Fue la primera vez que entrevisté a alguien para la revista Scifiworld. En teoría la entrevista era escueta para poder publicarla al final de la misma, pero no se llegó a realizar, quiero decir que no se publicó porque yo sí que hice las preguntitas y Josemi me las respondió. Y aquí lo tenéis, cuando era el director de la semana de cine fantástico y de terror de Donostia.
Allá por la década de los noventa
del siglo pasado, se gestó una década impensable para el cortometraje español en general y para el fantástico en particular. La industria cinematográfica
del corto, si es que alguna vez hubo alguna en este país, salía escaldada de
los ochenta para afrontar un horizonte no muy claro. Un libro emblemático,
autentico “estado de las cosas” literario, puso nombre a esa década llamándola
prodigiosa (Una
década prodigiosa. El cortometraje español de los noventa.). Escrito
a dos manos por José M. Velázquez y Luis Ángel Ramírez y editado por el capital
Festival de Cine de Alcalá de Henares. El texto empezaba haciéndose eco del
pasado, concretamente de un viernes 11 de enero de 1991, donde un periodista,
Fietta Jarque, escribía en el diario El País: “El cortometraje español agoniza por falta de apoyo”.
De aquella época son Alex de la Iglesia , Alejandro Amenábar,
Nacho Cerdá, Jaume Balagueró o Manuel Romo y Pedro Tembury, ejemplos de ficción
casposa con sus Hijomoto y Psicolettes respectivamente. Desde 1990 hasta 1999, el mundo del corto
español se expandió gracias a productoras, a cadenas de televisión y por
supuesto, a las sempiternas y benditas/malditas subvenciones nacionales y autónomas.
Mirindas asesinas (1992) de Alex de la Iglesia cambió la idea de
lo que era, o más bien significaba, un cortometraje de género, contando una
historia enraizada en el sainete, caminando por el callejón del gato del
esperpento valleinclanesco. Himenoptero (1993) de Alejandro Amenábar potenció esa idea
hasta el academicismo, pagando tributo a directores extranjeros como Hitchcock.
Días sin luz (1995) de Jaume
Balagueró creó nuevos patrones, ya no solo significantes sino simbólicos de lo
que se pretendía que fuese un corto. Todos tenían algo en común, pertenecían a
un género, el fantástico. Independientemente de sus historias, de sus aproximaciones,
diferentes entre sí pero unidos en la lucha.
Estamos en el año 2011 y me
pregunto si las cosas seguirán igual, o acaso, irán peores. Como cada año por estas fechas, Scifiworld estuvo cubriendo la Muestra de Cine Fantástico SyFy en Madrid y
tuvimos la oportunidad de charlar brevemente con Josemi
Beltrán.
SCIFIWORLD: ¿Qué conclusión sacas del cortometraje fantástico en este país? ¿Y confrontándolo con el resto del mundo?
JOSEMI BELTRÁN: El corto fantástico está casi como el largo fantástico...Los géneros en España nunca han sido demasiado queridos. Sí por algunos aficionados, pero no por el público en general. Incluso ahora, aunque se sigan realizando muchísimos cortometrajes, y más que antes por la accesibilidad de medios, yo diría que son raros los que eligen el género fantástico, más cuando se trata de participar en festivales u optar a premios. Resultan mucho más agradecidos como tarjetas de presentación y formas de atraer al público-jurado los cortos de temática social, por ejemplo. Siempre quedará el reducto de los muy fans que hacen cosas por pocos medios, por divertirse, pero realizar algo con un pelín más de ambición es arriesgado, porque te puedes limitar públicos, y, siendo prácticos, los premios son una manera de recuperar la inversión en un corto. Me parecería osado hablar del resto del mundo, pero tengo la impresión de que, por ejemplo, como hemos visto en el último festival de Clermont-Ferrand, la animación es ahora un buen filón para contar historias fantásticas en otros países.
SFW: Una de las plataformas que ayuda a conocer un
cortometraje son los festivales, ¿qué otro tipo de herramientas crees que
podían ser igual de válidas o mejores a la hora de exhibir una historia corta?
J.B: Bueno, para darlo a conocer,
internet, bien usado puede tener un mayor potencial cuantitativo que un
festival, si consigues colocar el corto en la plataforma adecuada. Los
festivales sirven para poner en valor y llamar la atención de medios. Pero
todavía están en este país por venir unos mejores portales de cortometrajes que
consigan la atención de los aficionados.
SFW: ¿Qué crees, como espectador, que le falta al
corto fantástico para que tenga una mayor aceptación en nuestras fronteras?
J.B: Pues, quizás, precisamente,
lo que le falta son espectadores suficientes. No es que los cortos que se hagan
sean poco interesantes, sino que lo fantástico, salvo honrosas excepciones,
tiene que venir de otras latitudes. De todas maneras, el corto siempre lo tiene
más complicado.
SFW: ¿La pequeña muestra de cortometrajes que trajiste
debajo del brazo de Donostia, bien podía ser una radiografía del fantástico de
este país?
J.B: Podría serlo, porque representaba diferentes corrientes,
desde el "gore" más ortodoxo (BRUTAL RELAX) a una buena idea cómica
con originales efectos (FUMAR, MATAR, MORIR), un falso documental (MAQUETAS), y
la animación más trabajada, llena de referencias de género (VICENTA).
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