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domingo, 4 de abril de 2021

DOMINGO DE VIÑETAS. En el reino de la línea... ¡recta!

  


Hoy nos toca mirar el mundo de Hellboy pero escorando a su creador, Mike Mignola y a su criatura, para testificar su legado en la serie AIDP, donde Abe, Roger y Mr. Kraus se erigen en sus nuevos protagonistas. Este primer volumen de Norma Editorial está dibujado, entre otros, por Ryan Sook y guionizado, además de por Mignola, por Christopher Golden y Tom Sniegoski.

En Las Tierras Huecas, la brigada de la  agencia paranormal tendrá que ir a rescatar a Elizabeth Sherman de las garras de una secta, perdida en los montes Urales, adentrándose en un mundo subterráneo y descubriendo algún que otro secreto por el camino. Todo esto no suena a nuevo, más bien es un ronroneo de cosas que hemos visto en la serie matriz, por tanto si alguno pensaba que las nuevas incorporaciones creativas al equipo de Mignola pudiesen traer aire fresco a la franquicia que se den media vuelta porque estamos ante una continuación, bastante ortodoxa, conservadora entonces, del universo del niño endiablado. Y esto se percibe nada más sumergirnos en el cómic.

                                                         (Viñeta 3, página 5).

Una descripción geográfica al principio de la trama. El ecosistema perfecto para administrar nuestro interés por el relato y todo ello apoyado por líneas rectas que basculan próximas o lejanas sobre el ojo del lector, dando forma conceptual, amparándose en la matemática. En definitiva, un conjunto de líneas que nos avisan de la geometrización de la narración, balizas de alerta del contexto del cómic, de su forma de aproximarse a la aventura, una perfecta invitación abstracta a la acción.

                                                 (Viñeta 4, página 10).

Una que no tiene reparos en ahogar a los personajes en su entorno poligonal, donde las líneas nos conducen a sus mismos vértices para indicarnos lo pequeño y minúsculo que son los actantes que están poblando su escenario. Ligeras formas que poco a poco irán mutando también ellas en elementos de una fisicidad poliédrica.

                                                    (Viñeta 7, página 37).

El propio límite de la viñeta de más arriba cercena la posibilidad de una curva, la parte redondeada de la cabeza de Roger, el golem, para construir un rostro geométrico de rasgos punzantes y sombras impertinentemente construidas para sugerir. Y es que estas dos herramientas son las que AIDP hereda de Hellboy para conseguir un ejercicio formal continuista amparado en la solidez de la línea recta pero al mismo tiempo, desamparado en esas sombras que conquistan todo el relato y que suscitan incertidumbre y tensión por lo que sugieren más que por aquello que pudiesen mostrar. No estamos lejos de una contienda entre lo que se ve, qué es si no la matemática, una representación de la realidad que muestra limpiamente sus contornos a través de la geometría de una línea recta versus lo que se esconde, la información sustraída al lector para potenciar su imaginación y llevarlo a encontrarse con sus propios límites. Llegar a conseguirlo es toda una proeza.

                                                    (Viñeta 7, página 28).


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