DESDE LOS DESPOJOS.
Cada película que se realiza es proclive a su
contexto de producción, otras veces es tan adelantada a su tiempo que se tiene
que esperar para revalorarla en su justa medida. No voy a citar a estas
segundas pero sabéis que existen. Y por supuesto el film a comentar se
encontraría en el primer tipo. Desestructurémoslo desde los despojos, es decir,
desposeyendo a alguien de lo que goza (nuestro entretenimiento) y tiene
(nuestro dinero metamorfoseado en entrada cinematográfica) con violencia (qué
es sino el cine, más que movimiento).
Primer.
He vuelto a sentir esa sensación que no me gusta.
¡Me he hartado! Por favor que apaguen la máquina de hacer Blockbuster. Otra vez
lo han conseguido. Todo embarrullado en mi cabeza, aunque esta vez con cierto
aire “artie” (a través de la inclusión de los flashbacks). Todo parece
apelotonado siendo empujado por un supuesto ritmo que nos quieren hacer vender
desde la década última del siglo pasado. Solo se ven los restos, la destrucción
generada, y es que parece ser que los índices de calidad de hoy día, van
progresivamente parejos al nivel destructor que contiene un film. Jamás veremos
a Metrópolis tan derruida como en esta película pero a qué precio, al de la
remembranza bochornosa (lo visto nos recuerde a un hecho real que aconteció un
11 de septiembre, por desgracia). ¿Todavía tenemos que estar soportando la
psicosis de un país herido, hiriendo al mundo con su avanzadilla visual? Es una
película tras otra, recuerdo tras recuerdo, como si quisiesen recordarnos no ya
solo la capacidad maligna del otro, sino establecer una peligrosa línea
divisoria entre unos y otros, una secesión moral entre “buenos” y “malos”.
Segundo.
Algunos han entendido mal las propuestas
vanguardistas del siglo pasado. El cine es movimiento y, en principio es lo que
lo diferenciaba de la fotografía, pero hay que saber diferenciarlo de la
tropelía rítmica. Desde el comienzo, con esos quince primeros minutos kriptonianos, que nos recuerdan a otro
prodigio avatariense (la repetición
de esquemas debido a su éxito de afluencia en la taquilla, más que de calidad),
quieren dejar establecido el esquema de todo lo que acontecerá después, eso sí,
con las incongruencias correspondientes. Se concentran tanto en la generalidad
técnica (en este caso, ¡y siempre es lo mismo! los efectos especiales visuales
y de sonido, que dejan a un lado lo verdaderamente importante, el corazón de la
narración, el guion. Y aquí no hay excusa que valga, detrás del mismo está una
cabeza muy competente para poder realizarlo (en el pasado nos ha dado muy
buenas muestras de ello). La explicación de cómo el general Zod escapa de la
prisión fantasma esta apuntillada, todo parece estarlo con el único fin de
convertir la trama en un cajón de sastre para intentar meter en él todo aquello
que nos recuerde las otras aportaciones del héroe. Existe otro peligro, el afán
de querer epatar cueste lo que cueste, y el director del film lleva intentándolo
toda su vida pero sin obtener el éxito que le dio su primer trabajo, y que creo
que fue muy sobrevalorado.
Quieren hacer una nueva visión del superhéroe porque
creen que la anterior propuesta fue fallida, y no sólo eso, quieren darnos una
visión digest de casi todas las
aventuras anteriores (sobre todo de la primera y segunda parte), ya habrá
tiempo en secuelas de ir excavando en el pasado de las otras producciones.
Envuelta eso si en unos preciosos efectos especiales, revueltos pero lo más de
lo más, cuando en verdad lo único que consiguen en su efecto contrario, menos
de lo menos. ¡Ya tenemos a los cochecitos mecánicos para deleitarnos con sus
transformaciones y de paso no ver absolutamente nada! A veces pienso que el
efecto ciega a la narración, y como en éste caso, nos regala diálogos tan
sorprendentes como éste, por parte del general Zod: “Esto solo puede acabar en
una cosa. O te mato o me matas”. Juzguen ustedes mismos.
Nota aclaratoria: la supresión del título del film o
referencia al mismo está buscada, igual que en la película, cuando elimina
constantemente su génesis principal, no diciéndola, salvo casi al final y por
palabras de un soldado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario