En mí tienes un comprador seguro, compañero. No hay mejor escritor que quien no tiene inconveniente en revisar la novela incluso cuando la creía terminada.
ResponderEliminarMucha suerte, y estaré pendiente de este blog.
De hecho, mañana lo pongo entre la lista de blogs del mío.
Suerte, que sé que lo estás dando todo por sacar este proyecto adelante y te mereces que salga a la luz y puedas disfrutar de verlo publicado; y los lectores, de tu historia.
Gracias amigo, nos comunicamos poco pero cuando lo hacemos, en mi caso, me es de gran ayuda. ¿Qué tal con la revista? Yo me he alejado un poco la verdad, ademas no se si tengo un vecino amigo de lo ajeno, o de si ya no me la mandan. La verdad es tampoco os veo por el hotmail, a sí que no se si también ya me han jubilado. Bueno lo dicho, muchas gracias por tú apoyo.
EliminarNos leemos.