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miércoles, 19 de noviembre de 2014

LOS TEMÁTICOS DE NOVIEMBRE'14. LA AVENTURA Y PUNTO. EL SUEÑO DE LOS (8). DE UN DÍA AZAROSO.

0. Introducción.

    “Pueden describirnos la destrucción de Pompeya o una guerra actual en los arrozales, pero la aventura seguirá siendo la aventura. Después de todo ya no nos emociona otra cosa. Tampoco se nos informa. No se nos emociona; se nos entretiene”.
                                                                                                      
                                                                                           Christoph Ransmayr.

A mediados de los años 70 la serie B prácticamente dejo de existir, no cabe duda que aún a día de hoy el llamado “cine indie” bebe mucho de esta etiqueta, y en parte porque la desaparición de los grandes  estudios de cine de los años 50, trajo consigo el advenimiento de los emporios mega-estrellados. El paralelismo entre ambos sistemas era clave para la supervivencia del más pequeño. Las grandes compañías (Universal, Paramount, Warner Bros), incluso poseían filiares internas que estimulaban de alguna manera la fabricación de pequeñas obras maestras de bajo presupuesto. Y no tenemos que olvidar a la inigualable RKO, un estudio que nació, desarrollo y murió alrededor de la emblemática serie B. Durante los años 80 hubo compañías independientes que cogieron el legado de dicha serie e intentaron aprovechar modas para recrear un cine barato empero poco  talentoso y repetitivo en cuanto a esquemas y situaciones; como antiguamente, se copiaban roles y el cuadro técnico y artístico solía repetirse en cada film. Una especie de industria secundaria en cuanto a medios pero no, en algunos casos, a beneficios. Una de esas compañías fue Cannon que bajo la batuta de dos israelitas, Menahen Golan y Yoram Globus crearon auténticas películas de serie B e incluso Z que solían estrenarse directamente en vídeo.



El desembarco de su catálogo fue un remake de una obra clásica: Las minas del rey Salomón. Su carta de presentación no sólo fue un homenaje a esa película del gran productor Sam Zimbalist junto con la Metro, sino a todo un género, el de aventuras renacido con la saga del Dr. Jones. Señores, señoras empezamos EL SUEÑO DE LOS.

1. Ficha técnica y artística.

Título original: King Solomon’s mines.
Año de producción: 1985. Una película de The Cannon group, INC.
Productor / es: Menahen Golan y Yoram Globus.
Director: J. Lee Thompson.
Guión: Gene Quintano y James R. Silke basada en la obra de H. Rider Haggard.
Fotografía: Alex Phillips. 35 mm. Panorámica. Color.
Operador / es de cámara: Clive Lawrine, Tony Baggott y Hans Khule Jr.
Montaje: John Shirley.
Director artístico: Leonardo Coen Caglio.
Sonido: Eli Yarkani.
Musica: Jerry Goldsmith.
Script: Vivalda Vigorelli.
Reparto:
Allan Quatermain---Richard Chamberlain.
Jessie---Sharon Stone.
Coronel Bocker---Herbert Lom.
Dogati---John Rhys-Davies.
Umbopo---Ken Gampo.
Kassam---Shai K. Ophir.
Duración: 96 min.


2. El origen trigonométrico de la aventura.


Según  el libro de Latorre: “el cine de aventuras posee dos componentes esenciales: el personaje (el lado personal de la historia) y el ambiente (exótico o misterioso)”. Son dos elementos prácticamente indisociables el uno del otro. Por una parte tenemos a nuestro héroe (Quatermain) con su heroína (Jessie) y por otra el espacio donde acontecen los hechos (poblado abarrotado de gente, jungla inaccesible y montaña impenetrable).
Existe un tercer componente vital para la aventura; un elemento que ayuda a definir a la perfección al género en cuestión: la acción, ¿qué es el cine sino acción? El movimiento mecánico tanto diegético (los héroes y villanos realizando sus trabajos) como extra diegético (el ritmo del montaje). Uno lo podemos percibir claramente porque lo vemos de una manera clara y precisa; el otro lo intuimos pero no se hace tan patente como el primero por una razón lógica: tiene que parecer que lo que el espectador vea parezca en todo momento “verdad absoluta infiltrada a través de la pantalla blanca”.
Estos tres vértices formarían el triángulo perfecto de un género del cual han bebido innumerables películas, directores, productoras, guionistas y escritores.  Esta matemática de la aventura tiene su exponente inmediato en la primera secuencia después de los títulos de crédito del comienzo, cuando a través de un movimiento de grúa descendente son presentados los héroes en la historia.

La secuencia dura alrededor de unos 20 min, el ritmo es endiablado desde que arranca hasta que termina y el tema principal es expuesto: la búsqueda de las minas del rey Salomón y las motivaciones de los personajes son explicadas a lo largo de la sucesión de planos cortos intercalados con otros de mayor duración. Si bien es cierto que la génesis de esta secuencia está inspirada en otra de una famosa película, lo cierto es que en nuestro caso aquí esta alargada y mejorada en cuanto a términos aventureros me refiero, quiero decir, la esencia misma del género esta condensada en estos 20 minutos de acción desbordante y pausa obligada para recalentar motores y proseguir la odisea en el peligroso poblado de Tongola, peligroso no por sus gentes sino por Dogati, el alter ego de Allan Quatermain y enemigo acérrimo del héroe. (El hecho de que en un momento dado el héroe libere a los esclavos, propiedad de Dogati, es revelador en cuanto al pasado de los dos y sus continuas batallas entre ambos). Empecemos por el comienzo, aunque la historia de los personajes principales empieza en media res como nota curiosa diferente y definitoria, con las presentaciones y motivaciones profesionales y personales de los protagonistas.


Tenemos a un cazador de elefantes según la obra literaria de su creador y guía en la ficción cinematográfica; un hombre de acción, nada más entrar en el poblado conoceremos sus habilidades con su pistola y sus puños, además de disponer de unas condiciones atléticas inmejorables (salta por los tejados, corre veloz en busca de una alfombra, irrumpe en la Casa de Isis cayendo por un tragaluz rompiendo los cristales, conduce por laberínticas calles atestadas de público, esquiva la dinamita a su camino con una pasmosa agilidad, etc, etc), en definitiva el héroe por excelencia.
Su motivación principal es llevar a Jessie a la Casa de Isis para encontrarse con el padre de la chica, aunque más tarde y ¿sin explicarlo? ayude a Jessie a encontrar las minas. La pregunta no tiene truco, como en las películas todo está calculado milimétricamente para obtener el mejor producto y la base de ese cálculo se hace sobre una herramienta básica cinéfila: el guion cinematográfico.


Existe una pequeña anagnórisis en una palabra en concreto dicha por el héroe que me hace pensar que en el trayecto hacia Tongola, es decir lo que esta velado al espectador, lo que estaría fuera de campo narrativamente hablando, hubiese habido una historia de amor por parte de Quatermain con Jessie. Antes de llegar al poblado el explorador trata a Jessie de usted (Señorita Huston, por cierto homenaje a uno de los directores más aventureros de todos los tiempos) y cuando llega el momento del secuestro de  Jessie, Quatermain la llama por su nombre de pila. Este pequeño detalle gramático diminuto, esta confianza, reforzará el idilio entre ellos y motivará al héroe a seguir ayudando a la chica. El papel de Sharon Stone es el de lucimiento de una nueva estrella por parte de los productores y en esta aventura sigue los esquemas típicos de los personajes femeninos dentro del género (habrá otras películas que cambien esa característica pero no es esta, sin duda alguna). La chica por tanto es la que chilla, patalea y de vez en cuando pega algún puñetazo y recibe otros; no obstante también hay que señalar la valentía de Jessie y su humor irónico, que comparte con todos los personajes de la trama. Un valor sustentado en un deber: encontrar las minas del rey Salomón por su padre. Por lo tanto la motivación principal será la mítica búsqueda.


Los villanos quedan esquematizados desde el primer momento, tanto el coronel Bocker, presencia alemana en África y con el cual se introduce el tema del colonialismo de manera burda (otra herencia de la trilogía del Dr. Jones aunque hay que puntualizar que en este caso no son nazis sino alemanes por el periodo histórico) y Dogati, un ser repugnante, esclavista y traficante, un malo malísimo. Las motivaciones codiciosas por el tesoro de las minas son iguales para ambos.
Por último tenemos a un personaje secundario, compañero del héroe, que será de vital importancia hacia el final de la historia, Umbopo, y otro que será un obstáculo para los héroes más adelante en su discurrir geográfico por la sábana africana, el jefe caníbal Almapaki. Estos dos personajes harán avanzar la trama por otros derroteros; serán el futuro motor de nuevas aventuras entre los héroes. El concepto de espacio y tiempo se dan de la mano en la descripción de los personajes, ya que en esta secuencia asistimos a su pasado (los héroe antes de llegar a Tongola, el sólo nombre de Quatermain hace temblar a Dogati, la fama del guía es indiscutible), su presente (la aventura en el poblado) y su futuro (el desafortunado encuentro entre Almapaki y lo héroes en Tongola será de mal agüero, y de mal gusto, nunca mejor dicho, en el poblado del jefe indígena; Umbopo será importante para desvelar el secreto de la entrada a las minas).
El lugar donde se van a desarrollar los hechos constituye el segundo elemento a descubrir, es decir el ambiente. La historia, las persecuciones, las idas y las venidas de los personajes acontecen en un poblado en mitad de la jungla: Tongola. Esta concentración de gentío, de todas razas, edades y estamentos sociales, viven alrededor de construcciones de adobe edificados al libre albedrío, constituyéndose por sí solos auténticos elementos perturbadores que ponen en peligro el orden natural circundante; aunque el caos sea una característica predominante en este amasijo humano y animal. La presencia de caballos, asnos e incluso una avestruz correteando por una de las intransitables calles del poblado, conforman un rico abanico fáunico que añade un cierto exotismo a Tongola y a la secuencia en cuestión. No olvidemos el interior, el único de la secuencia, de la casa de Isis. Una especie de museo egipcio de mercado negro. En un primer plano se revela que el propietario, Kassam, es un auténtico oportunista; le vemos poniendo una máscara de rasgos humanos a un gato muerto momificado. Colgado de la inigualable momia hay un cartelito que pone: rara momia infantil. Describiendo de esta manera a “tal personaje” nos podemos imaginar que todos los objetos, motivos que hay en el interior de la casa sean de procedencia un “cierto dudosa”.


El último elemento es la acción: el movimiento específico de los personajes y del montaje. Es el elemento bisagra entre los dos comentados; mediante la acción fusionamos el lado personal de los protagonistas y antagonistas con el espacio donde se mueven.
Las diferentes persecuciones a las que somos testigos durante la secuencia son explicativas al respecto; y hablamos de persecuciones porque al fin y al cabo es la mimesis del montaje. No es baladí la presencia de “estas idas y venidas” dentro de la aventura. La carrera responde a un punto de vista, las carreras a varios; el ojo que todo lo ve de Orwell define al máximo la presencia de todos los posibles lugares donde se puede observar el punto de vista. Esto en la praxis se desarrolla mediante la posición de la cámara y en el campo teórico en el montaje. Pongamos por ejemplo la primera de las persecuciones: Jessie es secuestrada por los hombres de Dogati y Quatermain sale en su ayuda. El héroe cruza la plaza, el callejón e incluso el tejado de las muchas viviendas del poblado; a cada paso, a cada giro que dé, estamos asistiendo a un punto de vista, un lugar, el mejor, para contemplar la acción del protagonista; es la ubicación perfecta de la cámara / del espectador. Los planos rodados independientes de la película nos muestran a los actores corriendo o luchando, limitándose la acción primigenia al ¡corten! Con el montaje, con la sucesión de planos enzarzados unos delante de otros o viceversa, creamos el movimiento secuencial, es decir, de ese movimiento nace el ritmo, renace la acción delante del espectador transformando un estrato ficticio en otro real, la sensación de que los acontecimientos desarrollados en pantalla son verídicos y están aconteciendo en ese preciso momento delante de nuestras narices.
Sumados estos tres elementos se obtienen resultados francamente buenos en la ecuación de la aventura, empero, hay que decir que estos factores no son exclusivos del género. Habrá uno más autóctono que otro pero hablar, por ejemplo, de la acción sólo en la aventura es una falacia porque de hecho la acción como ya hemos dicho anteriormente es cine, y el cine, como describe locuazmente Latorre, “es el principio de la mezcla, del mestizaje cultural, de la diversidad, de la comercialización de ideas y géneros ajenos”. ¿Qué género no ha sido contaminado o ha servido como inspiración a otros? 

3. El artesano de la acción.


 It was very low-budget so we had to reduce everything. I had to come closer, not use so many people. Come in closer and rely more on quick cuts. Then, putting it all together, it gave a feel of a lot of numbers and a big battle”.
(“El presupuesto era muy bajo así que tuvimos que reducirlo todo. Debía hacer medios planos, no sacar a mucha gente. Acercarme más y hacer más cortes rápidos. Luego. Al montarlos todo, daba la sensación de ser una gran batalla con mucha gente”.)                                                                                       

                                                                                                    J. Lee Thompson.
 (Palabras sobre la película La conquista del Planeta de los simios, 1973).

El género de la aventura ha sido criticado con vileza y despreciado muchas veces por “aquellos reyezuelos” que se creen conocedores del saber cinematográfico. La mayoría de las veces suelen elegir unas cuantas películas y adorarlas como diosas y desechar el resto como autentica basura. Esto es, precisamente, lo que ha pasado con gran parte de la filmografía de J. Lee Thompson, un auténtico artesano de Hollywood, que se le ha despreciado por trabajar en productos y sub-productos de escaso valor artístico y cuya riqueza sólo es apreciable por los llamados frikis cinematográficos.
Entre los que se encuentra Quentin Tarantino, ese desenterrador oficial de películas de serie B y Z de todo el mundo.
Este británico de Bristol arropado por las fuertes manos de Hollywood empezó como actor en compañías de teatro después pasó a guionista y termino, en su primeriza etapa, montando películas de David Lean.
Su carrera como director empezó en los USA de una manera brillante; en el año 1961 fue nominado a mejor director por un film magnifico, The guns of Navarone (Los cañones de Navarone, su mejor película sin duda alguna y uno de los hitos del género bélico y de acción). Al año siguiente dirigió otras películas capitales en el género de la aventura y el thriller: Taras Bulba y Cape fear (El cabo del miedo). Siempre trabajando para los grandes estudios J. Lee Thompson fructífero con la presencia de un pulso narrativo sin igual en la industria pero, poco a poco, Hollywood se iba transformando y los puntos de vista de antaño iban siendo sustituidos por otros “modernos”.
Thompson acabó en la Fox dirigiendo secuelas, muy bien realizadas por cierto, como en el año 1972 Conquest of the planet of the apes (La rebelión de los simios) o el año 1973 Batlle of the planet of the apes (el canto de cisne de la serie más ilógica de Hollywood; quizás la irracionalidad de la industria iba pareja con sus desarrollos).
Durante los años ochenta es alistado por su fantástico currículum por la Cannon, la compañía independiente de la que hemos hablando al principio del texto. Con esta compañía hace infinidad de películas con Charles Bronson (10 to midnight, 1983 o Messenger of death, 1989).
J. Lee Thompson ha sido el último de los artesanos de una industria que transformo el modo de mirar el cine y que se metamorfoseó en empresarios y emporios. La visión de Thompson era una mirada contrastada por guionistas, montadores, técnicos; el director era uno más en la cadena industrial, un elemento que servía para crear ficción pero sin olvidarnos que impuso muy sutilmente su punto de vista en lo que hacía porque el cine será muchas cosas, habrá muchas definiciones pero el cine no es otra cosa que un punto de vista y J.Lee Thompson supo introducirlo en Hollywood. 

4. El sentimiento musical o la batalla pérdida de la imagen.


Algo típico en Jerry Goldsmith y atípico en la industria era su ingente manera de trabajar; del año de la producción de Las minas del rey Salomón (1985) tenía en cartel Baby, Rambo: First blood. Part II, Explorers y Legend. Partituras diferentes entre sí pero con un tema permutable entre ellas: el género de la aventura que indudablemente condiciona un score, temas de un ritmo endiablado con otros más pausados. Elementos de percusión con el objetivo de localizar la acción mezclados con sinfonías orquestales que representan a los héroes y villanos enzarzados en sus acciones.
El talento de este artesano de la banda sonora fue incuestionable. Formaba parte de una elite de compositores que entendían la imagen cinematográfica como una reconstrucción de la realidad tamizada desde la creatividad. El hecho de que suene una trompeta en un plano determinado, de una secuencia planificada, de una película cualquiera es aclaratorio de la expresión de un sentimiento en ese preciso momento; es la fabricación de un sentimiento a través de unas notas musicales o de sonidos relacionados. De esta manera la vitalidad del héroe es representada por un grupo de trompetas, el amor es presentado como un conjunto de instrumentos de viento y cuerda (violines entre otros) o, tomando prestado a Wagner y a sus Valquirias, presentar mediante instrumentos de percusión la amenaza alemana, el enemigo de la aventura. El abanico de posibilidades musicales es amplio y su mezcolanza es básica para el sonido de cine. Con esta política Goldsmith creo una de sus partituras más completas sin el apoyo de instrumentos electrónicos de ningún tipo; por esas fechas el maestro de la música cinematográfica de las tres últimas décadas estaba cansado del sintetizador (coqueteo con el instrumento electrónico en  1975 con Logan’s run y años después con Runaway, 1984). Con un número de notas elevados jugó a crear una composición acelerada, pausado y electrizante en todos los sentidos; una de las cosas más representativas del score es la confianza en los ritmos agresivos que tiene su fundación en un primitivismo ancestral con la situación, por ejemplo el origen antiguo de las minas del rey Salomón apoyándose en instrumentos como el trombón o la tuba.
Estos leit motifs nos presentan lo arcaico, la civilización pérdida y entroncan con sus partituras más arriesgadas; aquellas en las que Goldsmith experimenta con la música de una manera original y atrevida, teniendo en cuenta su acervo cultural con referencias a los compositores modernistas Bartók y Stravinsky; el caso más paradigmático es el de su partitura atonal para The planet of apes (1967); todo un hito del panorama sonoro cinematográfico: sin una  melodía definida en la película, y apoyándose en notas de un fuerte poder de percusión nos traslada a otro mundo; una obra fantasmagórica llena de una sutileza desgarradora y primitiva; una singular obra que demuestra que el trabajo de Goldsmith es detallado, perfecto en su estructuración e intercalado con una exactitud milimétrica a las secuencias para las que ha sido compuesto (un ejemplo claro es la secuencia comentada anteriormente). La obra de Goldmisth muchas veces por su calidad técnica y artística superaban a las películas en las que trabajaba; la imagen perdía su batalla contra un sonido y una melodía altamente superior, algunos ejemplos ya los hemos citado antes, aunque a veces pasaba lo contrario, el caso deleznable de Legend es sintomático al respecto: los estudios cambiaron la partitura por otra de un grupo pop de moda en los 80, Tangerine Dream. Pero esto no afectaba el talante de Jerry, incluso le beneficiaba para sus trabajos posteriores donde su labor mejoraba, superándose así mismo en muchas ocasiones. Fue una persona que se crecía ante las adversidades y fue un hombre que tenía los pies sobre el suelo y sabía muy bien lo que significaba trabajar para un estudio de cine. Descanse en paz, MAESTRO.

5. Bibliografía.

I.                    La vuelta al mundo en 80 aventuras. José María Latorre.
            Edita Libros Dirigido.
            Primera edición de noviembre de 1995.


II.                 Nombres de la banda sonora. José María Benítez y Luis Miguel Carmona.
            Edita Stripper ediciones S. L.
            Primera edición de 1996.


6. Videografía.

     Las minas del rey Salomón, 2003. DVD, M.G.M.



7. Discografía.

    King’s Salomón Mines, 1991. CD, Intrada.

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