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domingo, 27 de diciembre de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. Interioridades.

De la mano de Fandogamia en nuestro país y de la de Boom! Box en el suyo (USA) nos viene Giant Days, creado y escrito por John Allison, ilustrado por Lissa Treiman y ayudado en el color por Whitney Cogar. Aquí se ha publicado en forma de recopilatorios y hoy hablaremos del primero que incluye los cuatro primeros números. De alguna manera este post nos posiciona en terreno norteamericano del cual hablaremos las próximas semanas para comentar algunas publicaciones de carácter independiente del país al otro lado del Atlántico. ¡Adentrémonos en la universidad de la mano de Susan, Esther y Daisy!


                                                        (Página 9, viñetas 5,6 y 7).

Ya en el primer capítulo quedan establecidas las coordenadas por donde se irán moviendo la tríada protagónica, vagabundeando, naufragando en algunos casos, y en otros llegando a costas ignotas, envueltas en una aventura constante diaria. Y es que no existe mayor heroicidad que la de enfrentarse con la tediosa realidad y transformarla, para alegría del lector, observándola con otros ojos. No estoy hablando de (súper)heroínas ni tampoco de monstruos, ni siquiera de otras dimensiones paralelas sino que el verdadero enemigo a abatir será la gris y monótona realidad que invade ya no sólo al ámbito universitario sino a la propia vida y lo gracioso es que la mente de Allison ha pergeñado una estrategia apoyándose en elementos cotidianos, vulgares y superfluos para poder hacerla frente. El primero y ya que se trata de conocer a las protagonistas será invadir su zona de confort. Un ejemplo claro lo tenemos más arriba, Susan entra sin llamar en la habitación de Daisy y se la encuentra delante del ordenador mirando o haciendo cositas. ¿Cuántas veces nos ha pasado, verdad? Nuestra intimidad violentada y aunque se trate de amigas, la reacción tanto de una, el miedo (viñeta 6), como de la otra, la vergüenza (viñeta 7) nos habla de que ambas han cruzado líneas rojas.

                                                                  (Página 16).

Existen muchas maneras de enfrentarse a la seriedad de la cotidianidad, pero quizá su antónimo sea el arma más destructiva que haya. En la página 16 pero antes en la 15 se nos muestra en todo su esplendor, cuando Esther pone en acción lo que Susan llama "campo de drama activado". La ironía del texto se alía con el humor de la acción creando situaciones que para nada son tediosas, más bien, animadamente entretenidas. El concepto de animación es importante en la serie, no obstante Treiman es artista de Disney y a Allison se lo ha comparado con Joss Whedon. No tenemos que bajar la guardia, ni siquiera aunque lo hagamos desde el reino del cachondeo. La página de arriba no hubiese desentonado en ningún cartoon catódico a lo Avery o a lo Warner Bros, es más, podría pertenecer a una Silly Symphonies perfectamente.


                                                   (Página 5, viñetas 5, 6, 7 y 8).

La interioridad como muro a rebasar, no ya de un grupo de actantes, sino centrándose en el ámbito individual de cada uno de ellos. Aquí tenemos el ejemplo de Susan, aunque iremos descubriendo el de sus compañeras más adelante, McGraw, su antiguo amigo con visos de ser su novio de toda la vida que aparecerá en su misma Universidad. Tanto para Susan como para McGraw el choque es brutal, su mundo circunscrito a ese cuadradito se ha tambaleado, se ha oscurecido e incluso parece la viñeta cuarteada como si fuese un cristal que se va a hacer añicos de tanto mirarse el uno en el otro o viceversa. En definitiva ejemplos de secretos revelados, interioridades que salen a la luz para escenificar un cómic que merece la pena ser leído, o por lo menos este primer volumen.  

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