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domingo, 6 de diciembre de 2020

DOMINGO DE VIÑETAS. Reivindicaciones. (II).


Hoy reivindicar a José Luis Munuera no comporta un desafío pero hace unos años lo hubiese sido, y es que estamos hablando de un historietista que ahora mismo está embarcado en una aventura maravillosa y desafiante, continuar la estela dejada por Louis Salvérius y Willy Lambil con Las túnicas azules, cosa por otra parte que no es nueva para el dibujante de Lorca, hace unos años hizo lo mismo con el legado de Spirou y Fantasio entregando una serie de Bds con guion de Jean-David Morvan extraordinarios, y de hecho siguiendo con Dupuis se encuentra ampliando el universo "franquiniano" con el personaje de Zorglub y su hija de una manera desenfadada y genial. Eso es su presente, uno que promete, pero su pasado quizá no fue tan prometedor. La serie de Los Campbell se sigue circunscribiendo al universo Dupuis, y más concretamente, a la emblemática revista Spirou dentro de una línea juvenil desenfadada que vio la luz a cinco números y que hoy hablaremos del primero, Inferno.

El pincel de Munuera es incuestionable y también lo más fácil es su defensa, te puede gustar su estilo "cartoonnist" o no, pero el reconocimiento a un tipo de estética no será lo que me lleve hoy a hablar de su trabajo pirata,  sino reivindicar una cierta forma de narración y Los Campbell  puede ser su paradigma. Una forma de contar heredera de la mítica revista Spirou y su forma "coleccionable" de escenificar las aventuras de sus héroes, posicionándonos en el borde mismo del suspense, mirando su fondo y pensando en el qué pasará sostenido sobre un continuará, otorgándonos las claves suficientes para disfrutar de esta saga corsaria.

Para empezar, si queremos ser consecuentes con esa manera narrativa continuista de tipo coleccionable, lo primero que habrá que encontrar es el punto y aparte de la trama, una forma de cesura en el formato álbum. ¿Cómo lo consigue José Luis? Lo tenéis más arriba. Cada segmento de su Inferno está dividido en cinco páginas y entre medias, estas páginas en blanco ligeramente esbozadas con un dibujo. Es osado, pero al mismo tiempo, seguro pensar que aprovechar una página en blanco con solo un dibujo puede llegar a ser insultante, sobre todo para el lector, pero también es una forma de prologar la historia que vamos a leer a continuación, escenificándola con un apunte. Por ejemplo las viñetas que vamos a disfrutar a continuación de esa imagen, la del personaje de Fanny, tendrá algo que ver con la misma. Al mismo tiempo es extraordinario la idea de encapsular un tema en solamente cinco páginas y además conectarlos con esas páginas en blanco, construyendo al final del álbum una historia ya no solo de los protagonistas sino de todos aquellos personajes aledaños a la diégesis, me viene a la memoria el invento de Génova en la segunda historia, el Cocodriómetro, que después regresará para ayudar a nuestros protagonistas a escapar. Esto nos lleva a pensar que nada es accesorio en la historia, que todo importa hasta el más mínimo detalle, incluido, los pequeños homenajes a otras Bds como el que hace a los Dalton del Lucky Luke de Morris.

Todo parece tener cabida en este primer volumen de Los Campbell, el pasado que nunca se olvida y regresa con unas páginas descoloridas por el agua salada del recuerdo.


                           (Página 55, viñetas 1, 2 y 3, de la edición de Dibbuks).

Los fantasmas que regresan a la cabeza de los actantes avisándoles que lo pretérito puede regresar en cualquier momento.


                                               (Páginas 19, viñetas 4, 5, 6 y 7). 

Los actantes secundarios que mutan en esenciales para sustentar una mejor construcción de la trama.


                                                             (Página 4, viñeta 1).

Todo parece estar engarzados perfectamente a través de esos pequeños huecos, dándonos la oportunidad de asistir no sólo a una aventura sino a ser testigos de cómo un padre educa a sus dos hijas en un escenario tan ripio como el caribe del siglo XIX pero al mismo tiempo, descubriendo la novedad en una isla leprosa por citar un ejemplo. 


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