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domingo, 13 de octubre de 2013

PERCEPCIÓN CATÓDICA. EL FACTOR HUMANO.

¿Qué soy o qué somos? Puedo ser muchas cosas o podemos ser innumerables opciones pero el hombre se abastece de dos elementos imprescindibles: mente y cuerpo. Lo que la filosofía ha nombrado como metafísica y física. Si nos concentrásemos en la parte más inasible, testificaríamos la presencia de una subdivisión, gracias a un proceso ético, entre lo correcto (o lo que entendemos cada uno por correcto) y lo incorrecto (o lo que entendemos por tal), entre lo bueno y lo malo. Desde Warehouse 13 y Firefly podríamos pervertir tales conceptos. Nos adentramos en el factor humano.


En el episodio Duped, se podían establecer una serie de parámetros en los que las sensaciones, motivaciones y complementos emocionales tienen un común denominador: la atracción hacia el lado perverso. Durante uno de los muchos ejercicios de inventario, los agentes Mika y Pete desencadena una pequeña explosión en un área del inabarcable Warehouse 13. Todo empieza desde una perspectiva lúdica. El juego siempre ha tenido unas connotaciones desafiantes en cuanto transformador de lo establecido, esto es, superar la estructura del juego hacia la victoria o la derrota del mismo comportándonos de diferente manera dependiendo del triunfo o del fracaso. Por tanto se puede decir que la elección del lugar donde se desarrollará, mayoritariamente la acción de este capítulo, la capital del juego (y tan bien del vicio) Las Vegas no es un componente aleatorio en la trama. Pete está jugando al ping pong con sigo mismo (o más bien con su reflejo) gracias al espejo de Lewis Carroll (Alicia en el País de las Maravillas) cuando empieza a discutir con Mika acerca de las ocultas intenciones de Artie.


La discusión sube de volumen y ambos hacen caer una bola de salón de baile de los años 70 al suelo, provocando una deflagración luminosa. Los vicios y transgresiones que contenían los salones de baile de aquella época, están contenidos en esa luminosa bola y salen despedidos por todo el almacén impactando sobre Mika y sobre su reflejo en el espejo. Este hecho provocará que la agente quede encerrada en el interior del objeto y Alicia salga del él, camuflada en la efigie de Mika. Este trasvase a través del espejo es muy sintomático. Del juego hemos pasado a la trifulca y de ésta al engaño (duped). El proceso embaucador será el detonante narrativo. La estrategia de la pequeña Alicia será buscar su propio disfrute y esto conectará con el objetivo del episodio (conseguir una moneda que hace ver el futuro). La individualidad generadora de perturbaciones nihilistas. El personaje de Alicia como contenedor de todos los males de la humanidad, una especie de caja de Pandora viviente donde cabe lugar todo tipo de causas, la codiciosa (saber el futuro), la asesina (intento de homicidio a Pete), la fraudolenta (camuflada en la persona de Mika) y su correspondiente efecto malévolo, no sintiendo ningún remordimiento. Tampoco tenemos que olvidarnos de cómo se ha generado este esquema. Mika está cansada de todo aquello que Artie les esconde, sus intenciones son permeables a sus intereses y Mika se molesta de ser utilizada como figura de ajedrez. La testarudez de Artie también se nos representa como elemento negativo de una actitud dictatorial, donde la razón se metamorfosea en mando. Artie se niega a creer que quién está en el interior del espejo sea la propia Mika y después de discutir con Claudia, que intenta desentrañar el embuste, se da cuenta que quizás éste equivocado. La tozudez de Claudia impregnará la atea obstinación de Artie, provocando en él un sentimiento de culpa que provocará  la actuación inmediata de salvar a Mika. Desde ambos lados del espejo carrolliano se puede convivir con el mal.



Los tripulantes de la Serenity se encuentran a la deriva laboral y se encaminan hacia el planeta Ariel, lleno de posibilidades laborales pero la fortuna no es pasajera del equipo de Mal. Tendrá que ocurrir un detonante suficientemente poderoso para que el joven doctor Simon decida contratar a sus propios compañeros para sacarles de su inopia pasiva. El instinto agresivo de River sobre el cuerpo de Jayne será la formula de desperezamiento narrativo para abocar al grupo a un robo en una de las instalaciones médicas de la Alianza más peligrosas que hay, pero también la que contiene infinidad de medicinas que después podrán ponerlas en circulación en el mercado negro espacial. El sorpresivo ataque de River también despertará a su hermano, eligiendo esas instalaciones para poder auscultar a su hermana y saber por fin qué es lo que la hicieron cuando estuvo en manos de la Alianza. Así que quedan establecidos las circunstancias por las cuales los personajes pivotaran sobre y alrededor de la narración. Son motivaciones humanas (la inconsciencia brutal de blandir un cuchillo sobre el pecho de Jayne, la consecuencia violenta a la arrogancia y desfachatez del mismo personaje, la advertencia generosa de Mal a Simon de cuidar con más atención de su hermana, la protección cuestionada del doctor y un poso de rabia vengativa en la victima) que formarán el caldo de cultivo dramático del desarrollo del episodio. La prepotencia salvaje de Jayne arrancará el instinto agresivo de River y dará pie a la traición gestada en la mente del mercenario. Esto provocará que sean capturados los tres en las instalaciones médicas y propulsen a la trama del robo a una de rescate, presentándonos a los extraños hombres de negro de la Alianza y siendo testigos de sus devastadores e inhumanos poderes.


El miedo representado en las efectos de contactar con las personas equivocadas, provocará momentos de gran dramatismo (como el mostrado más arriba) que aumentará la emoción en los últimos minutos de la narración. Se produce un interesante cruce de sentimientos, por un lado podríamos llamarlos centrípetos, aquellos que se generan en los límites de la ficción (todo lo que la historia dictamina) y arrastra a los personajes a su núcleo interior, la diégesis propiamente dicha, y los centrífugos, aquellos que puede llegar a generar (todas las sensaciones que chocan directamente con los sentimientos de los espectadores) expulsadas al exterior de la pantalla.
Todo esto se refleja al final del episodio, en un enfrentamiento entre la representación de la individualidad y la del grupo, entre los principios inquebrantables y las ambiciones cambiantes, entre la amistad y la confianza frente al desengaño y el recelo. Mal echa en cara a Jayne su comportamiento. El primero necesita de la confesión del segundo para poder actuar. ¿Quiere matarlo, encerrándole en una sección de carga de la Serenity y abriendo sus compuertas al exterior? o más bien, ¿Quiere que diga que se ha equivocado de bando y que la próxima vez no habrá segundas oportunidades? Nunca hemos visto el rostro tan serio del capitán Reynolds frente al miedo enclaustrado sobre el de Jayne. Dos formas de ver la vida, antitéticas por definición. Dos seres humanos confrontados con sus circunstancias: la inocencia de Jayne por creer que iba a ganar una millonada y la determinación de Mal por saber la verdad. ¿Quién es la victima y quién el verdugo? Componentes esenciales de eso que llamamos humanidad.




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