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martes, 13 de noviembre de 2012

PALIMPSESTO conquistador.


Hacía tiempo que no iba a un pase de prensa cinematográfico. Y la verdad es que la razón por la cual dejé de hacerlo fue la desilusión. Perdí la fe en estos pases visionarios y, precisamente de eso va El Origen de los Guardianes (Peter Ramsey, 2012), auténtico tira y afloja para creyentes o ateos de las leyendas infantiles inglesas. Bien mi decepción empezó con una película que la tengo simpatía, ¡qué le vamos a hacer, uno es humano!, Rango (Gore Verbinski, 2011). No sé si es debido a que fue mi primera colaboración para la edición online de Scifiworld, y lo asumí con mucha ilusión, pero la verdad es que su discurso metacinematográfico me divirtió mucho más que la última producción de Dreamworks.


Este origen de los Guardianes es un autentico palimpsesto, y eso no es lo peor, ¡ojala se hubiera quedado en eso! Habría ganado más puntos, pero es que además tiene una característica, avasalladoramente conquistadora. No sólo es un divertimento, que funciona mal debido en parte a su desestructurada narrativa previsible, todos están esperando los ataques del malo, Sombra, no hay historia solo es una espera y una respuesta a esa acción, sino que encima quiere vendernos la moto, o en este caso los sueños, no ya a nosotros, que lo intenta porque todos llevamos un niño dentro, ¿verdad?, sino a nuestros hijos, si los tenemos y nos acompañan a la función. El eje central de este trabajo de reescribir sobre los mitos infantiles es la eliminación de todo aquello que sabíamos o creíamos conocer sobre los mismos para darnos un nuevo enfoque y ése es su primer error por estas latitudes. La arrogancia que envuelve el discurso es su talón de Aquiles. ¿O acaso no se dan cuenta qué su ejercicio invasor es poderosamente centralizador, focalizándose culturalmente en una parte del mismo, la cultura occidental anglosajona para ser más exactos? Quiero decir  ¿no nos queda un poco lejano, por ahora pero ya veremos, el maestro de los sueños, el conejo de Pascua, el hada de los molares y el enigmático Jack Escarcha? ¿O pretenden intentarlo de nuevo, colonizándonos otra vez?
La verdad es que difícil no lo tienen, para que vamos a engañarnos. Nuestra única resistencia a nuestros mitos está representado por tres reyes viejos y gordos, unas cuantas costumbres católicas y poco más, por supuesto que no me olvido del gordo rojo, que se ha ido infiltrando lentamente por nuestras chimeneas (seamos serios ¿cuándo hemos tenido los españoles de clase media unas chimeneas?), ni de la versión vasca quintacolumnista que es el Olentzero, que a título personal me hace mucha más gracia con la txapela. Seamos realistas, menos mal que la película aburre, sino prepárense para las próximas Navidades, con el amigo Norte conduciendo el trineo como si estuviera ebrio de emoción, o las venideras Pascuas, con el conejo luchador mal encarado y camorrista, sin dejar a un lado esa hada hippie (menos mal que aparece brevemente el ratón Pérez, pero lo hacen pasar por inglés porque la melodía del señor Desplat suena a tierras sajonas, o sea que encima nos niegan eso, amigos). Y sino ¿cómo creen que se han apropiado ciertas tradiciones foráneas de lo nuestro, llámese Halloween, por ejemplo? Se acerca el invierno, como diría uno.

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