“No era la hora
adecuada ni tampoco el sitio perfecto. La sombra se deslizó lentamente
sobre el suelo adoquinado que rodeaba a la Biblioteca. Sobre su húmeda y
agrietada pared se podía vislumbrar el grosor de la misma. Una figura esbelta
debajo de una capa terminada en un gorro puntiagudo, guardaba la espalda de su
dueña. El taciturno caminar de Isabeau acercándose a la Biblioteca vaticinaba
que la noche iba a ser movida”.
Después del fracaso obtenido en el capítulo anterior
(El Tesoro del Duque) tanto a Vane como a mí, nos tocaba cambiar de estrategia,
sobre todo sobre mi banda. Vane perdió solamente a uno de sus Ejecutores pero
en mi caso fueron dos perdidas, dejándome desequilibrada la formación de
mis Malditos. Solo nos quedaba una opción, acercarnos a la Posada e intentar
contratar Mercenarios. Y la suerte nos acompañó aunque no como hubiésemos querido
durante el desarrollo de esta trepidante aventura, en busca de una Encarnada para destruirla. ¿Y qué es una Encarnada? Os estaréis preguntando aquellos que no estáis familiarizados con el mundo de Cadwallon. Pues básicamente son los elegidos por los Dioses para sus fines en Aarklash. Digamos que son además de sus guerreros, sus agentes por lo tanto son casi invencibles como veremos.
Ahí tenéis a Isabeau y otra pregunta levita sobre mí, ya no sólo su misteriosa presencia en el barrio de los Ladrones sino el porqué de su fin. Habrá que rodearse de los mercenarios más preparados para derrotarla. Si fuisteis testigos de las ganancias mías, comprenderéis que me gastase todo lo que robé en contratar a los mejores.
¡Aquí están La temible hacha de Chuffloch y la destreza en el puñal y la pistola de Lucius ingresaron en mi banda mientras que la salvaje Shaana fue a parar a la banda de Vane, por una jugosa cantidad de ducados por supuesto. (Nota aclaratoria para aquellos que estén habituados al universo de Cadwallon: si, esos Mercenarios son los que aparecen en la única expansión de Ciudad de Ladrones por el momento, ya sabéis hay que tirar de narrativa, ¿no?). Pues bien con estas nuevos acompañantes empezamos a jugar y la verdad es que Vane no empezó nada mal, como podéis ver abajo.
Tanto Leona como Iris y Harid consiguieron en su primer avance suculentos tesoros que intercambiar por Ducados. Mientras que Shaana utilizando una carta Arcana "Correr" se situó justo al lado de la Biblioteca donde esperaba pacientemente Isabeau.
La primera tirada de Vane rozó la perfección. Por un lado consiguió tesoros y por otro, apoyándose en su Mercenaria se acercó al objetivo de esta aventura: eliminar a la Encarnada. Pero las cosas no serían tan fácil. No señor, ahora me tocaba a mí mover ficha. Y aunque Chuffloch andaba por la posada buscando tesoros y ducados.
Anays aprovechando una carta Arcana "Teleportación" consiguió situarse cerca de la Biblioteca. El combate era inminente.
Los movimientos sinuosos de los necromantes frente a los contundentes aspavientos de las espadas montañosas. La noble Anays versus la indómita Shaana.
Pero antes de que colisionasen sus fuerzas, e incluso antes de que el miliciano las pudiera atrapar, Isabeau desapareció de la Biblioteca en su jugada, apareciendo en la Tesorería. (En el margen izquierdo de la fotografía de arriba). Ambas asistieron al extraordinario poder de la Encarnada, la noche prometía suculentas sorpresas.
Vane se aprovechó del invisible movimiento de traslación realizado por Isabeau, ya que varios de sus Ejecutores estaban por allí y sin demorarse tomó la iniciativa, desplazando a Harid a la Tesorería para enfrentarse a la Encarnada.
Harid tomó una carta de Arcano "Golpe poderoso" para luchar contra la potente tirada de tres dados de Isabeau con su funesta resolución por parte del Cadwë. El maestro de Tarot cayó contra el destructor golpe de la Encarnada pero no solo él, sino que otro integrante de su banda le siguió en su periplo al Olimpo o al Purgatorio divino.
En mi turno y antes de que volviese a evanecerse Isabeau, mandé a Chuffloch a su encuentro y con ayuda de dos cartas Arcana "Golpe crítico" pude acabar con la amenaza de la Encarnada.
Pero como si todo fuese un espejismo, el cuerpo de Isabeau desapareció dejándome con la presencia incómoda de un miliciano (por cierto podéis comprobar al fondo de la instantánea que Vane y su Leona tampoco lo estaban pasando bien, ya que la Akkylannia se enfrentaba a otro miembro de la milicia).
Vane empezó bien pero estaba acabando mal su partida en Cadwallon. La alarma sonó y los rastrillos empezaron a bajarse rápidamente por cada salida del distrito. Leona después de huir del miliciano se aventuró por las callejuelas de la urbe pero a cada paso andado, se encontraba con una salida taponada.
Mientras Iris seguía buscando alguna posibilidad monetaria entre los edificios de la ciudad,
no se percató al salir de uno de ellos, de la presencia reptilinia de Jehlan en un callejón rodeándola por detrás mientras enfrente tenía a Chuffloch. Las cosas cada vez iban peor para los Ejecutores.
Cada vez quedaban menos espacios para escapar de la caída de los rastrillos pero Vane consiguió que sus dos únicas mujeres guerreras escaparan del distrito, mientras que yo tuve que utilizar una carta de Arcana "Pasadizo secreto" para que Lucius pudiese atravesar un muro de una vivienda y así poder escapar de la ciudad.
Al final, volví a ganar la partida con el siguiente resultado:
Y el de Vane:
Vane tendrá que volver a la posada para poder contratar a más Mercenarios y yo me tendré que preparar para el siguiente desafío.
Continuará...
Ahí tenéis a Isabeau y otra pregunta levita sobre mí, ya no sólo su misteriosa presencia en el barrio de los Ladrones sino el porqué de su fin. Habrá que rodearse de los mercenarios más preparados para derrotarla. Si fuisteis testigos de las ganancias mías, comprenderéis que me gastase todo lo que robé en contratar a los mejores.
¡Aquí están La temible hacha de Chuffloch y la destreza en el puñal y la pistola de Lucius ingresaron en mi banda mientras que la salvaje Shaana fue a parar a la banda de Vane, por una jugosa cantidad de ducados por supuesto. (Nota aclaratoria para aquellos que estén habituados al universo de Cadwallon: si, esos Mercenarios son los que aparecen en la única expansión de Ciudad de Ladrones por el momento, ya sabéis hay que tirar de narrativa, ¿no?). Pues bien con estas nuevos acompañantes empezamos a jugar y la verdad es que Vane no empezó nada mal, como podéis ver abajo.
Tanto Leona como Iris y Harid consiguieron en su primer avance suculentos tesoros que intercambiar por Ducados. Mientras que Shaana utilizando una carta Arcana "Correr" se situó justo al lado de la Biblioteca donde esperaba pacientemente Isabeau.
La primera tirada de Vane rozó la perfección. Por un lado consiguió tesoros y por otro, apoyándose en su Mercenaria se acercó al objetivo de esta aventura: eliminar a la Encarnada. Pero las cosas no serían tan fácil. No señor, ahora me tocaba a mí mover ficha. Y aunque Chuffloch andaba por la posada buscando tesoros y ducados.
Anays aprovechando una carta Arcana "Teleportación" consiguió situarse cerca de la Biblioteca. El combate era inminente.
Los movimientos sinuosos de los necromantes frente a los contundentes aspavientos de las espadas montañosas. La noble Anays versus la indómita Shaana.
Pero antes de que colisionasen sus fuerzas, e incluso antes de que el miliciano las pudiera atrapar, Isabeau desapareció de la Biblioteca en su jugada, apareciendo en la Tesorería. (En el margen izquierdo de la fotografía de arriba). Ambas asistieron al extraordinario poder de la Encarnada, la noche prometía suculentas sorpresas.
Vane se aprovechó del invisible movimiento de traslación realizado por Isabeau, ya que varios de sus Ejecutores estaban por allí y sin demorarse tomó la iniciativa, desplazando a Harid a la Tesorería para enfrentarse a la Encarnada.
Harid tomó una carta de Arcano "Golpe poderoso" para luchar contra la potente tirada de tres dados de Isabeau con su funesta resolución por parte del Cadwë. El maestro de Tarot cayó contra el destructor golpe de la Encarnada pero no solo él, sino que otro integrante de su banda le siguió en su periplo al Olimpo o al Purgatorio divino.
En mi turno y antes de que volviese a evanecerse Isabeau, mandé a Chuffloch a su encuentro y con ayuda de dos cartas Arcana "Golpe crítico" pude acabar con la amenaza de la Encarnada.
Pero como si todo fuese un espejismo, el cuerpo de Isabeau desapareció dejándome con la presencia incómoda de un miliciano (por cierto podéis comprobar al fondo de la instantánea que Vane y su Leona tampoco lo estaban pasando bien, ya que la Akkylannia se enfrentaba a otro miembro de la milicia).
Vane empezó bien pero estaba acabando mal su partida en Cadwallon. La alarma sonó y los rastrillos empezaron a bajarse rápidamente por cada salida del distrito. Leona después de huir del miliciano se aventuró por las callejuelas de la urbe pero a cada paso andado, se encontraba con una salida taponada.
Mientras Iris seguía buscando alguna posibilidad monetaria entre los edificios de la ciudad,
no se percató al salir de uno de ellos, de la presencia reptilinia de Jehlan en un callejón rodeándola por detrás mientras enfrente tenía a Chuffloch. Las cosas cada vez iban peor para los Ejecutores.
Cada vez quedaban menos espacios para escapar de la caída de los rastrillos pero Vane consiguió que sus dos únicas mujeres guerreras escaparan del distrito, mientras que yo tuve que utilizar una carta de Arcana "Pasadizo secreto" para que Lucius pudiese atravesar un muro de una vivienda y así poder escapar de la ciudad.
Al final, volví a ganar la partida con el siguiente resultado:
Y el de Vane:
Vane tendrá que volver a la posada para poder contratar a más Mercenarios y yo me tendré que preparar para el siguiente desafío.
Continuará...
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