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domingo, 11 de octubre de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. La novedad frente al cliché.

 

Cuando uno piensa que se ha dicho todo sobre un género, en este caso el de la fantasía, es grato encontrar cosas, cuanto menos, originales en sus premisas que me hacen seguir buscando y pensar que todavía quedan nuevos puntos de vista por descubrir, quizá tantos como lectores, transformándose milagrosamente la búsqueda en una eterna. Qué oportunas serían ahora traer a colación las palabras que comparten dos amigos en la maravillosa película de Theo Angelopoulos, La mirada de Ulises (Tou vlemma tou Odyssea, 1995): "Lo primero que creó Dios fue el viaje, luego vendría la duda y la nostalgia."

Hoy hablaremos un poquito, como siempre, de un cómic aparecido allá por el 2016 de una compañía muy heterogénea de frikis, gamers y geeks políglotas, es así como se denominan ellos mismos en su página web que tienen un fuerte vínculo con el género de fantasía. El cómic en cuestión es Across The No lands. Los enanos de Tor'harn. (Escrito por Nax y dibujado por Mario del Pennino). Obra incluida en un movimiento editorial llamado NO LANDS COMICS, que incluye diferentes personajes y aventuras en diferentes espacios y tiempos que tienen en común el mundo de No lands y sus seis continentes-islas. Además lo insólito del asunto es que adoptan no sólo el género fantástico para relatar sus historias, sino que utilizan otros como el humor o incluso el Noir para escenificarlas. Centrándonos en Los enanos de Tor'Harn, la premisa es arrebatadoramente interesante. Nada más abrir sus páginas nos encontramos con un homenaje a la acción, un tributo al movimiento que lo hace enlazar con otras artes hermanas. No hay cabida para la literatura, no es posible descodificar sus secretos basándose solamente en la gramática literaria en esas primeras siete páginas, hay que utilizar otro tipo de gramática, la visual, para poder disfrutarlas. De esa manera una persecución se transforma en algo más, invoca un esfuerzo por parte del lector demandando varias veces que se vean esas páginas y se explore cada viñeta, otorgándola a cada una su tiempo extradiegético.

Para uno que considera a los enanos como unas de sus razas favoritas de la Fantasía, el descubrir esta historia fue un agradable enfoque novedoso aunque, y por desgracia, se fue desinflando poco a poco, resaltando uno de los problemas a los que se tiene que enfrentar todo tipo de narración, su desarrollo. Quizá sea esto lo único que diferencia a un relato de uno imperecedero. Los enanos de la isla de Tor'harn han combatido el frío aliándose con él mismo, descubriendo las "gemas de la vida" en el interior de sus montañas. Eso les ha proporcionado protección contra el gélido frío, además de su técnica minera de construir Pilares en los sitios estratégicos de los laberintos subterráneos donde intentan sobrevivir. Pero pronto ese equilibrio se romperá con la presencia de una oscuridad milenaria que los amenaza, por tanto, desesperados, tendrán que buscar en sus creencias ancestrales para mandar a un grupo de exploradores en busca del mítico portal Kol' Tuartha, que les pueda salvar haciéndoles huir a otra mundo. El grupo de exploradores, con sus características propias de cada integrante, el trayecto,  un recorrido descendente a lo desconocido, la escenografía cavernosa, las diferentes fases por las que pasarán con sus inevitables obstáculos en forma de incómodos enemigos, o la amenaza latente en cada rincón que dejen atrás, forman parte de un desarrollo que nos va recordando a otros típicos ya leídos y vistos, pero el enfoque primerizo que otorga al lectores que se inmiscuyan en sus aventuras es primordialmente novedoso y eso también habría que valorarlo.


  



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