Buscar este blog

jueves, 7 de febrero de 2019

La crítica en construcción. Reseñando.


Existe algo que me atrae poderosamente hacia lo pequeño. No sé qué es exactamente, pero puedo conjeturar que el deseo de síntesis ejerce un diabólico interés subterráneo en mí. Primero porque me es difícil aplicarlo y segundo, porque el mero hecho de fanfarronear con el desafío, me incita a poder superarlo. Bien, aquí aglutiné dos prácticas muy interesantes, bajo mi punto de vista, y ambas hablan de detalles. Por un lado, la reseña a un fantástico cortometraje y por otro, a la edición de un dvd de la obra de un director fascinante.

23 de Mayo (2016, ESP). Cortometraje dirigido por David Martín de los Santos.


Vimos la historia y después escribimos, en unos veinte minutos, la reseña. Lo verdaderamente arrebatador no fue realizarlo, que por supuesto tiene su interés, sino después en clase debatirlo y descubrir nuevos enfoques, igual o más apasionantes que el mío. Es de agradecer que después de defender tu postura ante cualquier cosa, alguien te abra la cabeza con otra, y descubras cosas que en un primer visionado se te pasaron o no las diste la prevalencia que deberías. El enigmático mundo de los objetos desapareció de mi análisis y regresó en la charla que tuvimos después.

                                               HISTORIA DE UN FANTASMA.

23 de Mayo plantea un desafío. Desde su mismo comienzo, con ese montaje de primeros planos de basura, como representación de lo desecho de una historia. Una narración que se irá construyendo desde fuera de campo. A través de una voz en off en el sonido pero también, a través de un hombre, que también se encuentra en off visual del presente narrativo. Y también, una narración que se destruye con otro montaje de primeros planos, derruyendo el espacio habitado por ese hombre en el pasado. Pero ese no es el final porque el relato se transforma y muta cuando ese piso, ya reconstruido, vuelve a ser habitado. Otros primeros planos de unos pies hablando de caos, descontrol. La narración renace pero no lo hace sola. Esta auspiciada bajo una fantasmagoría. Sobre una pared blanca impacta una sombra de una ventana y la de un hombre abriéndola. Quizá fue solamente eso, la historia de un fantasma, de una ausencia.


Siempre me ha pasado. A veces uno aprende de oídas y como no se puede ver todo, tienes que empezar a ejercitar la selección. Pienso que igual que nuestra mente es selectiva, nuestra curiosidad también, y existen varios directores, seguramente más de los que me gusta, que he odio hablar de ellos. Viota es el caso pero también Nunes o Portabella. Y en estos casos, enseguida se enciende el motor del fetichismo y claro, tengo que comprar algo, ya sea un libro, o un dvd, o incluso una banda sonora para poder saber más del autor demandado. El cofre de Intermedio lo compré hace tres años y ahora es cuando he empezado a descubrirlo y a sentirme atraído por este santanderino de nacimiento y madrileño de adopción, y es que además me ha pasado una cosa mágica con él. Pero eso ya es otra historia, como diría Kipling, que espero seáis testigos en forma de video-ensayo.


                                     PAULINO VIOTA. TRABAJOS. (1966-1982).



Intermedio nos propone con Paulino Viota. Trabajos (1966-1982) una excepcional oportunidad de descubrir a uno de los directores más desconocidos del panorama nacional. Y la distribuidora no lo hace sola, hermanándose con agentes de otras disciplinas artísticas como el Museo Reina Sofía, ayudan a correr el telón  del olvido para presentarnos la filmografía de un aspirante eterno a la Escuela Oficial de Cine y autor de uno de los filmes más importantes de la historia del cine español. El completo digipack guarda cuidadosamente cuatro dvds en donde se puede establecer una interesante  cronología de su obra. Desde sus primeros cortometrajes hasta Contactos (16mm, 1970), película restaurada por la Filmoteca Española, pasando por Con uñas y dientes (35 mm, 1977) hasta llegar a Cuerpo a cuerpo (35 mm, 1982) y todo esto acompañando y contextualizado con presentaciones, conversaciones y un exquisito librito donde el propio director nos desvela y nos desgrana su forma ya no solo de hacer cine sino también, su forma de verlo como demuestra el estudio que realiza de la estructura de Río Grande (John Ford, USA, 1950). Un verdadero cofre para el alumno, el profesional y el espectador de un cine distinto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario