Antes que nada, y sin que sirva de precedente ya que nunca lo he hecho, voy a criticar la nefasta edición del CD de la banda sonora de El Halcón y la Flecha (1950). Esta compañía, Bud Movies, lo que ha hecho es grabar directamente, seguramente desde el televisor de sus casa, la música del film y sacarla al mercado a un precio irrisorio. Si os acordáis de la anterior Partitura Nocturna (El Secreto de una Saloma), la edición de Los Contrabandistas de Moonfleet está realizada por una de las casas más prestigiosas de la banda sonora, la Film Score, y el CD hay que pagarlo pero merece la pena, la edición es perfecta, con temas no publicados y material gráfico e informativo de lujo. De verdad que a veces es mejor pagar más por una cierta calidad. Es vergonzoso oír un tema de esta edición y repentinamente se corte, sin dejar a la melodía morir tranquila. Nefasto.
Como decía antes, la fanfarria nos manipula frente al logo de la Warner y la suite de Steiner continua el hipnotizado viaje del espectador/oyente por una Italia medieval a la que hay que poblarla de música cinematográfica. El tema del protagonista, Dardo (Burt Lancaster) se crea alrededor de unas acompasadas notas interpretadas por una mandolina que continuando con la alegría que transmite, finaliza con una tarantela. Después vendrá el tema del Halcón, en un tono más bajo asesinando el componente lúdico del instrumento y del baile anteriores, aunque después regresará con más fuerza si cabe, demostrándonos que la alegría es una fuente de energía muy poderosa, alimentándose en beneficio de los personajes de la película. Esta suite, como todas, son ejemplos paradigmáticos de contención sonora donde el autor distribuye, primeramente presentándolos, los variados temas que va a incluir el film. Es una especie de hoja de ruta por donde el compositor va afianzando su estilo sonoro. De hecho Steiner dijo en una ocasión que "lo más difícil de una partitura cinematográfica es saber donde empieza y donde termina, es decir saber exactamente el lugar donde irá la música sin entorpecer la narración visual."
La creación del típico baile napolitano nos produce ganas de saltar como lo hacen los personajes y, sobre todo, ganas de vivir. El ritmo acompasado de seis por ocho es la representación de ese estado eufórico al que van ligados los lombardos de la película, cosa contraria al tema que representa el Halcón, sombrío, estático como su figura que observa todo desde una cierta altura, condescendientemente orgulloso. Se podría decir que su tema es uno monótono, insustancial y típico mientras que la utilización de la tarantela por ejemplo, se va amoldando a las sinuosidades de la partitura y la narración. Un ejemplo perfecto de esto es el tema de amor, donde el tono del baile se escucha más despacio, su ritmo se ha visto alterado por el sentimiento de los dos protagonistas. La música y la acción se dan la mano. La Suite es rica en temas pero serán estos dos los que manipulen al resto, produciendo un movimiento basculante entre los intereses del pueblo llano y los de la nobleza, creándose mojones en esta hoja de ruta verdaderamente bellos como el llamado "The Princess in the Forest", donde podemos ser testigos de un maleable tema sinfónico, muy típico del tema amoroso, pero que abruptamente se transforma en notas discordantes, alertándonos de la vis cómica de esta versión de un Robin Hood lombardo.
Y es que está partitura es un ejemplo del uso que le daba Max Steiner a la música cinematográfica en general y al género de aventuras en particular. Danny Elfman dice en un sorprendente documental sobre el maestro, que él empezó de la nada. Que él creó el lenguaje narrativo proporcionando a la música su carácter narrativo, contando una historia. El estudioso John Mauceri apoya la importancia de Steiner en el devenir de la B.S.O: "La música de Wagner predecía un movimiento en la sala, en los films se hace lo contrario. A día de hoy cualquier partitura cinematográfica sinfonía usa el lenguaje creado por Max Steiner." Su legado se desborda por todos los rincones del planeta. Existe otro tema, el que representa a los lombardos agrupándose para el enfrentamiento, que el compositor japonés Masuru Sato lo adoptó para su partitura de La Fortaleza Escondida (1958) de Akira Kurosawa. Hasta que punto el director nipón conocía el mundo occidental o por lo menos su arte. Que valga este pequeña reseña como homenaje al padre de la banda sonora que gracias a sus innumerables hojas de rutas, hemos podido aprender y disfrutar al mismo tiempo de un arte, el de la música de cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario