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jueves, 4 de julio de 2013

HOJA APERGAMINADA. (IX). BALIZAS.

Continuamos en un género que nos ha dado y nos da, aunque ya no con tanta frecuencia, alegrías infinitas. Estamos hablando de la Ciencia Ficción y esta vez nos adentramos en las crípticas, y a la vez, fascinantes páginas del Mundo Anillo de Larry Niven. Una verdadera" terra incognita" por la que nos moveremos a través de la ubicación de balizas que nos ayuden a aproximarnos a la mente creativa del californiano.


Acercarse a escritores de la talla de Asimov, Herbert o Niven (y en ese orden) es adentrarse en un mundo sin límites, donde el concepto de realidad misma es trastocado impunemente debajo de cada frase. A cada renglón, nos asomamos al abismo sin saber muy bien si saltarlo, evitando su farragosa descripción de la nomenclatura científica o caernos a su vacío, hipnotizados por su dialéctica. Independientemente de la elección escogida, hay que reconocer el sacrilegio realizado. Ellos lo han conseguido, han roto las barreras del propio género creando reglas nuevas que lo desbordan. Su escritura ha sometido al poder y lo ha catapultado a dictadura propia, donde o bien realizas un ejercicio de genuflexión comprensiva, o te sitúas de pie mirándola incomprensiblemente. Dos maneras de enfrentarse a una misma obra, y ya solo por eso, merecería la pena seguirlas. Formas aproximativas que se bifurcan de dispar modo; desde la más absoluta de las inocencias genéricas o, y está sería su antítesis, desde la veneración más abyecta. En el primer caso se corre el riesgo de convertirse en un analfabeto, ni siquiera intentando acercarse a su lectura por miedo a no entenderla, y en el segundo caso, se corre el riesgo de procrear fanáticos que edifiquen una auténtica religión sobre el concepto mismo de la obra. Tendríamos rebaños en un sitio y soldados en otro. En los primeros, el desinterés creado mutaría en balidos y la filiación fanática en los segundos, se transformaría en vocerío constante. ¿Cuál camino elegir? Sigamos las balizas diseminadas.

Primera baliza. Compromiso.
Aproximarse a una obra de esta índole infunde respecto, ya no solo por la cosecha de premios que ha obtenido (lo ha ganado todo: el Hugo, el Nebula, el Locus y el Ditmar), sino por el marchamo que representa. Además está  la impresión de su lectura. Cosas como...  Estoy leyendo el primer capítulo y no comprendo nada de nada. ¿De qué me está hablando este Larry Niven? Algo falla si se nos empieza a arremolinar esa nube de incertidumbres, ¿verdad? Además es siempre la barrera infranqueable del esnobismo más recalcitrante, el querer enfundarse con un manto de superioridad pavoneándose allá por donde vaya. Cambiemos la estrategia entonces del Mundo Anillo. Demos la vuelta a sus páginas e intentemos descifrar todo lo que podamos. Veamos.
En la página 109 (La factoría de Ideas, edición  Debolsillo), uno de los protagonistas, Luis Wu dice lo siguiente a otro actante, Teela Brown: "Intentaba explicarte que el Mundo Anillo es un compromiso, un compromiso técnico entre una esfera de Dyson y un planeta normal. Dyson fue uno de los antiguos filósofos naturales; sus teorías son anteriores al descubrimiento del cinturón de asteroides, casi preatómicas. Declaró que cada civilización viene limitada por la cantidad de energía a su alcance. La única forma de que la raza humana pueda aprovechar toda la energía disponible, es construir un caparazón esférico en torno al sol y captar todos sus rayos solares. Y si te lo tomas en serio, comprenderás la idea."
Bien no sabemos nada de esa tal Dyson, ni de sus teorías acerca de los cinturones de asteroides, por lo tanto podemos llegar a concluir que esa teoría suya de que cada civilización viene limitada por la cantidad de energía a su alcance, nos puede proporcionar el desinterés más absoluto. Pero no habla de eso el texto, lo disfraza, lo embellece con el único fin de jugar con el lector. Hay que decir que los escritores mencionados anteriormente y otros muchos, poseen un componente lúdico innegable que transmiten a sus obras, independientemente de la seriedad con la que quieran traficar algunos. Niven nos habla del Mundo Anillo como un compromiso y de esa responsabilidad (Luis Wu le dice a Teela Brown que se lo tome en serio, sólo así lo comprenderá) puede nacer el saber. Solo a través del compromiso, de una responsabilidad, la persona puede llegar a realizar lo que pretenda (en este caso que la raza humana aproveche toda la energía disponible).

Segunda baliza. Creación.
En la página 326. Existe un diálogo entre Luis y otro personaje, una humanoide llamada Prill. Ésta última le dice: "Yo también creí ser una diosa. De verdad. Aunque no sé por qué. Yo no construí el anillo. El anillo es mucho más viejo que yo." A lo que le responde sintomáticamente Luis: "Todos queremos ser dioses, queremos el poder sin las responsabilidades."
Es un pequeño anticipo de lo que oculta el Mundo Anillo, además de un viaje extraordinario a los confines de lo desconocido, es una aventura formada por un equipo de exploración en busca de la verdad, compuesto por integrantes antitéticos entre sí: Nexus, un extraterrestre de la raza de los Titerotes de Pierson (un creador), el humano Luis Wu, (personificación del hartazgo tedioso), Intercomunicador de Animales, un Kzinti (una especie de Chewbacca beligerante) y por último, la humana Teela Brown (el azar hecho carne). Atención al siguiente diálogo a tres bandas. Luis llega a la siguiente conclusión: "Estaba pensando si los titerotes no habrían recibido su nombre por su tendencia a erigirse en dioses de las especies que les rodean. Han tratado a los humanos y los Kzinti como si fueran títeres..."
A lo que Prill le dice: "Pero la suerte de Teela también convirtió a Nessus en un títere." Luis insiste: "Todos hemos estado jugando a ser dioses, cada uno a nuestra manera." Y después implica al Kzinti para introducirlo en la conversación: "¿Qué te pareció la experiencia, Interlocutor? ¿Crees haber sido un buen o mal dios?"
El Kzinti le contesta: "No sabría decírtelo. [...] Al menos, he conseguido detener una guerra. Bastó explicarle a cada bando que tenía todas las de perder." Y Luis le dice: "Nessus y los demás titerotes han estado manipulando la reproducción de los humanos y los Kzinti. Crearon de manera deliberada una situación en la cual la selección natural debía favorecer la aparición de un Kzinti pacífico."
Pregunta uno, responde otra, implica a un tercero y al mismo tiempo se habla de mil cosas y de ninguna, pero insisto, concentrémonos en las balizas que nos puedan ayudar a despejar la tela de araña subterfugia con la que esta hilada no sólo la trama de la historia, sino la intención de su texto. Hablan del Titerote y descubren que esa palabra semánticamente se parece a una que no tiene ningún misterio terrestre, Titiritero. ¿Qué hace un artesano como un Titiritero? Mueve los hilos de sus Títeres para crear historias. Se podría llegar a la conclusión de que es un dios dentro de una narración determinada. Mueve a los personajes de un lado a otro, de una manera lo más realista posible, para llegar a describir sus actos envueltos en tramas, historias, estructuras con el fin de entretener a alguien, ya sea lector, espectador o lo que sea el denominado testigo narratológico. Pero atención, la ironía sobresale del interior nuclear de los vocablos. ¿Existe algo más poderoso que un dios? Prill nos lo recuerda, diciendo que Teela también convirtió a Nexus en un Títere. ¿Y quién es la humana sino la representación de algo fabricado pero expandido por todo el universo, sustancia ilimitada, inaprensible que circula en el Mundo Anillo y en nuestro Mundo? Ella es el azar, el alea y se encuentra por encima de todos nosotros.
Entre otras muchas cosas interesantes, y algunas que seguramente se me escapan, me quedaría con esas dos balizas que me rearma la estructura de la narración dándola una cierta lógica, o proporcionándomela a mí. La responsabilidad de una acto creativo conlleva la desigual lucha contra el azar impuesto ¿por quién? Luis Wu termina la novela compartiendo unas palabras: "El Mundo Anillo es tan grande." Quizás encontremos una respuesta en el segundo libro de la saga, Los constructores del Mundo Anillo. Seguimos manteniendo el rumbo.









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