Hablemos un poco de
literatura fantástica. Hoy traemos a colación un relato corto y una novela
ambientada en el mundo de Krynn. La serie de libros creados en su matriz por
Margaret Weis y Tracy Hickman (Crónicas y Leyendas de la DragonLance) han
creado una legión de seguidores que impulsados por la afinidad con la
literatura tolkeniana, han sido capaces de seguir el camino de baldosas
amarillas hasta llegar a la ciudad esmeralda y encontrar un vasto mundo habitado
por una miríada de razas que tienen que agradecer al bardo de Oxford.
También hay que destacar la incursión de los juegos de Rol, los Role Playing
Games norteamericanos que dieron como resultado la famosa Dragones y Mazmorras.
De hecho fue en la creación de este juego, ya que formaron parte de su equipo
de diseño y donde se conocieron los autores, presentándonos una puerta que se
abriría al mundo de la Lanza del Dragón.
Y también sería de necios, hablando de literatura fantástica, no mencionar los libro-juegos de Dungeon and Dragons y los Advanced, que tantas horas nos hicieron disfrutar en nuestra infancia, o en la del algunos, dependiendo de la generación de la que procedáis.
Mi acercamiento a este
mundo será desde una perspectiva poco tratada, agradeciendo a la web El Orbe de los Dragones su ayuda de consulta. Utilizando una herramienta de
estudio histórico como es la cronología, me gustaría establecer desde ese
parámetro de análisis, un seguimiento pormenorizado de la DragonLance. Por
tanto he escogido los primeros relatos que hablan de su génesis. Y para tal
esfuerzo, se designó a Douglas Niles, otro diseñador del equipo Dungeon & Dragons,
para afrontar estos relatos, precuelas del universo de la Lanza. Por esta razón, olvidaros de los personajes clásicos de las diferentes tramas (Tanis, Flint, Tass, etc, etc, que espero tratar en algún futuro) y concentrémonos en otros que nos resultaran nuevos y no tan conocidos, dependiendo del grado de sabiduría dragontinia que tengamos cada uno.
El primer libro de la
saga es un compendio de historias cortas ambientadas en diferentes periodos de
la serie, dentro de las cuales, Los Huevos de Aurora, se podría decir que es el
capítulo cero de la saga. Si bien es cierto que sus escasas treinta páginas no
dan para mucho, sí que es verdad que están muy bien aprovechados. El autor
realizada una descriptiva antesala de lo que después será Los Dragones (su otro
libro del que hablaremos un poco más adelante), condensando la lucha del bien
contra el mal en un boceto, que quizás se vea lastrada por un cierto tedio
debido al componente descriptivo, pero que está bien resuelto, a medida que su
lectura acaricia el final: la persecución y lucha de los dragones de Paladine
contra los de Takhisis.
“Entonces no había nada que se asemejara al paso de los meses o los
años. En algunos lugares, el mundo estaba frío y así quedó; en otros reinos, el
calor era habitual y ese clima se mantuvo igual durante cientos y miles de
salidas de sol”.
Para comenzar a
describir un escenario primero tienes que posicionar el cuadrante geográfico y
desarrollar su espacio y tiempo y no hay nada como las frases del comienzo para
evocar un mundo pasado, donde ni siquiera el Dios tiempo tenía cabida. Un
mundo de enfrentamiento, sin atisbo de poblamiento humano ni de otro tipo de
raza, solamente la presencia alada de los dragones. Serán éstos los verdaderos
protagonistas (Aurora, Furyon, Arkan, etc, etc,…), los seres mitológicos por
excelencia del imaginario humano. La presencia del Dragón siempre ha estado
entre nosotros. En cualquier fábula, relato, su sombra ha sido larga. Es más,
me atrevería a decir que el Dragón es la personificación del género fantástico.
Es su emblema, donde reside su gran poder evocador y donde realiza una
contundente labor transmisora desde nuestro mundo al imaginario. Se podría decir que esos huevos de Aurora son la literatura fantástica, y no estaría exagerando
ni un ápice. Pero dejando atrás hipótesis metaliterarias, diré que esta
pequeña introducción de Niles, se torna antesala de lo que después escribirá en
su siguiente libro, por tanto, Los Huevos de Aurora tiene un valor anecdótico,
secundario y, quizás más relegado al fanático de la saga o a aquel que quiera
investigar el enfrentamiento de Aurora contra los Dragones de la Reina de la
Oscuridad resumido ligeramente en una frase en Los Dragones, que al
lector que busque aventuras y acción. Es una escaramuza, valioso como
aproximación cronológica a un posible índice de los hechos, pero nada más. Una curiosidad, de
todos los relatos que incluye el tomo, el más votado y querido es éste que
hemos comentado. La fuente es la web anteriormente citada y será por algo,
digo yo.
“He tenido un sueño. Vi una gran Lanza de Paladine. Algún día llegará a
nosotros un arma que nos permitirá batallar contra los Dragones del Mal.”
Las palabras del dragón
del bien Callak nos anuncian muchas cosas, ¿verdad? O por lo menos a aquellos
que ya hayan habitado las páginas de alguno de los libros de la serie. Y es que esta novela sirve como reclamo a nuestra curiosidad acerca del mundo de la DragonLance, a su historia, su cultura, sus personajes, sus objetos mágicos. Para hacer semejante trabajo de compendio, Douglas Niles ha querido ampliar su historia anterior multiplicando sus resultados. Y la tarea ha sido resuelta con éxito, embriagándonos de todo lo bueno del pequeño relato, para introducirnos de una manera amena en las rencillas de estos seres tan poderosos. Con este libro ha querido conectar la refriega de su anterior historia con una guerra librada en los cielos de Ansalon, pero efectiva en todo su territorio por mar y tierra. De los flirteos belicosos a las grandes batallas, de la descripción al múltiplo desarrollo de la misma empujado por una trama que abarca varias generaciones dragonas. Quizás en estos hiatos narrativos resida un poco el desapego interés de su historia para el neófito de la DragonLance, pero es terriblemente interesante para el aficionado compulsivo. Además de la creación de la famosa arma que da título a toda la saga, existen una serie de personajes de los cuales hemos oído hablar en otros libros y a los cuales ponemos nombre y apellidos en esta contienda. Por ejemplo tenemos en la página 73 la presentación del patriarca de los elfos, Silvanos, que dará como resultado toda una subespecie dentro de la genealogía élfica. O la aparición de los enanos en la página 154: "Sabía que se llamaban enanos y que habían
llegado a las Khalkist durante su hibernación. Ahora excavaban la roca para dar
forma a sus grandes moradas subterráneas, toda una ciudad esculpida en la roca
viva de la cadena montañosa." La presencia de Silvara y de su amor Huma, el descubrimiento de las piedras dragontinas en la página 120: "Las
piedras poseían un poderoso atractivo, la esencia fundamental de magia
entregada por los propios dioses." Momentos que han sido narrados y oídos en otras épocas y que ahora se describen en todo su esplendor como las batallas, primero libradas entre dragones y después con ayuda de los humanos. En la página 267, Niles describe los preparativos de la carga de los caballeros armados con sus DragonLances, montados sobre los lomos de los dragones, de una forma espléndida, como nos tiene acostumbrado su pluma pero al mismo tiempo realiza su enumeración detallada y cargada de adjetivos que anuncian el ominoso enfrentamiento. La batalla final en los cielos es otro segmento deslumbrante, que comienza en la página 309, y que ha alimentado el pasado del mundo de Krynn.
La estrategia del autor es clara. Hacernos viajar a esos momentos pletóricos de emoción, sabiendo de qué tratan pero revisitándolos con ojos nuevos, como si fuese la primera vez que los observáramos. Y todo envuelto en una sensación desde las alturas, desde un punto de vista omnisciente. Será ¿el de los propios dragones? En la página 327 podemos encontrar la respuesta: "Su vida era el vuelo, era lo que le proporcionaba el júbilo más puro. En realidad, si había algo parecido al amor, quizás el vuelo era su expresión más pura."
La aventura continuará con las Lost Histories, el volumen dos, The Irda y el primero, The Kagonesti.
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La estrategia del autor es clara. Hacernos viajar a esos momentos pletóricos de emoción, sabiendo de qué tratan pero revisitándolos con ojos nuevos, como si fuese la primera vez que los observáramos. Y todo envuelto en una sensación desde las alturas, desde un punto de vista omnisciente. Será ¿el de los propios dragones? En la página 327 podemos encontrar la respuesta: "Su vida era el vuelo, era lo que le proporcionaba el júbilo más puro. En realidad, si había algo parecido al amor, quizás el vuelo era su expresión más pura."
La aventura continuará con las Lost Histories, el volumen dos, The Irda y el primero, The Kagonesti.
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