0.
Introducción.
“Pueden describirnos la destrucción de
Pompeya o una guerra actual en los arrozales, pero la aventura seguirá siendo
la aventura. Después de todo ya no nos emociona otra cosa. Tampoco se nos
informa. No se nos emociona; se nos entretiene”.
Christoph Ransmayr.
A mediados de los años 70 la serie B
prácticamente dejo de existir, no cabe duda que aún a día de hoy el llamado
“cine indie” bebe mucho de esta etiqueta, y en parte porque la desaparición de
los grandes estudios de cine de los años
50, trajo consigo el advenimiento de los emporios mega-estrellados. El
paralelismo entre ambos sistemas era clave para la supervivencia del más
pequeño. Las grandes compañías (Universal,
Paramount, Warner Bros), incluso poseían filiares internas que estimulaban de
alguna manera la fabricación de pequeñas obras maestras de bajo presupuesto. Y
no tenemos que olvidar a la inigualable RKO,
un estudio que nació, desarrollo y murió alrededor de la emblemática serie B. Durante
los años 80 hubo compañías independientes que cogieron el legado de dicha serie
e intentaron aprovechar modas para recrear un cine barato empero poco talentoso y repetitivo en cuanto a esquemas y
situaciones; como antiguamente, se copiaban roles y el cuadro técnico y
artístico solía repetirse en cada film. Una especie de industria secundaria en
cuanto a medios pero no, en algunos casos, a beneficios. Una de esas compañías
fue Cannon que bajo la batuta de dos
israelitas, Menahen Golan y Yoram Globus crearon auténticas
películas de serie B e incluso Z que solían estrenarse directamente en vídeo.
El desembarco de su catálogo fue un remake
de una obra clásica: Las minas del rey
Salomón. Su carta de presentación no sólo fue un homenaje a esa película
del gran productor Sam Zimbalist
junto con la Metro, sino a todo un
género, el de aventuras renacido con la saga del Dr. Jones. Señores, señoras
empezamos EL SUEÑO DE LOS.
1.
Ficha técnica y artística.
Título original: King Solomon’s mines.
Año de producción: 1985. Una película de The
Cannon group, INC.
Productor / es: Menahen Golan y Yoram Globus.
Director: J. Lee Thompson.
Guión: Gene Quintano y James R. Silke basada
en la obra de H. Rider Haggard.
Fotografía: Alex Phillips. 35 mm. Panorámica.
Color.
Operador / es de cámara: Clive Lawrine, Tony
Baggott y Hans Khule Jr.
Montaje: John Shirley.
Director artístico: Leonardo Coen Caglio.
Sonido: Eli Yarkani.
Musica: Jerry Goldsmith.
Script: Vivalda Vigorelli.
Reparto:
Allan Quatermain---Richard Chamberlain.
Jessie---Sharon Stone.
Coronel Bocker---Herbert Lom.
Dogati---John Rhys-Davies.
Umbopo---Ken Gampo.
Kassam---Shai K. Ophir.
Duración: 96 min.
2. El origen trigonométrico de la
aventura.
Según el libro de Latorre: “el cine de
aventuras posee dos componentes esenciales: el personaje (el lado
personal de la historia) y el ambiente (exótico o misterioso)”. Son
dos elementos prácticamente indisociables el uno del otro. Por una parte
tenemos a nuestro héroe (Quatermain) con su heroína (Jessie) y por otra el
espacio donde acontecen los hechos (poblado abarrotado de gente, jungla
inaccesible y montaña impenetrable).
Existe un tercer componente vital
para la aventura; un elemento que ayuda a definir a la perfección al género en
cuestión: la acción, ¿qué es el cine sino acción? El movimiento mecánico
tanto diegético (los héroes y villanos realizando sus trabajos) como extra
diegético (el ritmo del montaje). Uno lo podemos percibir claramente porque lo
vemos de una manera clara y precisa; el otro lo intuimos pero no se hace tan
patente como el primero por una razón lógica: tiene que parecer que lo que el
espectador vea parezca en todo momento “verdad absoluta infiltrada a través de
la pantalla blanca”.
Estos tres vértices formarían el
triángulo perfecto de un género del cual han bebido innumerables películas,
directores, productoras, guionistas y escritores. Esta matemática de la aventura tiene su
exponente inmediato en la primera secuencia después de los títulos de crédito
del comienzo, cuando a través de un movimiento de grúa descendente son
presentados los héroes en la historia.
La secuencia dura alrededor de
unos 20 min, el ritmo es endiablado desde que arranca hasta que termina y el
tema principal es expuesto: la búsqueda de las minas del rey Salomón y las
motivaciones de los personajes son explicadas a lo largo de la sucesión de
planos cortos intercalados con otros de mayor duración. Si bien es cierto que la
génesis de esta secuencia está inspirada en otra de una famosa película, lo
cierto es que en nuestro caso aquí esta alargada y mejorada en cuanto a
términos aventureros me refiero, quiero decir, la esencia misma del género esta
condensada en estos 20 minutos de acción desbordante y pausa obligada para
recalentar motores y proseguir la odisea en el peligroso poblado de Tongola,
peligroso no por sus gentes sino por Dogati, el alter ego de Allan Quatermain y
enemigo acérrimo del héroe. (El hecho de que en un momento dado el héroe libere
a los esclavos, propiedad de Dogati, es revelador en cuanto al pasado de los
dos y sus continuas batallas entre ambos). Empecemos por el comienzo, aunque la
historia de los personajes principales empieza en media res como nota curiosa diferente y definitoria, con las
presentaciones y motivaciones profesionales y personales de los protagonistas.
Tenemos a un cazador de elefantes
según la obra literaria de su creador y guía en la ficción cinematográfica; un
hombre de acción, nada más entrar en el poblado conoceremos sus habilidades con
su pistola y sus puños, además de disponer de unas condiciones atléticas
inmejorables (salta por los tejados, corre veloz en busca de una alfombra,
irrumpe en la Casa de Isis cayendo por un tragaluz rompiendo los cristales,
conduce por laberínticas calles atestadas de público, esquiva la dinamita a su
camino con una pasmosa agilidad, etc, etc), en definitiva el héroe por
excelencia.
Su motivación principal es llevar
a Jessie a la Casa
de Isis para encontrarse con el padre de la chica, aunque más tarde y ¿sin
explicarlo? ayude a Jessie a encontrar las minas. La pregunta no tiene truco,
como en las películas todo está calculado milimétricamente para obtener el mejor
producto y la base de ese cálculo se hace sobre una herramienta básica
cinéfila: el guion cinematográfico.
Existe una pequeña anagnórisis en una palabra en concreto
dicha por el héroe que me hace pensar que en el trayecto hacia Tongola, es
decir lo que esta velado al espectador, lo que estaría fuera de campo
narrativamente hablando, hubiese habido una historia de amor por parte de
Quatermain con Jessie. Antes de llegar al poblado el explorador trata a Jessie
de usted (Señorita Huston, por cierto homenaje a uno de los directores más
aventureros de todos los tiempos) y cuando llega el momento del secuestro
de Jessie, Quatermain la llama por su nombre de pila.
Este pequeño detalle gramático diminuto, esta confianza, reforzará el idilio
entre ellos y motivará al héroe a seguir ayudando a la chica. El papel de Sharon Stone es el de lucimiento de una nueva estrella por parte de
los productores y en esta aventura sigue los esquemas típicos de los personajes
femeninos dentro del género (habrá otras películas que cambien esa
característica pero no es esta, sin duda alguna). La chica por tanto es la que
chilla, patalea y de vez en cuando pega algún puñetazo y recibe otros; no
obstante también hay que señalar la valentía de Jessie y su humor irónico, que
comparte con todos los personajes de la trama. Un valor sustentado en un deber:
encontrar las minas del rey Salomón por su padre. Por lo tanto la motivación
principal será la mítica búsqueda.
Los villanos quedan
esquematizados desde el primer momento, tanto el coronel Bocker, presencia
alemana en África y con el cual se introduce el tema del colonialismo de manera
burda (otra herencia de la trilogía del Dr. Jones aunque hay que puntualizar
que en este caso no son nazis sino alemanes por el periodo histórico) y Dogati,
un ser repugnante, esclavista y traficante, un malo malísimo. Las motivaciones
codiciosas por el tesoro de las minas son iguales para ambos.
Por último tenemos a un personaje
secundario, compañero del héroe, que será de vital importancia hacia el final
de la historia, Umbopo, y otro que será un obstáculo para los héroes más
adelante en su discurrir geográfico por la sábana africana, el jefe caníbal
Almapaki. Estos dos personajes harán avanzar la trama por otros derroteros;
serán el futuro motor de nuevas aventuras entre los héroes. El concepto de
espacio y tiempo se dan de la mano en la descripción de los personajes, ya que
en esta secuencia asistimos a su pasado (los héroe antes de llegar a Tongola,
el sólo nombre de Quatermain hace temblar a Dogati, la fama del guía es
indiscutible), su presente (la aventura en el poblado) y su futuro (el
desafortunado encuentro entre Almapaki y lo héroes en Tongola será de mal
agüero, y de mal gusto, nunca mejor dicho, en el poblado del jefe indígena;
Umbopo será importante para desvelar el secreto de la entrada a las minas).
El lugar donde se van a
desarrollar los hechos constituye el segundo elemento a descubrir, es decir el
ambiente. La historia, las persecuciones, las idas y las venidas de los
personajes acontecen en un poblado en mitad de la jungla: Tongola. Esta concentración de gentío, de
todas razas, edades y estamentos sociales, viven alrededor de construcciones de
adobe edificados al libre albedrío, constituyéndose por sí solos auténticos
elementos perturbadores que ponen en peligro el orden natural circundante;
aunque el caos sea una característica predominante en este amasijo humano y
animal. La presencia de caballos, asnos e incluso una avestruz correteando por
una de las intransitables calles del poblado, conforman un rico abanico fáunico
que añade un cierto exotismo a Tongola y a la secuencia en cuestión. No olvidemos el interior, el
único de la secuencia, de la casa de Isis. Una especie de museo egipcio de
mercado negro. En un primer plano se revela que el propietario, Kassam, es un
auténtico oportunista; le vemos poniendo una máscara de
rasgos humanos a un gato muerto momificado. Colgado de la inigualable momia hay
un cartelito que pone: rara momia infantil. Describiendo de esta manera a “tal
personaje” nos podemos imaginar que todos los objetos, motivos que hay en el
interior de la casa sean de procedencia un “cierto
dudosa”.
El último elemento es la
acción: el movimiento específico de los personajes y del montaje. Es el
elemento bisagra entre los dos comentados; mediante la acción fusionamos el
lado personal de los protagonistas y antagonistas con el espacio donde se
mueven.
Las diferentes persecuciones a
las que somos testigos durante la secuencia son explicativas al respecto; y
hablamos de persecuciones porque al fin y al cabo es la mimesis del montaje. No
es baladí la presencia de “estas idas y venidas” dentro de la aventura. La
carrera responde a un punto de vista, las carreras a varios; el ojo que todo lo
ve de Orwell define al máximo la
presencia de todos los posibles lugares donde se puede observar el punto de
vista. Esto en la praxis se desarrolla mediante la posición de la cámara y en
el campo teórico en el montaje. Pongamos por ejemplo la primera de las
persecuciones: Jessie es secuestrada por los hombres de Dogati y Quatermain
sale en su ayuda. El héroe cruza la plaza, el callejón e incluso el tejado de
las muchas viviendas del poblado; a cada paso, a cada giro que dé, estamos
asistiendo a un punto de vista, un lugar, el mejor, para contemplar la acción
del protagonista; es la ubicación perfecta de la cámara / del espectador. Los
planos rodados independientes de la película nos muestran a los actores
corriendo o luchando, limitándose la acción primigenia al ¡corten! Con el
montaje, con la sucesión de planos enzarzados unos delante de otros o
viceversa, creamos el movimiento secuencial, es decir, de ese movimiento nace
el ritmo, renace la acción delante del espectador transformando un estrato
ficticio en otro real, la sensación de que los acontecimientos desarrollados en
pantalla son verídicos y están aconteciendo en ese preciso momento delante de nuestras
narices.
Sumados estos tres elementos se
obtienen resultados francamente buenos en la ecuación de la aventura, empero,
hay que decir que estos factores no son exclusivos del género. Habrá uno más
autóctono que otro pero hablar, por ejemplo, de la acción sólo en la aventura
es una falacia porque de hecho la acción como ya hemos dicho anteriormente es
cine, y el cine, como describe locuazmente Latorre,
“es el principio de la mezcla, del
mestizaje cultural, de la diversidad, de la comercialización de ideas y géneros
ajenos”. ¿Qué género no ha sido contaminado o ha servido como inspiración a
otros?
3. El artesano de la acción.
(“El presupuesto era muy bajo así que
tuvimos que reducirlo todo. Debía hacer medios planos, no sacar a mucha gente.
Acercarme más y hacer más cortes rápidos. Luego. Al montarlos todo, daba la
sensación de ser una gran batalla con mucha gente”.)
J. Lee Thompson.
(Palabras sobre la película La
conquista del Planeta de los simios, 1973).
El género de la aventura ha sido
criticado con vileza y despreciado muchas veces por “aquellos reyezuelos” que
se creen conocedores del saber cinematográfico. La mayoría de las veces suelen
elegir unas cuantas películas y adorarlas como diosas y desechar el resto como
autentica basura. Esto es, precisamente, lo que ha pasado con gran parte de la
filmografía de J. Lee Thompson, un
auténtico artesano de Hollywood, que se le ha despreciado por trabajar en
productos y sub-productos de escaso valor artístico y cuya riqueza sólo es
apreciable por los llamados frikis cinematográficos.
Entre los que se encuentra Quentin Tarantino, ese desenterrador
oficial de películas de serie B y Z de todo el mundo.
Este británico de Bristol
arropado por las fuertes manos de Hollywood empezó como actor en compañías de
teatro después pasó a guionista y termino, en su primeriza etapa, montando
películas de David Lean.
Su carrera como director empezó
en los USA de una manera brillante; en el año 1961 fue nominado a mejor
director por un film magnifico, The guns
of Navarone (Los cañones de Navarone, su mejor película sin duda alguna y
uno de los hitos del género bélico y de acción). Al año siguiente dirigió otras
películas capitales en el género de la aventura y el thriller: Taras Bulba y Cape fear (El cabo del miedo). Siempre trabajando para los grandes
estudios J. Lee Thompson fructífero
con la presencia de un pulso narrativo sin igual en la industria pero, poco a
poco, Hollywood se iba transformando y los puntos de vista de antaño iban
siendo sustituidos por otros “modernos”.
Thompson acabó en la Fox
dirigiendo secuelas, muy bien realizadas por cierto, como en el año 1972 Conquest of the planet of the apes (La
rebelión de los simios) o el año 1973 Batlle
of the planet of the apes (el canto de cisne de la serie más ilógica de
Hollywood; quizás la irracionalidad de la industria iba pareja con sus
desarrollos).
Durante los años ochenta es
alistado por su fantástico currículum por la Cannon ,
la compañía independiente de la que hemos hablando al principio del texto. Con
esta compañía hace infinidad de películas con Charles Bronson (10 to
midnight, 1983 o Messenger of death,
1989).
J. Lee
Thompson ha sido el último de los artesanos de una
industria que transformo el modo de mirar el cine y que se metamorfoseó en
empresarios y emporios. La visión de Thompson
era una mirada contrastada por guionistas, montadores, técnicos; el director
era uno más en la cadena industrial, un elemento que servía para crear ficción
pero sin olvidarnos que impuso muy sutilmente su punto de vista en lo que hacía
porque el cine será muchas cosas, habrá muchas definiciones pero el cine no es
otra cosa que un punto de vista y J.Lee
Thompson supo introducirlo en Hollywood.
4. El sentimiento musical o la batalla
pérdida de la imagen.
Algo típico en Jerry Goldsmith y atípico en la
industria era su ingente manera de trabajar; del año de la producción de Las minas del rey Salomón (1985) tenía
en cartel Baby, Rambo: First blood. Part II, Explorers
y Legend. Partituras diferentes
entre sí pero con un tema permutable entre ellas: el género de la aventura que
indudablemente condiciona un score,
temas de un ritmo endiablado con otros más pausados. Elementos de percusión con
el objetivo de localizar la acción mezclados con sinfonías orquestales que
representan a los héroes y villanos enzarzados en sus acciones.
El talento de este artesano de la
banda sonora fue incuestionable. Formaba parte de una elite de compositores que
entendían la imagen cinematográfica como una reconstrucción de la realidad
tamizada desde la creatividad. El hecho de que suene una trompeta en un plano
determinado, de una secuencia planificada, de una película cualquiera es
aclaratorio de la expresión de un sentimiento en ese preciso momento; es la
fabricación de un sentimiento a través de unas notas musicales o de sonidos
relacionados. De esta manera la vitalidad del
héroe es representada por un grupo de trompetas, el amor es presentado como un
conjunto de instrumentos de viento y cuerda (violines entre otros) o, tomando
prestado a Wagner y a sus Valquirias, presentar mediante
instrumentos de percusión la amenaza alemana, el enemigo de la aventura. El
abanico de posibilidades musicales es amplio y su mezcolanza es básica para el
sonido de cine. Con esta política Goldsmith creo una de sus partituras más
completas sin el apoyo de instrumentos electrónicos de ningún tipo; por esas
fechas el maestro de la música cinematográfica de las tres últimas décadas
estaba cansado del sintetizador (coqueteo con el instrumento electrónico en 1975 con Logan’s
run y años después con Runaway,
1984). Con un número de notas elevados jugó a crear una composición acelerada,
pausado y electrizante en todos los sentidos; una de las cosas más
representativas del score es la
confianza en los ritmos agresivos que tiene su fundación en un primitivismo
ancestral con la situación, por ejemplo el origen antiguo de las minas del rey
Salomón apoyándose en instrumentos como el trombón o la tuba.
Estos leit motifs nos presentan lo arcaico, la civilización pérdida y
entroncan con sus partituras más arriesgadas; aquellas en las que Goldsmith
experimenta con la música de una manera original y atrevida, teniendo en cuenta
su acervo cultural con referencias a los compositores modernistas Bartók y Stravinsky; el caso más paradigmático es el de su partitura atonal
para The planet of apes (1967); todo
un hito del panorama sonoro cinematográfico: sin una melodía definida en la película, y apoyándose
en notas de un fuerte poder de percusión nos traslada a otro mundo; una obra
fantasmagórica llena de una sutileza desgarradora y primitiva; una singular
obra que demuestra que el trabajo de Goldsmith
es detallado, perfecto en su estructuración e intercalado con una exactitud
milimétrica a las secuencias para las que ha sido compuesto (un ejemplo claro es
la secuencia comentada anteriormente). La obra de Goldmisth muchas
veces por su calidad técnica y artística superaban a las películas en las que
trabajaba; la imagen perdía su batalla contra un sonido y una melodía altamente
superior, algunos ejemplos ya los hemos citado antes, aunque a veces pasaba lo
contrario, el caso deleznable de Legend
es sintomático al respecto: los estudios cambiaron la partitura por otra de un
grupo pop de moda en los 80, Tangerine
Dream. Pero esto no afectaba el talante de Jerry, incluso le beneficiaba para sus trabajos posteriores donde
su labor mejoraba, superándose así mismo en muchas ocasiones. Fue una persona
que se crecía ante las adversidades y fue un hombre que tenía los pies sobre el
suelo y sabía muy bien lo que significaba trabajar para un estudio de cine.
Descanse en paz, MAESTRO.
5. Bibliografía.
I.
La vuelta al mundo en 80 aventuras. José María Latorre.
Edita Libros Dirigido.
Primera edición de noviembre de
1995.
II.
Nombres de la banda sonora. José María Benítez y Luis
Miguel Carmona.
Edita Stripper ediciones S. L.
Primera edición de 1996.
6. Videografía.
Las minas del rey Salomón, 2003.
DVD, M.G.M.
7. Discografía.
King’s Salomón Mines, 1991. CD, Intrada.
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